Usted está aquí: miércoles 9 de abril de 2008 Mundo Silvio Berlusconi y Walter Veltroni, favoritos para los comicios del domingo en Italia

■ Al parecer es inevitable la ruta hacia el bipartidismo en el sistema electoral

Silvio Berlusconi y Walter Veltroni, favoritos para los comicios del domingo en Italia

■ Se juegan su sobrevivencia los partidos pequeños de izquierda; posible, un “descalabro”, afirman

Luis Hernández Navarro (Enviado)

Nápoles, 8 de abril. El último tren para estar presente en el Parlamento italiano ha salido y la mayoría de las formaciones políticas quieren subirse a bordo. En lo que parece ser la inevitable ruta hacia un sistema bipartidista, 18 listas partidarias competirán este domingo 13 y el lunes 14 por tener representantes legislativos.

Dos nuevos partidos se perfilan como los posibles ganadores de la contienda electoral. Uno es el derechista Partido del Pueblo de la Libertad, del magnate televisivo Silvio Berlusconi, fundado en noviembre de 2007.

El otro es el Partido Demócrata (PD), con Walter Veltroni como su candidato a la presidencia del consejo; busca ser la versión italiana del Partido Demócrata de Estados Unidos. Ambas fuerzas se benefician de una fuerte corriente en favor del “voto útil”.

En el camino se juegan su sobrevivencia el resto de fuerzas políticas electorales. La Izquierda del Arcoiris, integrada por Refundación Comunista, los Comunistas Italianos, los Verdes y la Izquierda Democrática, que postula al viejo comunista renovador Fausto Bertinoti. Corre el riesgo de recibir un descalabro similar al padecido por los comunistas franceses y españoles en los últimos comicios. También está en juego el futuro de socialistas y de la Unión del Centro.

Las reglas electorales exigen obtener, al menos, 4 por ciento de la votación para tener representantes a la Cámara de Diputados, y 8 por ciento para la de senadores.

Estas elecciones nombrarán un nuevo gobierno para sustituir el de centro-izquierda de Romano Prodi, que condujo el Estado italiano entre 2006 y comienzos de 2008. La administración Prodi se hundió, después de múltiples desavenencias, cuando el centrista Clemente Nastella, ministro de Justicia, renunció a su cargo a raíz de una investigación judicial por corrupción contra su esposa, presidenta de la región de Campania.

El ex ministro y sus socios en el Senado se negaron a dar a Prodi un voto de confianza. El gobierno estaba ya, sin embargo, tocado de muerte. Había rehusado sistemáticamente poner en práctica ofertas de campaña o demandas populares como aplicar políticas sociales, legalizar las parejas homosexuales y finalizar la presencia militar en Afganistán.

Las elecciones transcurren en medio de un descrédito profundo de la clase política. El libro La casta, de los periodistas, de Sergio Rizzo y Gian Antonio Stella, ha dado cuenta de ella. Sólo entre mayo y diciembre de 2007 la obra tuvo 27 reimpresiones.

El trabajo es una despiadada fotografía de los privilegios que disfrutan los políticos profesionales y sus partidos. Cita, por ejemplo, que los gastos de financiamiento de los órganos constitu- cionales alcanzaron durante 2006 más de mil 770 millones de euros.

El salario del presidente del consejo es el sexto más alto entre los jefes de Estado y de gobierno del mundo. Un parlamentario recibe un estipendio de 15 mil 700 euros al mes. Los eurodiputados italianos tienen los ingresos más altos en el Parlamento Europeo.

En esta ocasión el PD se negó a entablar alianzas electorales con sus antiguos aliados y decidió competir en solitario. Su dirigente, Walter Veltroni, fue escogido en elecciones primarias por 3 millones de personas. Su campaña busca emular el ejemplo de Barack Obama en Estados Unidos. Hasta su lema “Sí podemos juntos” es el mismo del estadunidense.

En sus listas electorales aparecen tanto patrones como trabajadores. Promueve profundas reformas liberales en la economía. Su cercanía con el mundo empresarial es estrecha. En cambio, rehuye definiciones precisas sobre el laicismo y la Iglesia católica; presume de tener óptimas relaciones con el Vaticano.

Silvio Berlusconi, quien va por un tercer periodo al frente del Estado, se ha distanciado también de algunos de sus antiguos amigos, para tratar de aparecer como más centrista. Las encuestas lo señalan como probable triunfador.

Más allá de su rivalidad en la coyuntura, ambas fuerzas están de acuerdo en avanzar en una nueva legislación laboral que perfilen al país hacia el bipartidismo. El último tren de la representación parlamentaria ha salido de la estación y casi todos los partidos quieren subirse, aunque sea al furgón de cola.

 
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