■ La medida deja sin argumentos a lectores de noticias
En repliegue estratégico las adelitas desocupan las calles
■ ¿Por qué no se usa la fuerza pública para desalojarlos?, dice un locutor
Ampliar la imagen Parodia de Jesusa Rodríguez frente a Televisa Foto: Carlos Ramos Mamahua
Ampliar la imagen Plantón de mujeres integrantes de las brigadas en defensa del petróleo en los alrededores del Senado Foto: Carlos Ramos Mamahua
Total que cuando ayer los medios electrónicos hacían acopio de nuevos adjetivos para, disfrazados de “información”, de “mensajes del auditorio” o de sesudas preguntas, seguir en el insulto abierto a las acciones de la resistencia civil pacífica, hete ahí que las mujeres les tenían otra sorpresa: desocuparon las calles.
Ese repliegue estratégico, además de dejar con un palmo de narices a los escuderos del linchamiento mediático, servirá para varios y contundentes fines. Ya se verá.
Pero antes de partir, ellas dejaron su rúbrica en una misiva muy cortés a la empresa Televisa. Una carta con tan buenos modos, que sin duda habrá desarmado a esos lectores de noticia que antes, al ser notificados de la marcha de las mujeres del Peje, ya se rasgaban las vestiduras para, siempre en la histeria, lanzar: “¡Es la intimidación! ¡Ya callaron al Congreso, ahora vienen a callarnos a nosotros; no lo conseguirán! ¡Es el temor a la libre expresión! ¡Es la intolerancia!”.
Por supuesto que en las consignas en el mitin realizado frente a las oficinas de la televisora en la avenida Chapultepec, el tono era otro porque ese también era el objetivo, denunciar la metralla imparable de denuestos lanzados contra su movimiento pacífico desde la televisión y la radio: “Despacio, sin prisa, Televisa idiotiza”. “Televisa, informa, no pasa la reforma”.
Disciplinadas, muchas de esas mujeres –adelitas, josefas, leonas, maría antonietas o cualquier nombre heroico que se guste atribuirles– no podían sin embargo ocultar, la tarde de ayer, cierto desconcierto por tener que dejar así, tan rápido, un espacio que de inmediato habían hecho y sentido suyo.
Irse de esa esquina o de la banqueta donde apenas en dos jornadas dieron rienda suelta a los pasos de salsa y cumbia, a la creación colectiva de corridos, consignas y hasta poemas, les sacaba de onda. Y estaban aquellas que, de plano, se sentían tan a gusto ahí que llevaron la confidencia personal y la convicción política a un nivel que, prestas, pedían el micrófono para contar su vida, la situación de sus pueblos y colonias y hablar de sus hijos y familias.
¿Qué es el petróleo?
Pero claro, muchas también hablaban para dejar constancia ante sus compañeras o a cualesquiera que atinara a pasar frente a las brigadas que todas, pero absolutamente todas, han tomado lecciones sobre qué es el petróleo y cómo defenderlo.
Hacer saber que ninguna llegó aquí sin tener muy claro su compromiso y que por ello, para rebatirla y no tolerar su aprobación, tienen muy aprendida la iniciativa de reforma enviada por el presidente Felipe Calderón.
Y es tan así, que muchas han adoptado una forma de didáctica clarita y sencilla con argumentos para, aseguran, desbaratar las “patrañas” de la propaganda oficial y su “tesoro guardado en el fondo del mar”.
Por lo demás, y ellos también a una sola voz, casi todos los medios de comunicación mantuvieron ayer –e incluso incrementaron– la perturbación de sus conductores en los programas de noticias.
Era tal su afán por desacreditar y denunciar el “secuestro” del Congreso mexicano, que incluso dejaban en evidencia a los propios legisladores afines e igual de coléricos que ellos.
El debate, sin sentido: Larios
Un ejemplo: Héctor Larios, líder de los diputados del PAN, dijo muy temprano en la televisión que para él ya no tenía ningún sentido realizar debate alguno sobre la iniciativa en materia energética, debido al comportamiento de los legisladores del Frente Amplio Progresista (FAP). Casi al mismo tiempo, su compañero, Rogelio Carbajal, aseguraba en un noticiero radiofónico que a su partido “claro que le interesa el debate”.
O qué decir de ese acucioso señalador de “conspiradores” que desde su matutina tribuna televisiva se dedicó a recitar la página negra de la vida política de quienes, según él, tomaron el salón de plenos y que, en esas prisas, hasta se pasó a traer a René Arce, quien el jueves de los acontecimientos ni siquiera acudió a la sesión del Senado. Era el mismo conductor que, por cierto, se molestó con alguna respuesta del siempre comedido Santiago Creel y literalmente le colgó el teléfono.
¡Se oía cada cosa ayer! El recurso, por ejemplo, de atribuir a “llamadas del público” que en desborde de profesionalismo se leían íntegras y las cuales, curiosamente, sólo contenían insultos y expresiones clasistas para “esos burros”, por decir lo suave.
Ya en la tarde, otro, el que grita siempre, soltaba de su ronco pecho, de nuevo, con disfraz de pregunta a Héctor Larios: “¿Por qué no se usa la fuerza para desalojar a quienes tienen secuestrado el Congreso?” “¿Cabe seguir pensando en la buena fe de los del FAP ante las evidencias?” O ya de plano: “¿El Presidente de la República tiene facultades para desconocer el Congreso?”
Con decir que el panista hasta lució sereno frente a las exclamaciones de su interlocutor. Quién lo diría.
Por lo demás, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, el día transcurrió sin mayores novedades. En ambas cámaras, el pleno sigue tomado mientras no se apruebe un formato de debate que real y honestamente discuta el futuro energético del país. Así es.