TOROS
■ Sebastián Castella cosechó un racimo de orejas en las ferias de Puebla y Aguascalientes
Por segunda vez en el año, la mala suerte frustró la cita Joselito Adame-José Tomás
■ El madrileño, por su parte, enloqueció a la afición aguascalentense en el festejo del sábado
Ampliar la imagen Los toreros Sebastián Castella y Eulalio López Zotoluco en la plaza de San Marcos, luego de haber cortado dos orejas cada uno durante la primera corrida de la feria aguascalentense Foto: Juan Manuel Robledo
Joselito Adame lo tenía planeado al detalle: torear el viernes con Sebastián Castella en Aguascalientes, repetir ahí mismo el sábado, pero con José Tomás, y encerrarse ayer con cuatro bestias en la desangelada plaza de Cancún. Esa era la idea: alternar en la ciudad que lo vio nacer con los dos matadores más importantes de Europa, sudar el traje de luces bajo el sol de Caribe y, después de levantar esa polvareda, volar a Madrid para confirmar su alternativa el 25 de mayo en Las Ventas.
Todo, sin embargo, se vino abajo, cuando la noche del pasado jueves, en vísperas de la cita con Castella, Joselito no pegó el ojo porque comió algo que le ocasionó vómitos, diarrea y una deshidratación que le produjo un desmayo. Retacado de medicinas contra la fiebre y el desorden intestinal, hizo el paseíllo de todos modos el viernes a las seis de la tarde, entre Castella y Eulalio López El Zotoluco, pero su actuación fue deplorable, según las crónicas.
Sin echarse para atrás, aunque apenas se sostenía en pie, mató a los dos ejemplares de su lote, dándose mañas incluso para banderillearlos –“de manera ventajista”, como le reprochó un estricto y enterado “crítico–, sólo a tiempo de salir de allí, aún más enfermo, rumbo a la clínica Guadalupe. Esa noche la temperatura le subió a 40 grados, y la náusea y las molestias colaterales tampoco le permitieron dormir, por lo que, en vista de las circunstancias, canceló su presentación del sábado y también la del domingo en Cancún.
En una entrevista que le concedió en la clínica al blog Burladerodos.com, Joselito Adame explicó, “muy contrariado”, que le estaban practicando todo tipo de análisis para identificar al virus o la bacteria que lo tiene postrado en tan lamentables condiciones.
Esta es la segunda ocasión, en lo que va de 2008, en que el infortunio le impide torear con José Tomás. Ambos estaban anunciados para la corrida del 5 de febrero en la Plaza México pero, unos días antes, al clavar un par de banderillas en la arena de un pueblo de Jalisco, recibió una cornada en la axila izquierda que lo obligó a guardar cama y a perder la histórica fecha en que iba a confirmar su alternativa ante el público de la ciudad de México.
Después de reponerse de aquel percance, se trasladó a Guadalajara el 17 de febrero, donde estaba anunciado con Castella y el maestro colombiano César Rincón, pero la mala suerte se le atravesó, ahora, al matador francés, que se lastimó una mano mientras entrenaba y tuvo que ser sustituido por El Zotoluco.
Quienes vimos a Joselito aquella tarde en el Nuevo Progreso de los tapatíos, en que cortó dos orejas tras una faena imponente al primero de su lote, para convertirse en el máximo triunfador de la temporada de invierno en aquella ciudad, todavía recordamos los pases de trinchera que dibujó en el centro del redondel, cimbrando a la plaza con un poderío en la muleta similar al de Manolo Martínez en sus mejores tiempos.
Ahora, mientras el laboratorio determina qué padece la mayor promesa taurina que tenemos, cabe agregar que en la corrida del viernes Castella le cortó dos orejas a un séptimo cajón de regalo y se fue a Puebla donde, el sábado, repitió la dosis de trofeos en la placita del Relicario para volver ayer a Aguascalientes y realizar un faenón que ahí queda.
Por su parte, José Tomás salió del festejo sabatino en el coso aguascalentense también con dos orejas, una por cada toro, después de enloquecer a un público que se le había entregado de antemano.