Usted está aquí: jueves 10 de abril de 2008 Espectáculos Africala resume el estado de una región “víctima de su riqueza”

■ Murphy, Sissako y Amoussou, cineastas presentes en el encuentro

Africala resume el estado de una región “víctima de su riqueza”

■ Economía, sexualidad y migración, temas centrales del festival

■ La corrupción no es la única razón del subdesarrollo, dice director de Bamako

Tania Molina Ramírez

Ampliar la imagen Fotograma de la cinta Bamako, de Sylvestre Amoussou Fotograma de la cinta Bamako, de Sylvestre Amoussou

Migración, sexualidad y el papel de las instituciones financieras internacionales en África son temas fundamentales abordados en la segunda edición del Festival de Cine Africano de la Ciudad de México (www.africala.org).

La Jornada habló con tres invitados del festival: Nodi Murphy, directora de Out in Africa, Festival de Cine Gay y de Lesbianas de Sudáfrica, del cual se ofrece una selección en esta edición de Africala; Abderrahmane Sissako, director de la afamada cinta Bamako (2006), y Sylvestre Amoussou, realizador de Africa Paradis (2006).

“Un pequeño faro”

“Somos un pequeño faro al final del continente”, describió Nodi Murphy. Se refiere a la privilegiada situación de los homosexuales y las lesbianas en esa nación, en comparación con el resto de África (“En Uganda puedes ser aprehendido y hasta sentenciado a muerte por ser homosexual”).

Sí, están a años luz de sus vecinos, y esto tiene mucho que ver con la lucha por derrocar el apartheid. Prominentes activistas del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) eran homosexuales y lesbianas que mantenían sus preferencias sexuales fuera de la lucha política porque “había un reto mayor, el apartheid, pero cuando fue vencido y se redactaba la nueva constitución, dijeron: ‘debemos tener nuestros derechos; fuiste negado, no puedes hacer lo mismo con los demás’”, dijo Murphy.

Entre aquellos luchadores estaba Simon Nkoli, integrante del ANC. En Africala se proyecta una cinta inspirada en su vida: Simon & I (2002, Beverley Palesa Ditsie y Nicky Newman).

Hoy, en Sudáfrica, un asunto que no ha sido adecuadamente enfrentado es, según Murphy, “lo debilitante que fue el apartheid. Mucha gente tiene cicatrices, y hasta que enfrentemos esto no podremos afrontar la violencia (que hoy) se perpetra contra las mujeres, sobre todo lesbianas negras”, muchas veces por un familiar o por un conocido.

“Sudáfrica tuvo una historia tan miserable y repugnante que ahora sufrimos las consecuencias. Creo que muchas de las cosas que están mal tienen que ver con que la gente fue despojada de su dignidad. Se abrieron posibilidades, pero no todos pueden tomarlas. Ya no hay discriminación racial, pero sí económica. Ha habido un razonable crecimiento de una clase media negra, pero la mayoría tiene acceso a transporte público, educación y vivienda decente. Tiene que haber una retribución, lo cual es difícil, porque Sudáfrica adoptó enérgicamente los principios capitalistas.”

El festival de cine del cual Murphy es cofundadora (1994) y directora es uno de los más importantes de África con temática de derechos humanos.

“Negociamos con el entonces mayor distribuidor y exhibidor para usar sus salas”, recordó Murphy. “No es un festival de excelencia, sino de imagen: refleja los estilos de vida de la gente, todo tipo de aspectos, desde nomás ser seducido en un club nocturno…”

El continente negro tiene el mayor número de enfermos de sida y en Sudáfrica la cifra es creciente. Out in Africa incluye cintas sobre la enfermedad: “La manera en que se aborda el tema ha cambiado en los dos años recientes: ya no están al borde de la muerte, muestran una imagen de que es posible vivir una vida ‘plena’”. Murphy opinó que “hay una fatiga informativa (sobre el tema). La gente ya oyó suficiente y no lo toma en serio”.

Bamako

La película Bamako ha ganado fama por presentar en una cinta las voces de africanos que dan su punto de vista sobre las instituciones financieras internacionales.

“La principal característica de África no es su pobreza. Es víctima de sus riquezas: si interesa al norte es porque es rica”, dijo Abderrahmane Sissako, director del filme, originario de Mauritania y radicado en París.

Pero, aclara, “es demasiado fácil decir que las responsabilidades están en otro lado. Tenemos una gran responsabilidad”. Lo que difunden los medios es que “los países no se desarrollan porque los jefes de Estado son corruptos. Es cierto, pero no es la razón principal”.

Sissako creció “en un país bajo un sistema de desarrollo impuesto por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Para simplificar: para otorgar préstamos imponen condiciones que son una gran contradicción: el Estado no debe invertir en educación, cultura y salud”.

Y siguió: “Las víctimas (de este sistema) también están en América del Sur. Argentina peleó y ganó cierta victoria”.

Si bien en Malí la cinta tuvo más entradas que las estadunidenses, esto es relativo. Por ejemplo, en la ciudad de Bamako –de cerca de un millón de habitantes– “hay una sola verdadera sala de cine”. Sissako organizó, además, “proyecciones al aire libre”, con la ayuda de una asociación. La respuesta del público, dijo, fue de “conmoción; muchos la vieron dos veces”.

La cinta también ha sido utilizada en distintos países por grupos en favor de una globalización justa.

Con todo, Sissako comparte la opinión de un juez maliense jubilado que le dijo: “No vayas a pensar que tu película va a cambiar las cosas. Lo más importante es que la gente sepa que sabemos lo que sucede”.

Africa Paradis

Sylvestre Amoussou tardó 10 años en hacer Africa Paradis (Benin-Francia, 2006), sobre una África próspera a la cual emigran los europeos porque nadie quería financiarla. Fue en África donde primero encontró recursos.

Amoussou radica en París desde hace más de 20 años. “En las noticias se habla de los inmigrantes, de lo que ‘toman’ de Francia y no de lo que aportan. Como no estoy de acuerdo con esta visión, tuve ganas de poner a los europeos en el lugar de los africanos, y de mostrar que la África de la cual se habla no es la que conozco.” Lo mismo, dice, ocurre cuando los medios muestran un México caricaturizado (“sombreros, miseria, todos quieren ir a Estados Unidos”).

“África posee la mitad de las riquezas del planeta. Cuando se despierte, como China hoy, ya no estaremos en esta situación. Hay que desarrollar la riqueza y llegar al día en que los africanos decidan el precio de las materias primas, y que los dirigentes africanos sean menos corruptos”, siguió el cineasta y actor.

“En los pueblos de África, los niños tienen Internet, ven lo que sucede y no entienden cómo estando en un continente rico no pueden aprovechar la riqueza. Ven que la gente que viene a ‘robarla’ es la misma que no quiere que ellos vayan a sus países. No entienden nada. Si sigue así, no querrán que la gente venga más a tomar las riquezas”, opinó Amoussou.

La cinta tuvo escasa exhibición en salas comerciales de París (20 mil entradas). Sobre todo se distribuye mediante organizaciones no gubernamentales. Se ha proyectado en Canadá, Venezuela, Suecia, Países Bajos y Sudáfrica.

 
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