Días que marcaron al mundo
La tumba de Tutankamon
En este recorrido por la historia existen dos capítulos que remueven los sueños de cualquiera con espíritu de explorador: encontrar la tumba de un rey misterioso, de preferencia intacta, con miles de tesoros, que dé fama científica y fortuna económica; o descifrar algún idioma antiguo, en cuya tarea han participado decenas de científicos, con tal de darle un sonido y un significado.
Ambas cosas se lograron con una separación de cien años: Jean François Champollion descifró la Piedra de Rosetta, mientras que Howard Carter descubrió la tumba del rey adolescente Tutankamon, intacta después de 3 mil 245 años.
Sin el desciframiento de los jeroglíficos en 1822 poco habría podido saberse de Tutankamon, y todas las piezas que ahí se encontraron –cuya catalogación y traslado llevó 10 años– no contarían una historia.
Así se escribió un poco la historia. En septiembre de 1822, Champollion, un hombre francés venido a menos consigue darle sonido a los jeroglíficos después de vivir obsesionado por la Piedra de Rosetta. El día que lo consigue sale corriendo a contárselo a su hermano y sufre un colapso que lo tuvo cuatro días en cama. Los primeros sonidos que se escucharon después de cientos de años fueron: Ramsés y Tutmosis, dos de los principales faraones egipcios.
La de Howard Carter, lord Carnarvon y Tutankamon, salpicada de la leyenda de la maldición del faraón, ocurrió en 1922. Carter, un arqueólogo autodidacta tenía sobre sí la amenaza de que Carnarvon dejaría de financiar sus expediciones, en las que apenas si había descubierto algunas vasijas.
Carter confiaba en que unas escaleras que había localizado lo llevarían a la tumba de Tutankamon… y no estaba equivocado.
Este es el quinto documental de la serie Días que marcaron al mundo, realizado por la BBC de Londres en coproducción con The History Channel, que esta semana se añade a la colección que La Jornada ofrece a sus lectores.