■ “Traidor... vendido”, le endilgan al salir del recinto de la ALDF
El perredista Círigo conoció ayer en carne propia la fuerza de las adelitas
Apenas salió por la puerta principal del recinto legislativo de Donceles y Allende, el diputado local Víctor Hugo Círigo sintió el rigor de las adelitas: “traidor… traidor”, “vendido… vendido…”, “hijo de Calderón”.
Eran cerca de las tres de la tarde. La sesión ordinaria de la Asamblea Legislativa se había cancelado por falta de quórum, y Círigo, junto con sus compañeros de bancada y corriente Isaías Villa y Juan Carlos Beltrán, así como un par de asesores, descendía las escalinatas rumbo a la calle Allende.
Frente a ellos, medio centenar de mujeres vestidas de blanco y que eran contenidas por una valla de granaderas de la Policía Federal Preventiva para que no avanzaran hacia la casona de Xicoténcatl, sede del Senado, protestaban contra el plan privatizador del petróleo del gobierno federal.
De entre ellas surgió una voz que alertó: “¡miren, ése es Círigo!”, y todas las adelitas presentes enfocaron sus baterías hacia el líder de la corriente perredista Nueva Izquierda (NI), a la que algunos sectores de ese partido consideran afín al gobierno calderonista: “culeeero… culeeero”, “trai-dor, trai-dor”.
Los adjetivos hicieron que Víctor Hugo Círigo y su comitiva aceleraran el paso para poder cruzar entre las mujeres; sin embargo, no pudo librarse de la lluvia de calificativos: “hijo de Calderón, “vendido… vendido…”, y para que no quedara duda remacharon: “panista… panista”.
Unos metros adelante, Isaías Villa no se quiso quedar con los adjetivos y se regresó a encarar a las mujeres, pero no tuvo éxito. Los gritos no dejaron argumentar nada, y se alejó entre gritos de: “es un honor estar con Obrador… es un honor estar con Obrador”.