Usted está aquí: domingo 13 de abril de 2008 Cultura “El cine predominante envenena y su meta es hacer dinero, no arte”

■ Jodorowsky enfrentó la masividad y el sin ton ni son de las preguntas de los chavos en CU

“El cine predominante envenena y su meta es hacer dinero, no arte”

■ Hubo un momento en que me di cuenta que me convertía en un personaje y decidí volver a ser una persona, dice

■ Refrendó su condición de artista de culto entre las nuevas generaciones

Arturo Jiménez

Fue como su relanzamiento en México, como el refrendo de su condición de artista de culto, pero ahora entre las nuevas generaciones y con la reiteración aligerada de sus muy conocidas ideas, además de uno que otro planteamiento más o menos novedoso, como el de la “psicogenealogía”.

Fue también, guardadas las proporciones, como un espectáculo masivo, pues a la conferencia de Alejandro Jodorowsky en la explanada del Centro Cultural Universitario (CCU) asistieron al menos 3 mil jóvenes, a los que el escritor, cineasta, director de teatro y psicomago no pudo evitar la tentación de darles consejos.

Pero los jóvenes, cuyo número fue mayor que cuando en ese mismo lugar se presentaron grupos musicales como La Barranca, también pusieron su parte con los gritos de goya y “maestro” y la entrega al jefe de la psicomagia a la manera de un gurú, a quien algunos tuvieron el privilegio de tocar antes que subiera a la camioneta que lo sacaría de Ciudad Universitaria.

Sucede que la conferencia, planeada en el contexto de la visita de Jodorowsky por el estreno de su obra El sueño sin fin, iba a realizarse en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, organizada con boletos gratuitos para tener un control, pero a las 10 de la mañana ya había 200 seguidores, e incluso después se supo de un intento de portazo.

Las autoridades del CCU, entonces, consultaron con Jodorowsky y éste aceptó que la charla fuera a cielo abierto, aunque él fue ubicado en el corredor externo del teatro.

Para ello fueron colocadas algunas bocinas, que resultaron insuficientes, pues muchos asistentes gritaban que no se escuchaba y el propio escritor decía que él no podía hacer nada al respecto.

Así que, sentados en el suelo, parados o trepados donde se pudiera, comenzó la sesión de entrega recíproca, para la que, por cierto, el director de películas como La montaña sagrada y El topo, o de obras de teatro como Opera pánica, no llevaba un texto preparado.

Llevaba, sí, en cambio, una cascada de anécdotas, chistes, cuentos de la sabiduría oriental y, de vez en vez, entre la masividad y el sin ton ni son de las preguntas de los chavos –lo cual tenía su encanto misceláneo: qué es el amor, qué es la felicidad, cómo puede romperse una ilusión, por qué te fuiste de México–, regalaba uno que otro destello inquietante, como cuando dijo:

“La única libertad posible, por el momento, es la libertad interior”. Aunque más adelante ponderó: “La libertad interior es la primera que se tiene, después vendrán las otras”.

Entre la cascada de ideas dijo cosas como la de que el cine predominante es entretenido, pero envenena y su objetivo principal es hacer dinero, no arte. Que la finalidad de la vida y del universo es crear conciencia. Que la felicidad es ser lo que se quiera ser, no lo que los demás quieren que uno sea. Que hay que zambullirse en el mundo de los sueños para poder iluminarse. Que cuando se empieza a romper el deseo de poseer a alguien, comienza el amor. Que el arte debe ayudar a vivir. Que las personas cercanas son el espejo de uno mismo, en lo terrible y en lo bello. Que hubo un momento en que se dio cuenta que se estaba convirtiendo en un personaje y que decidió volver a ser una persona. Que una generación no debe destruir a la anterior, sino que deben mezclarse. Que nadie está sólo en el universo.

Cascada y destellos que estuvieron, siempre, acompañados de la aprobación fascinada en forma de aplausos a un creador, innovador y prestidigitador que ha sabido o tenido la suerte de trascender varias décadas.

Al final, un animador pidió por un micrófono: ¡Demos un aplauso y un goya para Alejandro Jodorowsky!

 
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