Balance de la Jornada
■ Con Torrado, ahora sí Cruz Azul se ilusiona
Ampliar la imagen Gerardo Torrado sobresale en Cruz Azul Foto: Ap
El capitán Gerardo Torrado es el tipo de jugador que todo equipo quisiera tener, quizá no muy técnico, aunque ha mejorado bastante, pero en la cancha es todo enjundia, entrega y carácter. Sin duda, un plus para Cruz Azul rumbo a la liguilla, inclusive hacia el anhelado título.
El apodado Borrego tiene la capacidad de echarse el equipo al hombro mientras su técnico, Sergio Markarián, por fin se convence de que cuenta con un gran plantel y pasa los partidos sentado en el banquillo, confiado de que Torrado mueve, grita, ubica, aplaude y regaña a sus compañeros... y hasta a los árbitros.
“Hay que evitar diálogos con él, porque es capaz de imponer su personalidad”, recomendó a sus pares un nazareno en junta de árbitros. Aunque, a fin de cuentas, el recurso para frenar al encarador mediocampista ha sido el cartón amarillo. En el Apertura 2007 los de negro le recetaron una decena.
“Es mi forma de juego, siempre ha sido así”, explica Torrado (DF, 30 abril 1979), quien no se considera un futbolista mal intencionado. Aceptó ser capitán al arranque del certamen como un reto que le servirá para luchar contra esa fricción con los silbantes, y como una responsabilidad.
De extracción puma y dos veces mundialista, Gerardo domina el inglés; en España estudió francés y marketing, y actualmente realiza la licenciatura en administración de negocios. Militó durante cinco años en el Tenerife, Polideportivo, Sevilla, Racing, y se dio el lujo de pelear con Caparrós y decirle “no” al Vasco Aguirre y al Osasuna.
Una pieza así le falta al alicaído equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México, un capitán no por antigüedad, como es el caso del portero Sergio Bernal, gran persona, pero cuyos errores en el marco le restan autoridad, es poco dado al diálogo y difícilmente grita. Su ascendiente sobre el plantel es pobre.
Pumas está ante un nuevo fracaso y, según Rubens Sambueza, se debió a la división del plantel cuando un pelotón fue al Interliga y los titulares aprovecharon la ausencia del Tuca Ferretti, pues trabajaron con flojera tras unas cortas vacaciones, luego de perder la final ante Atlante. Las consecuencias saltan a la vista.
Mayor afrenta no puede haber para la afición americanista. La directiva, que dispone de recursos y capacidad, no ha hecho sino contemplar desde la inacción la caída libre de uno de los equipos más populares del país. Águilas llegó moribundo al clásico, tan sólo para que Jorge Vergara le aplicara los santos óleos.
Las renuncias de Cañedo y Romano exigen vigencia ipso facto, pero Chivas no salió ileso, los estertores del América casi le alcanzan para el empate. Televisa perdió, pero también ganó porque tiene contento a Vergara, quien luego de los coqueteos con Fox Sports –que le ofreció 470 millones de dólares– y ESPN parece cerca de renovar contrato de transmisiones por otro lustro.
Los escualos se encaminan al descenso. Todo indica que el futbol de primera división se va del puerto. Una vez más, primero el gobierno y luego Alberto de la Torre y su empresa Profutbol demostraron ser pésimos administradores. Puebla, con el carismático Chelís, comienza a ver la luz al final del túnel.
Este miércoles arranca el interinato de Jesús Ramírez al frente del Tri contra China, cuya historia se remite al mundial asiático de 2002 y una liga profesional que surgió apenas en 1994. México es amplio favorito y toda la expectativa se centra en el desempeño que tendrá el estratega.