TOROS
Designan a los triunfadores de la México
En respuesta a la convocatoria emitida por la directiva del Centro Cultural de la Tauromaquia (CCT), que auspicia la delegación Benito Juárez, el legendario escritor Jaime Rojas Palacios, los Bibliófilos Taurinos de México, la Peña El Toro, la Porra Libre y la Peña los de Armillita, Garza y Silverio seleccionaron a los triunfadores de la pasada temporada de la miseria 2007-2008 en el decrépito y moribundo embudo de Mixcoac.
Todos ellos determinaron, por votación democrática, que el mejor encierro fue del hierro de Barralva y se lidió la tarde del 27 de enero de 2008, por lo tanto, consecuencia de lo anterior, el mejor toro fue Pitito, de la misma vacada, que en esa fecha lidió el matador mexicano Antonio Bricio.
En una votación muy dividida, Víctor Ortega se llevó el título de mejor picador del serial, con apenas 26 por ciento de los sufragios. En cambio, Christian Sánchez conjuntó 82 por ciento de las boletas que coincideron en designarlo como el mejor banderillero subalterno y, con menor márgen de ventaja pero indudable mayoría, 54 por ciento de aquellas que eligieron al mejor peón de brega.
El mejor quite, según los consultados, lo efectuó el domingo 11 de noviembre de 2007 el diestro español Alejandro Talavantes por una tanda de gaoneras al toro Cedacero, de la divisa de San José. Y para que José Tomás no se fuera con las manos vacías, los miembros del jurado se sacaron de la manga un reconocimiento similar: a los “mejores lances”, por las verónicas que el madrileño trazó el 4 de noviembre ante el mínimo y dulce Notario, también de Barralva.
Contra viento y marea, con 35 por ciento de los votos, Rodolfo Rodíguez El Pana se llevó el diploma al mejor par de banderillas clavado por un matador, al tiempo que Víctor Mora recibió la mención al mejor debutante y Humberto Flores el premio a la mejor estocada, que puso fin a la vida de Gallito, de San José, el 3 de febrero de 2008.
Por su parte, Sebastián Castella fue escogido como autor de la mejor faena, en recuerdo de ésa que le cuajó al alegre Cincuentón, de Teófilo Gómez, el 4 de febrero, y que los aficionados aún comentan con entusiasmo, evocando cómo lo mandaba y cómo lo recogía entre el pase de la firma y el de trinchera, erguido el cuerpo, sin mover los pies.
Pese a la excelencia de aquel trasteo, los miembros del jurado no le otorgaron a Castella, sino a Humberto Flores, el título de triunfador de la temporada, a partir de un criterio cuantitativo basado en el número de orejas que cortó el valeroso diestro de Ocotlán, Jalisco. Su razón tendrán.