Pide Brown al G-8 medidas contra la carestía
Londres, 10 de abril. El primer ministro británico, Gordon Brown, colocó el alza de los precios de los alimentos en la agenda mundial al llamar hoy a los demás líderes del G-8, (formado por las siete más grandes economías del mundo más Rusia) a contrarrestar ese encarecimiento y a examinar el impacto de la producción de biocombustibles en el costo de los víveres.
En una misiva que coincide con disturbios en Haití, Camerún y Burkina Faso, entre otras naciones por el encarecimiento de los productos básicos, Brown pidió al G-8 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Inglaterra, Estados Unidos y Rusia) que establezca una estrategia para combatir el incremento de los precios de los víveres en la cumbre de julio próximo en Hokkaido.
“Hay un creciente consenso de que necesitamos examinar urgentemente el impacto en los precios de los alimentos de diferentes tipos de biocombustibles y su modo de producción, para garantizar que su uso es responsable y sostenible”, afirmó Brown en la carta que fue filtrada el jueves a los medios.
El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, de visita en Holanda, pareció responder a Brown: “No me digan que los biocarburantes provocan el alza de los precios”, lanzó en una conferencia de prensa con el primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende.
“Hoy hay más gente que come. Los chinos comen, los indios comen, los brasileños comen (...) y la gente vive más”, explicó Lula, quien estimó que la mayor causante del alza de los precios es la cifra creciente de bocas que alimentar”.
Brasil es el segundo productor mundial de biocombustible obtenido a partir de etanol, y la caña de azúcar para producirlo ocupa cada vez más tierras agrícolas del país.
Francia pedirá a la Unión Europea que adopte una “iniciativa por la seguridad alimentaria” en el mundo, anunció el ministro de Agricultura Michel Barnier.
El director del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss Kahn, afirmó que según estimaciones del organismo ya hay una regresión de 70 años en los esfuerzos por reducir la pobreza. Y el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, se comprometió a trabajar para que los gobiernos aporten 500 millones de dólares al Programa Mundial de Alimentos.