■ Sorprende la ceguera gubernamental que evita protección de variedades del maíz, dicen
Prevén activistas y expertos férrea lucha contra el aval a los plantíos transgénicos
■ Especialista señala que el imponer los OGM violenta el sentir de los labriegos
Ampliar la imagen Ambientalistas, campesinos y expertos han advertido sobre los riesgos que implica introducir transgénicos al país Foto: Reuters
Ni el gobierno ni el Congreso de la Unión y menos las trasnacionales detendrán la lucha en contra de las plantaciones del maíz genéticamente modificado, destacaron investigadores, integrantes de organizaciones ambientalistas y campesinos de Guerrero.
Durante la presentación de los libros La contaminación transgénica del maíz en México y ¿Maíz transgénico?, riesgos para el ambiente, la salud y la soberanía alimentaria del México, Elena Álvarez Buylla, del Instituto de Ecología de la UNAM, comentó que la ley de bioseguridad de organismos genéticamente modificados (OGM) y su reglamento no hacen honor al Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, en el que se resalta el principio precautorio.
“Sorprende la ceguera y sordera de quienes están a cargo de la bioseguridad del país”, dijo, y no descartó la posibilidad de que los interesados en los transgénicos hagan lo posible para hacer a un lado el régimen especial del maíz, único candado para proteger las razas y variedades del grano.
Durante varios años se han señalado los riesgos que implica introducir OGM al país, pues las plantaciones “reguladas” no impiden la contaminación. Ahora lo importante es llamar la conciencia de los encargados de la bioseguridad para que apliquen el principio precautorio, como lo señala el Protocolo de Cartagena.
“Si no logramos llamar a la conciencia de quienes están a cargo de la bioseguridad, seguirán con las trampas legaloides que van en contra del espíritu del principio precautorio”, sostuvo.
Asimismo destacó la importancia de que la ciencia independiente mantenga su compromiso con la sociedad y el ambiente, además de colaborar con las organizaciones civiles.
Ana de Ita, del Centro de Estudios para el Cambio del Campo Mexicano (Ceccam), dijo que la imposición del maíz transgénico que pretenden consolidar el gobierno y las trasnacionales violenta el sentir de los campesinos, y advirtió que la resistencia en contra de ese tipo de maíz continuará.
En uno de los libros, dividido en seis capítulos, se presenta el caso de la contaminación del maíz en la sierra de Oaxaca y la defensa de las variedades criollas que emprendieron los campesinos, recuerda que el grano ha sido uno de los cultivos preferidos para la experimentación por las compañías y los gobiernos promotores de transgénicos debido a su enorme capacidad productiva.
Impera la desinformación
Luego, Celerino Tlacotempa y Álvaro Flores Castro, de la Sociedad de Solidaridad Social Sanzekan Tinemi –organización guerrerense integrada a UNORCA–, hablaron del esfuerzo de las familias indígenas para conservar sus semillas, de la eliminación paulatina del uso de agroquímicos y del aprendizaje para el control orgánico de las plagas, uso de los abonos orgánicos y de la conservación de los suelos y aguas.
En el campo, mencionaron, hay mucha desinformación sobre transgénicos, hay quienes no saben de la existencia de esas semillas ni de los cultivos, por eso consideraron que el libro ¿Maíz transgénico? respalda la defensa de su grano para detener el “ataque brutal de las trasnacionales”.