Usted está aquí: sábado 12 de abril de 2008 Política Primera noche de vigilia en San Lázaro bajo el escrutinio de las cámaras de tv

■ Cautela y serenidad de legisladores del FAP ante campaña de linchamiento en su contra

Primera noche de vigilia en San Lázaro bajo el escrutinio de las cámaras de tv

■ Con buen ánimo y en calma transcurren las guardias de quienes ocupan la tribuna legislativa

Roberto Garduño y Ciro Pérez

Ampliar la imagen Legisladores del Frente Amplio Progresista durante la primera jornada de ocupación de la tribuna del Palacio Legislativo de San Lázaro Legisladores del Frente Amplio Progresista durante la primera jornada de ocupación de la tribuna del Palacio Legislativo de San Lázaro Foto: Francisco Olvera

En la primera jornada de resistencia civil en la Cámara de Diputados, el ánimo entre los representantes del Frente Amplio Progresista no decayó. Cuidadosos de no ser pillados durmiendo, tirando basura o –en el extremo– provocando desorden en el salón de plenos, los legisladores resolvieron dar una muestra de civilidad leyendo, jugando ajedrez, conversando y escuchando música latinoamericana y tradicional de México.

La toma de la tribuna, con la enorme lona que “clausura” la presidencia del órgano legislativo, fue seguida estrictamente durante toda la noche, la madrugada y mañana del viernes por las cámaras de televisión privada, con el propósito de detectar actos o hechos que dieran rienda suelta a una campaña de desprestigio de los opositores a la reforma que pretende impulsar Felipe Calderón con el respaldo de las fracciones parlamentarias de PAN, PRI, PVEM, Alternativa y el partido de Elba Esther Gordillo, llamado Nueva Alianza.

Enfundados en overoles blancos con la leyenda impresa en sus espaldas “Pemex no se vende”, los diputados de PRD, PT y Convergencia montaron guardia desde lo más alto de la tribuna de San Lázaro para evitar que su protesta fuera desactivada por los cinco partidos en favor de la reforma, que también se sumaron a las descalificaciones impulsadas desde los medios electrónicos de comunicación, especialmente Televisa y Televisión Azteca.

Incluso los perredistas que forman parte de la corriente Nueva Izquierda se sumaron a las labores de vigilancia de la toma y, sobre todo, participaron en las guardias que organizaron Valentina Batres, Layda Sansores, Mónica Fernández, Aleida Alavez y Joaquín Vela, del Partido del Trabajo.

La inclusión forzada de Nueva Izquierda en la protesta fue reprobada el mismo jueves por el secretario general del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, quien “regañó” vía telefónica al dirigente de ese grupo en San Lázaro, Octavio Martínez.

La participación de los integrantes del FAP fue ordenada, pero sobre todo consecuente. Participaron Alberto Esteva, Maricela Contreras, Gerardo Villanueva, Francisco Sánchez, Rafael Sánchez, Antonio Almazán, Aleida Alavez, Valentina Batres, Ricardo Cantú, Daniel Torres, Neftalí Garzón, Fausto Fluvio, Concepción Ojeda y Lourdes Alonso.

También Andrés Lozano, Irene Aragón, Jaime Espejel, Sergio Hidalgo, Aliet Bautista, Juan Abad, Miguel Ángel Solares, Guadalupe Flores, Jorge Godoy, Guadalupe Ramos, Adrián Pedrozo y Camerino Eleazar Márquez.

Todos participaron en la primera ronda de guardias que se dividió entre el jueves y el viernes. Durante la madrugada se repartieron bolsas de dormir y colchonetas. Sólo Javier Calzada se presentó en el pleno con una cobija estampada. Los que no durmieron escucharon música en un aparato estereofónico que Mónica Fernández llevó al pleno. Se reprodujeron discos compactos de Quilapayún, Inti Illimani, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Gabino Palomares, Oscar Chávez, corridos y canciones de la Revolución Mexicana.

Al mediodía, Javier González Garza, coordinador parlamentario del PRD, convocó a una reunión plenaria, a petición de la corriente Nueva Izquierda, cuyos representantes, Antonio Ortega y Octavio Martínez, solicitaron que se revisaran las tomas de decisión en la fracción del sol azteca, porque ellos consideran que un pequeño grupo está influyendo “de más”.

La reunión se celebró, pero asistieron a ésta, en su mayoría, representantes de Nueva Izquierda, que hicieron de la misma una sesión de desahogo y no se asumió nada ni se tomó una sola decisión, porque el mismo coordinador tuvo que abandonar el encuentro para cumplir con otras tareas.

El pleno los perredistas, petistas y de Convergencia que permanecieron vigilantes se enfundaron overoles blancos y se colocaron cascos con la leyenda “No a la privatización de Pemex” para repudiar las iniciativas de reforma enviadas por Felipe Calderón al Congreso.

Antonio Almazán, Alberto Esteva, Aleida Alavez y Pablo Arreola hondearon la bandera mexicana frente a dos monigotes que representan a Felipe Calderón y Juan Camilo Mouriño como zopilotes en vuelo sobre un pozo petrolero.

Fue Antonio Almazán quien con un megáfono emitió consignas: “Los que se creen dueños de México piensan que nos van a arrollar con la ayuda de sus cómplices: las televisoras. Lo que no saben es que los ciudadanos tienen criterio. La patria no se vende, aunque se enojen los vendepatrias, porque piensan como la nueva casta gringa”.

Y así continuo el día. De fondo, se escuchaba la letra de una canción: “El petróleo es nuestro/ el petróleo es nuestro/… somos millones de gentes/ más vale que no lo intenten/no se va a privatizar. Les duela o no, en la tierra y en el mar, el petróleo no se va a privatizar/ ¡Impusieron al pelele para poder garantizar/… sólo es un pelele, sólo es un pelele, por eso díganlo en la tele. ¡Nos tienen miedo porque no les tenemos miedo!”

 
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