■ El elevado deterioro de los edificios pone en riesgo la vida de sus habitantes
A más de 30 años de su construcción, la Unidad El Rosario se agrieta y se hunde
■ Denuncian vecinos la falta de apoyo de las autoridades de Azcapotzalco y del GDF
Ampliar la imagen Una habitante del edificio Efrén Hernández relata a La Jornada el miedo que siente al vivir en su departamento, por el grado de deterioro que presenta Foto: Roberto García Ortiz
Construida hace más de tres décadas, la Unidad Habitacional El Rosario ha comenzado a sufrir los estragos del tiempo, a grado tal que el deterioro en algunos de sus edificios pone en riesgo la vida de sus habitantes.
Como botón de muestra, desde hace dos años el edificio Efrén Hernández comenzó a hundirse por uno de sus costados, lo que ha provocado que, desde la azotea hasta el suelo, se extienda una grieta que va de dos a siete centímetros de ancho.
El punto más vulnerable es la escalera que conduce a los 10 departamentos de la entrada tres, pues prácticamente está separada de las estructuras de ambos lados que la soportan; en general, las viviendas presentan fisuras en techos, paredes y lozas.
Esta situación ha provocado a los vecinos trastornos emocionales. “Ya no dormimos bien pensando que en cualquier momento se cae el edificio. Viera usted el susto que nos dio el temblor de hace unos días, porque comenzaron a desprenderse cachitos de la pared”, señaló Eugenia López.
La representante de los condóminos detalló que desde que comenzaron las primeras averías se reportó la situación a las autoridades de la delegación Azcapotzalco, quienes realizaron una inspección ocular en el edificio.
Después de la revisión, la subdirección de Protección Civil constató el mal estado del inmueble, e inclusive recomendó su rehabilitación, a fin de evitar alguna contingencia, pero no hubo ni asesoría ni ayuda formal.
En cambio, en marzo del año pasado la administración que encabeza Alejandro Carbajal González realizó trabajos de remozamiento para mejorar la imagen de la unidad, que incluyeron pinta de módulos, centros deportivos y educativos, así como reparación de banquetas y calles.
Privilegian áreas verdes
Los condóminos, 70 por ciento de los cuales son adultos m
Ante ello, han peregrinado por diferentes dependencias capitalinas, entre ellas el Instituto de la Vivienda del Distrito Federal, donde solicitaron un crédito del programa para el mejoramiento de vivienda, que les fue negado, pues sólo es autorizado para arreglos dentro de los departamentos.
“Cuando se presentan problemas estructurales en el edificio no se aplica, por sobrepasar el presupuesto manejado por el programa”, argumentó el área responsable.
También han ido de concurso en concurso de cuanto programa han tenido conocimiento. “Pero todos los hemos perdido, porque no hemos contado con el apoyo de los vecinos”, comenta María de la Luz Pérez, una de las afectadas.
Uno de ellos fue el año pasado para obtener recursos de la Procuraduría Social (Prosoc), pero por mayoría de votos se optó por un proyecto para cambiar el adoquín y colocar herrería en las jardineras. Lo mismo ocurrió con el apoyo que ofrece el Centro Cultural de la unidad, que distribuye el ingreso que obtiene por el espacio que renta para una antena de teléfonos. Ganó quien propuso dar mantenimiento a las áreas verdes.
Ahora, después de acudir directamente a las oficinas del Gobierno del Distrito Federal, cifran sus esperanzas en que la Prosoc, adonde los canalizaron, atienda su demanda, pues a decir del ingeniero Gustavo Reyes, quien les hizo un dictamen, durante la temporada de lluvias el riesgo es mayor, porque continúa el hundimiento del inmueble.