■ La arquidiócesis insta a la concordia
Iglesias piden al gobierno retirar la campaña
Las iglesias evangélicas de México y la católica en el Distrito Federal llamaron a las organizaciones políticas y sociales a mantener un diálogo de altura y de civilidad en torno a los problemas nacionales y dejar al margen de su actuar la puesta en marcha de campañas de descalificaciones, con el fin de evitar que en el país se repitan escenarios de encono y crispación como los ocurridos en el proceso de las elecciones presidenciales de 2006.
En sendos llamados, consideraron necesario que el gobierno federal, en el ejercicio de sus facultades, retire las “descalificaciones” que se trasmiten por televisión y en las que se pretende equiparar equívocamente el actuar social del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador con acciones condenables que encabezaron Adolfo Hitler, Benito Mussolini, Augusto Pinochet y Victoriano Huerta.
La Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) se pronunció enérgicamente en contra del “linchamiento social hacia cualquier persona o institución” y calificó de “muy negativo” que por parte de la sociedad civil surjan campañas mediáticas que “vengan a incrementar el encono en la sociedad”.
Arturo Farela, presidente nacional de Confraternice, se congratuló porque el Partido Acción Nacional haya aclarado que López Obrador no es ninguno de los personajes con los que se le pretende identificar en la campaña mediática.
“Esto nos hace ver que en PAN hay políticos maduros, políticos responsables en estos momentos en que México está atravesando en un momento de prueba difícil”, confió.
La Arquidiócesis Primada de México puntualizó que por el momento no emitirán “ningún tipo de condena” sobre la propaganda que tiene lugar en la televisión en contra de López Obrador y el movimiento nacional de resistencia civil que encabeza en defensa del petróleo.
“Pedimos que las partes se moderen y puedan llegar a un diálogo”, afirmó el vocero arquidiocesano, Hugo Valdemar, al tiempo que aclaró que “el papel de la Iglesia no es atizar ningún tipo de fuego. Debe ser el de calmar las cosas, reconciliar, hacer que los actores busquen la manera de entenderse y no acabarse unos a otros”.
Con base en la experiencia de la crispación social que tuvo lugar en el 2006 a causa de los resultados de las elecciones presidenciales, dijo en entrevista que en el interior de la Iglesia católica “vemos con mucha preocupación el encono que se ha causado (en el tema de la reforma energética) y por lo mismo nos parece oportuno no ponernos de un lado u otro”.