■ Se apuesta a aumentar cosechas y bajar costos, afirma Unión de Productores del estado
Agricultores de Chihuahua destinarán parcelas a siembra de maíz transgénico
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Los campesinos confían en que la producción del grano genéticamente modificado se incrementará de cinco a 15 toneladas
Foto: Víctor Camacho
Agricultores de Bachiniva, Cuauhtémoc y Buenaventura, Chihuahua, están dispuestos a destinar de una a 10 hectáreas de sus parcelas a la siembra experimental de maíz transgénico, afirmó Rubén Chávez Villagrán, presidente de la Unión de Productores de ese estado.
“Nos interesa sembrar a más tardar el 25 de mayo. Ya tenemos todo preparado para presentar la solicitud a la Dirección de Sanidad Vegetal de la Secretaría de Agricultura”, expresó.
Los sitios propuestos por los agricultores en dichos municipios son “representativos del clima que prevalece en Chihuahua, y en ellos no hay maíces criollos. Eso ya lo confirmaron académicos de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad de Chihuahua y personal del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias”, agregó.
En Bachiniva, expresó vía telefónica, no se ha sembrado maíz en los pasados cinco años, debido a problemas de “plagas en el suelo”. En el caso de Cuauhtémoc y Buenaventura, las parcelas sugeridas estaban sembradas con otros cultivos.
Abraham Wall, abundó, es uno de los agricultores dispuestos a destinar entre una y 10 hectáreas para la siembra experimental. También Pedro Elías Friesen, cuya propiedad cuenta con sistema de riego.
“Sabemos que el grano transgénico no es el remedio para todos los males y que cuesta más que la semilla convencional. Ahora pagamos 90 dólares por un saco de semilla de maíz híbrido, y el precio del transgénico podría elevarse a 200 dólares, pero confiamos en que la producción pase de cinco a 15 toneladas y se reduzcan los gastos al dejar de comprar plaguicidas”, mencionó.
Según Chávez Villagrán, los agricultores están interesados en sembrar maíz amarillo y destinar su producción a los sectores pecuario e industrial, ya que “actualmente tenemos problemas para comercializar el blanco, ya que la cosecha se levanta después en Sinaloa”.
El pasado 4 de abril las secretarías de Agricultura (Sagarpa) y de Medio Ambiente y Recursos Naturales entregaron a la Comisión Federal de Mejora Regulatoria –órgano desconcentrado de la Secretaría de Economía, creado para garantizar la transparencia en la elaboración y aplicación de las regulaciones– el proyecto de régimen especial para el grano.
En el documento, la Sagarpa y la Semarnat aseguran que habrá medidas de monitoreo, control, prevención y seguridad adicionales a las propuestas en las solicitudes de liberación de maíz transgénico que presenten las empresas privadas o de carácter público.
Aleira Lara, coordinadora de la campaña de agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace, asentó que la propuesta “es una burla, porque no ofrece un marco de bioseguridad para resguardar las zonas de producción de maíz tradicional y pone en riesgo las variedades criollas del grano”.
Tampoco establece un periodo para comentarios de los distintos sectores que se verían involucrados ante cualquier accidente que devenga de la liberación de transgénicos al medio ambiente.
Es preocupante, agregó, que la Sagarpa y la Semarnat consideren prioritario dar pronta respuesta a las solicitudes de permisos de siembras experimentales y no contemplen la aplicación de un biomonitoreo amplio y exhaustivo sobre el alcance de la contaminación transgénica en los cultivos de maíz ni los mecanismos para revertirla.
Se trata de un documento con el que se pretende simular el régimen de protección al maíz, pero únicamente atiende los intereses de la industria biotecnológica, declaró.