■ La otra pieza del plan es una alianza por la educación entre el SNTE y el gobierno federal
Con petroleros y electricistas, organiza Gordillo gran frente sindical-electoral
Ampliar la imagen Elba Esther Gordillo Morales, presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en imagen de archivo Foto: José Antonio López
La maquinaria electoral de Elba Esther Gordillo está de nuevo en marcha, con dos piezas principales: una “alianza por la educación”, que incluye un convenio entre el sindicato magisterial y el gobierno federal, y un nuevo frente sindical formado por maestros, petroleros y electricistas.
La primera pieza, según fuentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), formalizará el papel de “enlace” conferido a Ernesto Cordero, titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), por el presidente Felipe Calderón.
“Estoy hasta el gorro del pleito entre Josefina (Vázquez Mota) y la maestra. Te encargo que la relación entre ellas sea fluida”, fue una de las primeras órdenes de Calderón a Cordero, nombrado el 15 de enero pasado, según fuentes allegadas al secretario.
Como parte de esa encomienda, sostienen dirigentes del SNTE, hacia el 15 de mayo Cordero anunciará, junto con Gordillo, un programa destinado a que los maestros se sumen a la política social del Presidente (probablemente se presente con otro nombre, pues “alianza” ya lo ostenta un programa común de la empresa Microsoft y la Secretaría de Educación Pública).
La otra pieza de la estrategia la dio a conocer Gordillo en un reciente encuentro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del SNTE. Este 7 de mayo, dijo, se reuniría con los dirigentes del sindicato petrolero (STPRM), Carlos Romero Deschamps, y Víctor Fuentes del Villar, del Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM). El objeto de la cita, informó la presidenta del SNTE, es preparar el anuncio de un nuevo agrupamiento sindical, inspirado en el documento que ella presentó en el grupo Compromisos por la Nación, en 1995. Maestros, petroleros y electricistas serían los principales gremios del nuevo frente.
Según fuentes del Congreso del Trabajo, tanto el STPRM como el SUTERM han marcado distancia con ese organismo y con la Confederación de Trabajadores de México (CTM), a la que pertenecen. Los petroleros, por ejemplo, han mantenido un extraño silencio respecto de la reforma energética, al tiempo que, según analistas laborales, se han acercado al gobierno calderonista.
En la cúpula de los electricistas existe descontento por el desempeño de Víctor Fuentes, sobrino del extinto Leonardo Rodríguez Alcaine, particularmente en lo que hace a su relación con Joaquín Gamboa Pascoe, secretario general de la CTM.
A los dirigentes del SNTE Gordillo ha dicho que el nuevo agrupamiento tiene como finalidad “defenderse de una eventual reforma laboral”.
Congreso del SNTE, con sigilo
A las alianzas con el gobierno y con otros sindicatos se suma una agitada agenda en el frente interno.
Electa presidenta del SNTE por cuatro años, en el congreso celebrado en Tonatico en marzo de 2004, Gordillo debe renovar su mandato en un congreso nacional.
Con estatutos a modo, el Consejo Nacional del sindicato, integrado sólo por leales al elbismo, prorrogó el mandato de la profesora “por el tiempo que sea necesario”, en reunión efectuada en Rosarito, Baja California, en julio de 2007. Hace unas semanas, en una de las sedes del SNTE en la ciudad de México, se ratificó la decisión.
La nueva relección de Gordillo se completaría con una reorganización del CEN, que pasaría de 74 posiciones a sólo 15, dos reservadas para “externos” nombrados por la presidenta.
La “reorganización” pasaría por la desaparición de la secretaría ejecutiva del SNTE, en manos de Rafael Ochoa Guzmán.
En reuniones del CEN, Gordillo ha dicho que sólo la presidencia del sindicato trabaja y que la secretaría ejecutiva “no funciona”.
A los dirigentes que le son leales Gordillo ha dicho que el congreso nacional del SNTE será a fines de mayo. Aunque, como siempre, los detalles del acto se guardan con sigilo, las empresas encargadas del transporte y el hospedaje de los delegados del SNTE ya avanzan tratos en al menos cinco posibles sedes.
El sindicalismo ante la nación
Enfrentada siempre con Ernesto Zedillo, Gordillo promovió una aventura “disidente” en cuanto éste llegó a la Presidencia.
El 16 de febrero de 1995 firmó la convocatoria al primer foro El sindicalismo frente a la crisis y ante la nación, junto con los líderes del Sindicato Mexicano de Electricistas y la Confederación Obrera Revolucionaria.
En el llamamiento, definieron el foro como “parte del gran debate democrático nacional al que convocamos para fijar las bases que nos permitan arribar a un nuevo pacto social, que reivindique para la nación sus áreas estratégicas, que redefina la rectoría del Estado para imponer un desarrollo que favorezca a todos los mexicanos”.
Planteaban que los sindicatos recuperaran “el espacio que nos corresponde en la formulación de las políticas públicas”.
Según algunos de sus allegados, con aquella iniciativa, que ahora redita, la profesora buscaba crear una nueva central obrera para restar peso a los sindicatos corporativos del PRI y tener interlocución directa con el gobierno.
Pronto se sumaron más gremios al foro, de modo que el 1º de mayo de 1995, mientras Zedillo se reunía con los sindicatos oficiales en Los Pinos, el templete del Zócalo fue ocupado por Gordillo, Alberto Juárez Blancas, Francisco Hernández Juárez, Agustín Rodríguez y Alejandra Barrales, entre otros. A la postre, varios de los organismos foristas darían vida a la Unión Nacional de Trabajadores. Aún ahora, dirigentes sindicales que participaron en el experimento, dicen que Gordillo sólo usó el foro para amagar al gobierno zedillista.
Unos meses antes de aquel 1º de mayo, Gordillo había presentado un documento en el marco de los Compromisos por la Nación, que ahora quiere retomar como fuente de inspiración de una nueva central sindical.
En ese documento, la chiapaneca partía del “agotamiento del corporativismo y de las posturas meramente confrontadoras” y proponía reconocer y respetar la pluralidad en los sindicatos.
Aunque quizá el punto que más le interese de los que esbozó entonces sea el que fraseó así: “Es necesario replantear las relaciones con el Estado, los partidos y las empresas, a partir de la defensa y pleno reconocimiento de la autonomía sindical; suprimir el registro gubernamental de las organizaciones y las dirigencias y la calificación de las huelgas como mecanismo de control”.
¿Autonomía sindical? “Es un frente electoral, nada más”, dice un miembro del CEN del SNTE.