Usted está aquí: miércoles 9 de abril de 2008 Mundo Hay un “culto estúpido a la seudocultura yanqui”, alertan intelectuales cubanos

■ Plantean crear una “comisión de valores” para restaurar el tejido espiritual de la sociedad

Hay un “culto estúpido a la seudocultura yanqui”, alertan intelectuales cubanos

■ Llama el ministro Abel Prieto a medios y escritores a hacer frente a la banalización

■ El congreso de escritores arremete contra la televisión local y advierte sobre conductas juveniles

Gerardo Arreola (Corresponsal)

Ampliar la imagen Miguel Barnet, narrador, poeta y etnólogo, durante una rueda de prensa ayer en La Habana como nuevo presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que en días pasados concluyó su séptimo congreso Miguel Barnet, narrador, poeta y etnólogo, durante una rueda de prensa ayer en La Habana como nuevo presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que en días pasados concluyó su séptimo congreso Foto: Reuters

La Habana, 8 de abril. Un año después de un debate espontáneo sobre política cultural, intelectuales cubanos lanzaron duras y múltiples críticas a la televisión local, alertaron sobre la conducta social de sectores de la juventud y reclamaron ampliar los espacios de discusión en el país.

En enero de 2007 estalló en el correo electrónico una protesta de creadores que creyeron advertir en la televisión señales de regreso a la política dogmática, represiva y homofóbica del quinquenio gris de los años setenta. El gobierno confirmó que esa línea estaba descartada, pero el debate siguió en un ciclo de conferencias.

La semana pasada, el séptimo congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) reavivó las impugnaciones de hace un año, al reprochar a la televisión la ubicación de programas de calidad en horarios marginales; la persistencia de racismo, homofobia y “patrones colonizadores”, falta de profesionalismo, prejuicios en los espacios cinematográficos, falta de debate, superficialidad, aburrimiento, falta de reflejo de los problemas sociales del país y un “al parecer imparable deterioro de que ha sido objeto el medio, tecnológico, productivo, ético, institucional”, entre otros puntos.

La investigadora Gisela Arandia consideró que la credibilidad social en los medios de comunicación locales se irá alcanzando “en la medida en que se entienda que la población cubana se ha ganado el derecho a participar activamente en debates serios sobre su realidad, lo cual no se logrará mientras se piense que hay que digerirle las cosas a la gente porque no está capacitada para entender”, mientras el director de la revista Temas, Rafael Hernández, pidió crear espacios de “verdaderos debates inclusivos” en Internet.

Esteban Lazo, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC), dijo que el gobierno ha invertido unos mil millones de dólares en siete años en obras educativas y culturales, pero pidió a los intelectuales que actúen para influir en la televisión: “Los necesitamos hoy más que nunca en la lucha por seguir salvando para siempre la revolución y el socialismo”.

Lazo tiene a su cargo la supervisión del Ministerio de Cultura y del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), que a su vez está bajo la autoridad del Departamento Ideológico del PCC.

Tanto Lazo como el presidente Raúl Castro, quien dio un breve mensaje de clausura, dijeron que estaban de acuerdo con la mayoría de las opiniones del congreso, pero tenían discrepancias con otras.

El ministro de Cultura, Abel Prieto, también integrante del Buró Político, resaltó el acuerdo del congreso de crear una “comisión de valores”, para “restaurar el tejido espiritual de la sociedad” y rebatir “el culto estúpido a la seudocultura yanqui, la frivolidad del colonizado, los retrocesos éticos, la corrupción, el racismo”.

También llamó a que su despacho, el ICRT y la Uneac actúen con mayor cohesión “para defender nuestros auténticos valores culturales frente a la banalización; necesitamos dar una batalla contra los modelos coloniales que hoy nos contaminan”.

El nuevo presidente de la Uneac, el narrador, poeta y etnólogo Miguel Barnet, dijo que “si verdaderamente somos la vanguardia cultural y artística, tenemos que ajustarnos a estos tiempos y empujar este carro hacia el futuro”.

El poeta y ensayista Víctor Fowler describió como “el desafío cultural más serio que enfrenta el socialismo como sistema y modo de vida” el de convertir a ese modelo en “un destino atractivo culturalmente deseable, una opción de vida grata en un amplísimo abanico que abarca estilos de vida, identidades sexuales, entretenimiento, prácticas populares, modos de religiosidad, habilitación de espacios, nuevas vías de comunicación interpersonal y presencia pública del Yo, entre otros”.

“¿Y cuál es el patrón de entretenimiento en el socialismo y cuál el de información?”, planteó Fowler. “¿Cuáles son los límites de lo aceptable (para entretener) y de lo permisible (para decir)?”

El diagnóstico escaló hasta fenómenos sociales, como el del vandalismo que ha surgido en algunos sectores juveniles, lo que llevó al compositor Roberto Valera a decir: “¿Por qué, junto a tanto joven valioso, producimos aún tanta escoria?... No podemos alardear de ser una potencia educativa porque educación no es sólo instrucción. No se trata de falta de educación formal, pues no hablamos de formalidades, sino de esencias”.

En la misma línea, el escritor Reynaldo González evocó la violencia verbal expandida en la sociedad, como factor activo que genera otras violencias y anula la capacidad de conversación y daña la convivencia: “Creo, sin dramatizar mucho, que ya tocamos fondo. Hemos llegado a un momento en el que ya no se respeta nada”.

“Esta necesidad urgente de recuperar algunos niveles de comportamiento más o menos normales, está acosando a nuestra sociedad”, agregó González. “Hay gente que no viven unos con otros, sino unos contra otros”.

 
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