■ Advierte el Partido Colorado que “contrarrestará al Ejecutivo” desde el Congreso
Fortalecer la coalición de gobierno en Paraguay, primera tarea: Lugo
■ Derrota catastrófica por la mala administración de Duarte, dice el ex presidente Wasmosy
■ Felicitaciones de EU, países de AL, Europa y partidos de izquierda al nuevo gobernante
Ampliar la imagen El presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo, visitó ayer un barrio de Asunción, donde jugó con un grupo de niños que le salieron al paso Foto: Reuters
Asunción, 21 de abril. El presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo, que enfrentará un Congreso dominado por organizaciones que protagonizaron la escena política paraguaya en las últimas seis décadas, incluido el Partido Colorado, afirmó hoy que su primera tarea en el periodo de transición y en el gobierno, a partir del 15 de agosto, será “fortalecer la coalición” con la que se impuso en los comicios del domingo.
Pese al holgado triunfo de Lugo en las urnas –con una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre su más cercano contendiente–, miembros de la tradicional clase política encabezados por el presidente Nicanor Duarte advirtieron que en durante los cinco años del próximo periodo presidencial contrarrestarán al Poder Ejecutivo desde el Congreso.
“Nosotros, como Partido Colorado, vamos a ser una oposición responsable porque todos somos combatientes, no somos pusilánimes ni sobornables; seremos una buena oposición por el bien del país”, dijo Duarte a la prensa local, según declaraciones publicadas por el diario Última Hora en su sitio de Internet.
Además de elegir presidente, el domingo los paraguayos también renovaron el parlamento bicamaral compuesto por 45 senadores y 80 diputados, algunos de los cuales llegan a las cámaras por la fórmula de representación proporcional, basada en los votos obtenidos por su partido. Los ciudadanos votaron también por unos 700 puestos municipales.
El actual senador Juan Carlos Galaverna, que ocupa el puesto número tres en la lista colorada de los escaños proporcionales, aseguró el domingo –tras confirmarse la elección de Lugo– que en la próxima legislatura se convertirá en un “anti-Lugo”.
Pero probablemente no será el único, puesto que en la nómina del partido que ha gobernado en los últimos 61 años se encuentran otros políticos que hicieron campaña por la candidata Blanca Ovelar o personalidades simbólicas como Alfredo Goli Stroessner, nieto del ex dictador del mismo nombre, que gobernó con mano de hierro entre 1954 y 1989, cuando fue derrocado por un golpe militar.
Faltan bancas por decidir
La composición del Congreso no está totalmente definida debido a que hay algunas bancas en disputa en la Cámara baja, pero el panorama en la Cámara alta parece claro.
Los colorados tendrán 18 asientos en la Cámara de Senadores mientras el partido de Lugo, la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), ocupará 16, lo cual incluye representantes del Partido del Movimiento al Socialismo y el Movimiento Popular Tekojoja, de acuerdo con un despacho de la agencia Dpa. El Senado se completará con ocho representantes del partido del general golpista Lino Oviedo (el 22 de abril de 1996 encabezó una intentona contra el entonces presidente Juan Carlos Wasmosy), la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos, y tres del Partido Patria Querida.
Los primeros datos del Tribunal Superior de Justicia Electoral, el órgano encargado de los comicios, mostraron hoy que el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), una de las organizaciones que integraron hace ocho meses la APC de Lugo, retuvo cuatro gobiernos provinciales y sumó dos más.
El derechista PLRA, que colocó como candidato a la vicepresidencia a Federico Franco, es la mayor fuerza política integrada en la APC, que además cuenta con el apoyo de disidentes del Partido Colorado y de una veintena de agrupaciones indígenas, campesinos y organizaciones de izquierda.
Además del frágil balance en el Congreso, Lugo comenzará su gobierno en agosto al lado de un Poder Judicial controlado por colorados, así como por un aparato burocrático compuesto por alrededor de 200 mil empleados públicos afines al partido que deja el poder.
Debido a que en este país los trabajadores de la administración pública central se afiliaban tradicionalmente al Partido Colorado para asegurar su nombre en la nómina, Lugo ratificó este lunes en una entrevista con Afp que en el futuro no será necesario militar en la antigua organización hegemónica para entrar en el servicio público.
La derrota de los colorados no sólo propició el debate sobre cómo desarrollarán sus actividades en las filas de la oposición, sino también sobre quién fue el responsable de su salida del poder.
El ex presidente Juan Carlos Wasmosy (1993-1998) calificó de “catastrófica” la derrota, culpó a Duarte de ella y consideró que “fue un voto de castigo por la mala administración” del mandatario saliente.
El ex vicepresidente Luis Alberto Castiglioni –quien acompañó a Duarte en la fórmula colorada hace cinco años, pero renunció a su cargo en octubre pasado tras no verse favorecido en las primarias coloradas– dijo que el triunfo opositor es consecuencia de la “autocracia y el autoritarismo” y del escaso apoyo a Ovelar.
Desde el exterior, Lugo recibió hoy las felicitaciones de los gobiernos de Venezuela, Argentina, Brasil, Costa Rica, Nicaragua, Uruguay, Ecuador, Chile y España, y de partidos de izquierda como el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador y el Frente Amplio Progresista de México.
El vocero del Departamento de Estado, Tom Casey, afirmó que el gobierno de George W. Bush espera “trabajar” con Lugo, pero evitó hacer comentarios sobre la posibilidad de que la administración del ex obispo asuma posturas críticas a Washington como en los casos del presidente Hugo Chávez de Venezuela y Evo Morales de Bolivia.
Brasil, en tanto, se mostró dividido sobre el proyecto de Lugo de renegociar los acuerdos sobre exportación de electricidad desde presas ubicadas en zonas que comparte con Paraguay.
El presidente Luiz Inacio Lula da Silva afirmó primero que la venta es producto de un tratado firmado en 1973 que no pretende modificar, pero más tarde el canciller Celso Amorim dijo que Brasilia estaría dispuesta a aceptar un reajuste. Desde Buenos Aires, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner envió sus felicitaciones, pero evitó referencias a un acuerdo comercial energético similar al de Brasil, que Lugo también ha denunciado por ser ventajoso para Argentina.