Usted está aquí: miércoles 9 de abril de 2008 Política Reconoce la Armada indicios de que marinos golpearon a indocumentados en Oaxaca

■ Mando de dependencia y visitador de CNDH acuden al lugar de los hechos

Reconoce la Armada indicios de que marinos golpearon a indocumentados en Oaxaca

■ Consideran que son insuficientes los datos para saber si los militares ultrajaron a una mujer

Jesús Aranda e Hiram Moreno (Enviado y corresponsal)

Ampliar la imagen Oficiales de la Secretaría de Marina, durante la inspección, ayer, del lugar en que presuntamente elementos de esta corporación y del Instituto Nacional de Migración, de la Secretaría de Gobernación, violaron a dos mujeres en el pueblo oaxaqueño de Las Palmas, municipio de Niltepec Oficiales de la Secretaría de Marina, durante la inspección, ayer, del lugar en que presuntamente elementos de esta corporación y del Instituto Nacional de Migración, de la Secretaría de Gobernación, violaron a dos mujeres en el pueblo oaxaqueño de Las Palmas, municipio de Niltepec Foto: María Meléndrez Parada

Las Palmas, municipio de Niltepec, Oax., 8 de abril. La Armada de México detectó que seis infantes de Marina ingresaron de forma irregular al poblado de Las Palmas en busca de indocumentados centroamericanos y que hay indicios de que marinos golpearon a indocumentados durante el operativo ocurrido el 31 de marzo pasado en esta localidad.

En un acto sin precedentes, el contralor e inspector general de la Armada, almirante Ramón Morales Gutiérrez acudió al lugar de los hechos para iniciar las investigaciones relacionadas con denuncias hechas por organismos defensores de derechos humanos, según las cuales los marinos que apoyaron al Instituto Nacional de Migración (INM) violaron las garantías de indocumentados, además de que habrían participado en la violación de una centroamericana.

Después de conocer los pormenores del operativo, en el que 55 marinos apoyaron al INM, de hablar con los pobladores y de escuchar a los sacerdotes Alejandro Solalinde y Meimar Vázquez, el almirante Morales sostuvo que elaborará un informe detallado de los hechos al alto mando de la Armada y, afirmando –por otra parte–, que la dependencia no solapa ni permitirá que sus elementos violen los derechos humanos.

Comentó que ya se habló con los integrantes del 28 Batallón de Infantería, quienes reconocieron los hechos por lo que algunos podrían ser, incluso, merecedores de la baja del servicio de las armas.

La razón de la presencia del almirante, además de la del director general de la quinta visitaduría de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Armando Torres, y de la delegada regional del Instituto Nacional de Migración en Oaxaca, Mercedes Gómez Mont, respondió a la publicación de la denuncia en este diario de lo ocurrido el 31 de marzo pasado.

Como muestra de apertura, estuvo presente el cabo Raúl Trinidad Hernández, cuya foto fue publicada y se daba a entender que golpeaba con el tolete a un detenido. El marino sostuvo que nunca golpeó a la persona y que tras recibir insultos, levantó la macana para amagarlo. Sin embargo, de acuerdo con el manual de operaciones, los marinos no pueden ni siquiera tomar por el brazo a los detenidos; sólo pueden conducirlos al lugar en el que los agentes de migración se hacen cargo.

Los funcionarios llegaron al punto en que el día referido Migración organizó un dispositivo para detener el tren de carga que sale de Arriaga, Chiapas, hacia el centro del país, que es utilizado por personas indocumentadas en su paso hacia Estados Unidos.

De acuerdo con la explicación del capitán de navío José Martín Paniagua, en estas acciones se forman dos líneas con marinos que no van armados y llevan sólo un tolete para su protección, quienes tienen la misión de esperar que los indocumentados desciendan del tren para entregarlos a la autoridad correspondiente. En tanto, abundó, otro grupo de marinos, éstos sí armados, rodean el perímetro como medida de seguridad.

El día referido 55 elementos de la Armada participaron y quedó constancia de que algunos corretearon a los migrantes, que amagaron con sus toletes para amedrentarlos; que ingresaron a Las Palmas –a unos 500 metros de la vía del tren–, que obligaron a un detenido a quitarse los zapatos y que recorrieron el poblado en busca de indocumentados.

Respecto de la acusación de que había sido ultrajada una mujer en un cuarto de ladrillo próximo a la vía, el almirante Morales comentó en entrevista que los testimonios recabados al respecto no eran suficientes para establecer la posible agresión a una mujer por los militares.

De acuerdo con el funcionario de la CNDH y los oficiales de la Marina consultados, ésta es la primera vez en que, ante una denuncia semejante, un representante del alto mando acude directamente a tomar conocimiento de los hechos, lo que habla, “del compromiso de la Armada de respetar los derechos humanos y de sancionar a quien incurra en alguna irregularidad”.

Teresa Ramírez, de unos 60 años, relató que el día de los hechos, después del operativo en que 91 personas fueron remitidas a Migración, jóvenes de los que lograron escapar, se acercaron a su casa para pedirle un poco de agua y que les permitiera bañarse y descansar. Para ella, así como para muchos de los integrantes de su comunidad, los migrantes no les infunden temor y la ayuda que les llegan a prestar la ven como algo normal; lo que estuvo fuera de lo normal fue la incursión militar en el poblado en su búsqueda.

Para el comandante Paniagua lo más difícil en estas acciones es “controlar al personal”, a pesar de las constantes indicaciones de respetar los derechos humanos. “Sabemos lo que no debemos hacer y para ello estamos preparados”, sostuvo.

 
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