Usted está aquí: jueves 10 de abril de 2008 Cultura El paraíso poético de Walcott, en su voz, retumbará en México

■ Se suma el escritor antillano al homenaje por el decenio fúnebre de Octavio Paz

El paraíso poético de Walcott, en su voz, retumbará en México

■ El sábado 19 se presentará en Bellas Artes para recordar la efeméride

■ El poema Piedra de sol, del Nobel mexicano, figura entre los “templos conmemorativos” del género, indica

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen Derek Walcott (Santa Lucía, 1930), escritor galardonado con el Nobel de Literatura en 1992 Derek Walcott (Santa Lucía, 1930), escritor galardonado con el Nobel de Literatura en 1992 Foto: Mark Lyndersay

Considerado uno de los mejores poetas en lengua inglesa, el escritor antillano Derek Walcott (Santa Lucía, 1930), premio Nobel de Literatura 1992, visitará México la próxima semana para participar en el homenaje a su colega Octavio Paz, que le rendirá el sábado 19 de abril el Instituto Nacional de Bellas Artes con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento.

Al día siguiente, Walcott ofrecerá una lectura de su obra, en compañía de José Luis Rivas, uno de sus asiduos traductores, quien trajo al español su extraordinario poema épico Omeros (Anagrama, 1990), obra que narra, al igual que la Ilíada, la rivalidad por el amor de una mujer, pero la historia no tiene lugar en la antigua Grecia, sino en una isla antillana, y la dama en cuestión no es una princesa, sino una criada de raza negra, deseada no por reyes sino por pescadores y un antiguo oficial británico fascinado por el paraíso caribeño.

El autor de El reino de la manzana estrellada (1979), quien define la poesía como el amor al mundo a pesar de la Historia, visitó México en 2000, invitado por la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, donde habló de su acercamiento a la literatura hispanoamericana.

En particular, dio a conocer su admiración por uno de los poemas cumbres de Paz, Piedra de sol, cuyos pasajes, dijo, son “más cercanos a la ficción y la pintura”.

Belleza totémica

Derek Walcott afirmó que “en la base de la poesía de Octavio Paz se encuentra la solidez hereditaria y conmemorativa de la arquitectura y los iconos de los aztecas, sobre los cuales fluye, como el agua sobre la piedra, un español elocuente.

“Apreciar esto exige una falla sísmica de inteligencia, porque esta poesía no es para leerse de la manera como suele hacerse en la península Ibérica, y una vez que el acomodo es al menos intentado, otra claridad se abre paso, otra luz aparece, ciertas propiedades se vuelven más concentradas, y la silueta de la belleza usual se hace más brutal, más totémica.

“La presencia española es casi absorbida de modo hosco y resentido, pero no rechazada por la piedra que se suaviza a sí misma en otra poesía, una que está más profundamente arraigada en el texto aborigen (aboriginal). El Nuevo Mundo es una antología de literaturas ausentes, de voces ahogadas y aprisionadas pertenecientes a culturas desaparecidas, de la que poesía, como Macchu Picchu y los balcones de Piedra de sol de Octavio Paz, así como otras obras de ficción, son templos conmemorativos.”

Al respecto, continuó, ese patrimonio constituye un privilegio del que goza cada escritor caribeño, “lo mismo que el acceso a todos los idiomas de todos los imperios que dieron forma al Caribe: inglés, holandés, francés, portugués, danés y español.

“La forma de nuestro archipiélago es la de un camaleón que adapta esos idiomas a la luz de su piel. No me siento falso cuando intento pensar como un español, no más que cuando trato de pensar como un saddhu antillano o un inglés de las islas, no más que el camaleón o lo que Hart Crane llamó ‘La lagartija en el sañudo mediodía”’.

Lectura de poesía en el Munal

“Vivimos –prosiguió Walcott– en un contexto de traducción. Así es como un español lee a Shakespeare o un antillano La Divina Comedia, pero me parece, en medio de mi inmensa ignorancia, que para el idioma inglés es muy difícil, y acaso también para el temperamento de sus hablantes, adaptarse al idioma español, casi como si hubiera que franquear una aduana de inmigrantes. Se baja de una barrera. No nos fundimos con el idioma español de la misma manera que con la pintura española.

“Yo he tenido esa dificultad con Lorca, sobre todo con su Poeta en Nueva York, una dificultad que no se reduce a mi ignorancia del español, aunque pienso que el espíritu del idioma español es probablemente el responsable de sus martirizantes abstracciones, ninguna de las cuales martiriza al lector español. Pero eso me pasaba con Vallejo, el Vallejo de Trilce, con el primer Neruda e, incluso, con una porción de Piedra de sol.

“Los Lorca, Vallejo, Neruda y Paz que disfruto son aquellos donde el verso abstracto aparece de repente como un muro atravesado por la luz del sol o como un campo iluminado súbitamente por la luz que se filtra por una nube partida en dos.”

Walcott, quien actualmente es catedrático de literatura y composición en la Universidad de Boston, en Estados Unidos, abundará sobre su afinidad con la obra de Paz –quien obtuvo el Premio Nobel de Literatura dos años antes que él–, a las 19 horas, el sábado 19, en el Palacio de Bellas Artes.

El domingo 20, la cita para escuchar la lectura que Derek Walcott hará de su poesía es a las 17 horas en la sala de recepciones del Museo Nacional de Arte, Munal (Tacuba 8, Centro Histórico), lo acompañarán Rivas, David Huerta y Enzia Verducchi.

 
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