■ Comunidades cumplen más de dos décadas de explotar directamente los recursos
Logran desarrollo sustentable en bosques de niebla en Oaxaca
■ La creación de empresas populares alivia la pobreza en el campo mexicano
■ En esa entidad se aprovechan 650 mil hectáreas de cultivo coordinado por la Conafor
Ampliar la imagen Cada año las comunidades del campo producen 139 mil metros cúbicos de madera Foto: La Jornada
Santiago Comaltepec, Oaxaca, 13 de abril. En medio del bosque de niebla, la carretera apenas se ve. Es una vegetación densa en la que predominan las orquídeas, bromelias y los helechos arborescentes, además de innumerables variedades de flora y fauna. Este es uno de los pocos sitios donde aún existe este ecosistema, uno de los más antiguos del mundo, del cual quedan en territorio nacional un millón de hectáreas de los 2 millones que había originalmente. Luego de tres horas de viaje por el bosque mesófilo, está La Esperanza.
Es la única comunidad que se encuentra en el camino entre Ixtlán de Juárez y Santiago Comaltepec, en la sierra Norte; la vía fue construida por el gobierno para sacar la madera del bosque, no para comunicar a los poblados, por eso es poco transitada.
La explotación forestal en la sierra Norte es añeja, la hacían particulares y apenas hace dos décadas los campesinos asumieron el manejo sustentable de sus bosques por conducto de la organización comunitaria que les permite obtener beneficios y establecer áreas de conservación, como hicieron con el bosque mesófilo en este lugar.
Fue hasta 1986 cuando en la Ley Forestal se dio fin a las concesiones y se reconoció el derecho de las comunidades para aprovechar directamente sus bosques. Tras dos décadas de experiencia, en la sierra Norte el manejo forestal ha permitido a los comuneros producir madera de manera sustentable y hay autorizados 22 permisos, con los cuales al año se producen 139 mil metros cúbicos de madera, 35 por ciento de la producción estatal, y ahí se localizan de 12 comunidades certificadas, con un total de 59 mil hectáreas, indica información de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
Aquí, la comunidad adoptó prácticas de conservación tradicionales, construyó la empresa comunal y estableció el ordenamiento territorial comunitario, en el cual se definieron la zona protegida, las áreas de producción forestal, las urbanas y silvícolas; explicó la bióloga María Luna, originaria del municipio, quien es parte de la Unión de Comunidades Forestales Zapotecas y Chinantecas (Uzachi).
En un salón de la escuela que está a un lado de la carretera y es lo primero que se ve entre la neblina que rodea a La Esperanza, la especialista detalla que el ordenamiento se aprobó en 1994. Prohíbe la cacería, la extracción de plantas y microrganismos; ahí se encuentran orquídeas, bromelias, líquenes y aves. Los 260 comuneros, que asumen deben resguardar sus recursos naturales, destinaron 4 mil 410 hectáreas a la protección de flora y fauna.
En el territorio nacional el bosque mesófilo tiene una cobertura actual de alrededor de .5 por ciento, pero alberga 10 por ciento de la flora del país, unas 3 mil especies; 30 por ciento de sus plantas son endémicas, y tiene una alta biodiversidad y endemismo de fauna, como mamíferos, anfibios, aves, mariposas. Por lo cual este ecosistema es uno de los que más contribuyen a la biodiversidad de México. Su requerimiento de alta humedad atmosférica y abundantes lluvias lo hace un ecosistema vulnerable a los cambios regionales en el clima, provocados por la deforestación y la tala inmoderada, señalan expertos.
Organización para el bosque
El manejo comunitario de los bosques y la creación de empresas forestales comunales permiten a sus habitantes aliviar la pobreza, aunque esto depende de la infraestructura que tengan, explica David Bray, investigador de la Universidad de Florida, en Miami.
Indica que hay 2 mil 300 comunidades en el país, de las cuales 73 por ciento está en los 10 estados forestales más importantes, pero sólo 10 por ciento de ellas tiene aserraderos; lo cual eleva su calidad de vida, y hay otras con algún tipo de actividad industrial.
En Oaxaca hay 3.3 millones de hectáreas de bosques tropicales y 2.8 millones de selvas: altas, medianas y bajas; 90 por ciento de la superficie forestal es comunal. Actualmente 150 comunidades y ejidos aprovechan 650 mil hectáreas, indica Ricardo Ramírez, coordinador del Programa para la Conservación y Manejo Forestal en Oaxaca , dependeiente de la Conafor.
La sierra Norte tiene un “paisaje sustentable” y las condiciones de la vegetación permiten que haya diversificación productiva: hay cuatro comunidades que envasan agua de manantial, cinco producen resina de pino y otras seis tienen proyectos ecoturísticos, explica durante una conferencia en el contexto del taller sobre bosques comunitarios organizado por el Centro Internacional de Periodismo, con sede en Estados Unidos.
Entre las organizaciones que trabajan en la zona, están la Uzachi, creada en 1989 por las comunidades Trinidad, Santiago Xiacui, Capulalpam y Santiago Comaltepec, que en total suman 24 mil 405 hectáreas, de esa superficie 42 por ciento tiene algún tipo de protección especial y únicamente se aprovechan forestalmente 5 mil 861 hectáreas. La organización se encarga de planificar la producción, el aprovechamiento de los recursos naturales y contribuye a mejorar moral y económicamente el desarrollo de la región.
Eusebio Roldán Félix, director del ejido forestal de Capulalpam, recuerda que este mes se cumplen 25 años de haberse derogado la concesión forestal que operó la fábrica de papel Tuxtepec, lo cual dio lugar a que los comuneros asumieran el control de sus recursos. Indica que la Uzachi planifica la actividad de producción, promueve el aprovechamiento de los recursos naturales y contribuye a “mejorar moral y económicamente al desarrollo de la región”.