■ Escaparate de la diversidad de las culturas en resistencia, comenzará el 21 de abril
Ollin Kan no trae estrellas, sino comunidades: José Luis Cruz
■ Participarán 65 agrupaciones internacionales y 53 nacionales
■ La semana, dedicada a Haití, incluirá artes visuales y gastronomía
■ Concluirá el 18 de mayo con un gran concierto en el Zócalo
Ampliar la imagen El músico maliense Cheick Tidiane Seck y el grupo purépecha Tumbiecha forman parte del programa de esta quinta edición
A lo largo del planeta, innumerables comunidades crean música, pintura, poesía, teatro, danza reflejo de su existencia, de su identidad. Ante un mundo que cada vez se homogeneiza más, estas culturas se conciben en resistencia.
El Festival Ollin Kan Tlalpan llega a su quinta edición como escaparate único para conocer la maravillosa diversidad de estas culturas en resistencia, en los cinco continentes.
A la hora de programar, lo que sobre todo importa a José Luis Cruz, director general del festival y reconocido dramaturgo, es mostrar la inmensa riqueza de los procesos culturales que ocurren en el planeta.
Por eso “el festival no trae estrellas, trae comunidades”, explicó en entrevista Cruz, director general de Cultura de la delegación Tlalpan. Aunque, claro, en ocasiones, dentro de esas comunidades vienen estrellas, como ahora la cantante Fatoumata Diawara (Malí) y Cheick Tidiane Seck y las Estrellas de Malí.
En esta edición, que se llevará a cabo del 21 de abril al 18 de mayo, con 65 grupos internacionales, se enfatiza la presencia de un norte europeo “poco conocido”, con, entre otros, Svang Harmonica Ensemble (Finlandia); Reel Road (Rusia), que “hace folk enraizado en la tradición rusa pero con fuertes vínculos con sonidos más celtas”; y Bazar Bla (Suecia), “que profundiza en la música nórdica y los puntos de coincidencia con otras tradiciones musicales del centro y este europeo”.
También destaca la semana dedicada a la presencia de Haití, a su música, artes visuales y gastronomía.
Además habrá una muestra de cultura bretona, con, por mencionar uno, Jacky Molard Accoustic Quartet, “uno de los responsables del resurgimiento de la música bretona”.
Por otro lado, habrá una “muestra compleja de los fenómenos y procesos culturales de Latinoamérica y el Caribe. Por ejemplo, un homenaje al gran músico de Belice Andy Palacios”, quien falleció recientemente y participó en el festival del año pasado.
Habrá presencia de la cultura garífuna con Umalali y Aurelio Martínez (Belice-Honduras).
En la programación de México habrá 53 agrupaciones de 15 entidades. “Una de nuestras preocupaciones es mostrar la enorme diversidad de la cultura tradicional, y sobre todo la mostramos por medio de las manifestaciones de la cultura comunitaria del mundo indígena”, dijo el director general. Por mencionar un grupo destacado, estará el purépecha Tumbiecha.
Mundo mestizo
También estará el mundo mestizo, con los grandes soneros, con los Hermanos Tavira y la Banda de Tlayacapan; y el mundo urbano, con, entre muchos otros, el Coro de la Resistencia, que se formó como parte de la resistencia cultural durante el plantón contra el fraude, en 2006. Se rendirá homenaje a Los Nakos y a Tribu.
Como es costumbre, el festival culminará con un gran concierto en el Zócalo, en el cual se ofrecerá una variedad del amplio abanico, incluida danza contemporánea (Barro Rojo) y Molotov.
Este año el festival expande su presencia y estará en las 16 delegaciones de la ciudad, mediante el programa de Circuito de Festivales, de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal. Además se presentará en el estado de México (Ecatepec y Chalco); en Chiapas, en colaboración con la Universidad Autónoma de Chiapas, y en Oaxaca.
Por otro lado, de nuevo se presentará en Cuernavaca.
En el caso de Chiapas, el festival trabaja con la universidad en un proyecto cultural amplio que busca “combatir por medio de la cultura los graves rezagos” en la región (Tapachula).
Y el festival viaja al extranjero: habrá Ollin Kan en Portugal (julio próximo), Sevilla y Haití (mayo próximo, si las condiciones políticas lo permiten). También están viendo la posibilidad de llevar el festival a Barcelona, San Sebastián y Bretaña (Francia), y están en pláticas con las autoridades culturales de Venezuela y de Cartagena de Indias (Colombia). En muchos casos, la relación es de municipio a municipio.
Además tienen un convenio de colaboración con el Festival sur le Niger (Malí).
En el caso de los Ollin Kan, que se presentarán en distintos lugares del planeta, la idea es “dar un contexto lo más completo posible de lo que representan las grandes tradiciones mexicanas en todas las áreas (música, danza, artes plásticas, cine, gastronomía y artesanal)”, además de presentar cultura de distintas partes del planeta.
El festival, “proyecto de la ciudad de México por medio de la delegación Tlalpan y la Secretaría de Cultura”, cuenta con el apoyo de la iniciativa privada y de embajadas.
A los artistas sólo se les pagan viáticos. El festival también cuenta con trabajo voluntario de mucha gente.
No es un encuentro partidista
“El encuentro tiene una posición política muy definida, es un festival de izquierda cultural, no partidista”, dijo Cruz. Y, como tal, tiene una posición clara ante Petróleos Mexicanos (Pemex): “Promueve la no privatización del petróleo y vamos a fomentar un diálogo”, por ejemplo, mediante el Foro sobre las culturas en Resistencia, dedicado este año a la migración, con invitados de varios países: “Algunas personas del poder decían: ‘tiene que discutirse entre especialistas’. Los demás, ¿somos retrasados mentales? Tiene que ser plática de la calle, del café, del bar, porque nos importa a todos. Hay que pensar juntos, socializar los conocimientos y decidir juntos adónde queremos ir, y ése es asunto del festival: ¿Adónde vamos?”
Programación: www.ollinkan.tlalpan.gob.mx.