■ “Ridículas”, las historias con que se cuestiona su cargo, dice el ex gobernador de Yucatán

Generalizada cultura de impunidad, freno al trabajo de la Profepa: Patrón Laviada

■ El programa cero tolerancia a la tala clandestina es ambicioso, “aunque no sé si se cumplirá”

■ Se aplica en los estados que rodean el DF, pero persisten fuertes intereses económicos y políticos

Angélica Enciso L.

La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) se enfrenta a intereses económicos y políticos muy fuertes, en medio de una “cultura de impunidad generalizada”, que es culpa de la propia dependencia y de la sociedad, advierte su titular, Patricio Patrón Laviada, quien llegó al cargo en medio de cuestionamientos a su designación, basados en “historias ridículas”.

En entrevista con La Jornada presume de haber sido “un alcalde y gobernador ambientalista”, y dice que ha sido el único que al frente del gobierno de Yucatán frenó un proyecto a Petróleos Mexicanos (Pemex). Señala que el presidente Felipe Calderón fue ambicioso con el programa cero tolerancia a la tala clandestina, aunque dice desconocer si se podrá llegar a “cero” en los próximos años.

–Llega a la Profepa, donde hay problemas viejos sin resolver. ¿Seguirán o tendrán solución?

–Es una situación difícil, desesperante. Uno quisiera resolver los pasivos ambientales inmediatamente, pero haremos el mejor de los esfuerzos para resolverlos, y esperamos lograrlo en lo que resta del gobierno de Felipe Calderón. Hay contaminación desde la época de la Colonia, que no controlamos y ni tenemos idea de dónde está. Hay pasivos ambientales de Pemex que vienen desde hace 100 años. Los está remediando, no a la velocidad que quisiéramos, pero lo está haciendo. Muchos casos son de antes de la expropiación petrolera.

–¿Puede garantizar que las auditorías ambientales evitan la contaminación?

–De las 40 mil industrias que nos corresponde inspeccionar, 5 mil están en auditoría, las más grandes, y no puedo garantizar que eviten la contaminación. Desafortunadamente, no todos los acuerdos se cumplen en este país, no somos ciudadanos acostumbrados a ello, ya que hay una historia de impunidad. Tendremos que inspeccionar más fuerte y debemos cuidar a nuestra gente para exigir mejores resultados.

–¿En la agenda verde se mantiene el programa cero tolerancia?

–Sí. Queremos perfeccionarlo, ya que ha sido exitoso, pero hay un problema muy serio en los estados del centro del país, que rodean la ciudad, por una cantidad enorme de gente. Hay presión del crecimiento urbano que afecta muchísimo, lo que se nota en los bosques que rodean la ciudad de México.

–¿Es exitoso un programa en el que en un año se decomisan 19 mil metros cúbicos de madera, con una deforestación de 600 mil hectáreas, y que en gran medida se debe a la tala ilegal?

–El problema de la pérdida de áreas boscosas y de selvas no es la tala clandestina, sino el crecimiento de la frontera agrícola y ganadera, el cambio climático y la falta de cultura del cuidado del bosque. Cero tolerancia se realiza en cuatro estados que rodean el Distrito Federal. El presidente Calderón fue ambicioso en decir cero tolerancia; el éxito será cuando logremos frenar la tala en estas áreas. ¿Lo vamos a lograr en cinco años? Quién sabe. Aquí luchamos contra miles de personas, contra intereses económicos y políticos muy fuertes. Todavía nos falta, hay mucho por hacer para que se vea que la Profepa va de verdad a cumplir con la ley.

–¿Cuál es la debilidad de la Profepa?

No se lucha contra criminales

–La cultura de la impunidad generalizada. Culpa de la Profepa, de sus empleados y también de la sociedad; el poco cumplimiento de la ley, el poco respeto que le tenemos, es un problema generalizado en el país, y es más complicado en la Profepa porque en la mayía de los casos no estás luchando contra criminales, sino contra quien juntó dinero toda su vida para hacer una casita en la playa y cree que puede hacer lo que quiere ahí o en la montaña.

–Cuando lo designaron al frente de la Profepa hubo cuestionamientos de organizaciones civiles sobre su trabajo.

–Escuché historias jaladas de los pelos, ridículas; puedo presumir de haber sido un gobernador y alcalde ambientalista. Sobre todo como alcalde, recibí agresiones físicas de gente sindicalizada, de funcionarios públicos, del gobierno del estado, por proteger el medio ambiente. Es increíble la capacidad que tienen los políticos del viejo sistema para crear historias.

–Y respecto a la versión de que no tiene la capacidad suficiente para el cargo, usted dice que sí la tiene. ¿En qué lo sustenta?

–En el trabajo que hice como gobernador de Yucatán. Soy la única persona en este país que ha parado un proyecto de explotación a Pemex. Como persona física pedí a la paraestatal que se hiciera la consulta pública para ver si pasaba el proyecto Progreso. No cumplió los requisitos ambientales, se paró. Me siento con plena capacidad para este cargo. Ahora, como procurador, lo voy a exigir más. A quien critique qué hago aquí le puedo presumir: consulta pública que frenó a Pemex. Hay varios millones de barriles menos en la reserva (por lo que) me siento mal y ofrezco una disculpa al presidente Calderón y a los mexicanos.