■ Se presenta en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, hasta el 5 de junio
Ofelia o la madre muerta combina la anorexia con la tragedia shakespiriana
Ampliar la imagen Una especie de tumba de agua es uno de los elementos escenográficos utilizados en la obra Foto: María Meléndrez Parada
La tragedia escrita por William Shakespeare, Hamlet, es trastocada por el dramaturgo y siquiatra chileno Marco Antonio de la Parra, autor de la obra Ofelia o la madre muerta, en la que aborda el tema de la anorexia, el abuso sicológico, el suministro de fármacos y la ambición de poder.
Dirigida por María Morett, la puesta en escena tiene como protagonista a una Ofelia angustiada y agonizante, estática; deseada y odiada, enloquecida; que confronta a sus tíos, quienes igual son sus médicos (Gertrudis y Claudio), asesinos de su madre.
En esta historia Ofelia intenta ritualmente el suicidio, deja de comer y hablar, se rehúsa a ser atendida en una clínica de rehabilitación, en la que finalmente será internada por sus tíos y médicos para acallarla, para así encubrir su asesinato, con el afán, según ellos, de “procurar” la recuperación de la terrible enfermedad que padece: anorexia.
Enfermedad que en realidad sí sufre, pero que al mismo tiempo le permite denunciar el asesinato de su madre y de paso el del padre de Hamlet, encubierto por una operación quirúrgica.
El suministro de fármacos a su persona, para en principio “aliviar” su enfermedad, la convierten en adicta y terminarán por acabar con su vida, al solicitar ella misma ser inyectada con más droga y así escapar del fantasma y recuerdo de su madre y del abuso sicológico de sus tíos y médicos.
Aquí, Polonio es el administrador de la clínica, Gertrudis es dueña de la misma, Claudio es un siquiatra y Hamlet estudia medicina y quiere ser cirujano plástico.
En Ofelia o la madre muerta, “se conjuga una historia de poder, con el problema de la anorexia, en un montaje que quiere ser onírico y lúdico”. Una caminadora, un sillón, un refrigerador y una especie de tumba de agua al centro del escenario, integran los elementos del montaje, durante el cual, de principio a fin, con algunos momentos de silencio, la mezzosoprano Verónica Alexanderson, como una de las tres Ofelias que aparecen, canta en vivo una selección de arias compuestas por Rinaldo, Haendel, Mahler, Purcell, Monteverdi y Vivaldi, entre otros.
Para María Morett, quien además de la dirección está a cargo de la escenografía y el vestuario, “la depresión, y el vacío que provoca en las personas, es la principal enfermedad que hoy día se vive en el mundo”. La anorexia, dice, “tiene que ver mucho con la relación que se tuvo de pequeños o pequeñas con la madre, cuando nos alimenta; así como con la relación que se tiene con una misma”.
Con las actuaciones de Imelda Castro, Elia Domenzáin, Acoyani Guzmán, Guillermo Henry, Fernando Huerta y Pablo Laffitte, diseño de video de Philippe Amand, iluminación Marcela Flores, Ofelia… se presenta del 18 de abril al 6 de junio, en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, del Centro Cultural Universitario (Insurgentes sur 3000). Viernes, 20 horas, sábados 19 y domingos 18 horas.