■ A pesar del mal estado físico del plantel, Romano se mostró optimista para el clásico

Tuzos diluyó el espejismo que significó el triunfo del América en la Libertadores

■ El juego aéreo vuelve a poner en evidencia el pésimo trabajo defensivo de las Águilas

Marlene Santos Alejo

Con las alas rotas y sin condición física llegarán las Águilas al clásico ante Chivas, sin más aspiración que pelear por el orgullo maltrecho, luego de agudizar su racha crítica tras la derrota en casa 1-3 ante Tuzos.

La victoria sobre River Plate, de la Copa Libertadores, quedó en mero espejismo y la afición se fue con la finta, pues ayer el estadio Azteca tuvo buena entrada, unas 40 mil personas que abandonaron en silenciosa y triste procesión el coloso de Santa Úrsula, varias con bolsas de papel de estraza en la cabeza.

Desde el inicio, los Tuzos dieron muestra de un mejor futbol, más elaborado, pero sin capacidad para superar la zaga amarilla. Carlos Rodríguez y José Torres distribuyeron el balón a los costados, mientras El Chaco Giménez intentó pases filtrados para Luis Gabriel Rey, sin mayor éxito.

Inclusive, América tuvo dos opciones claras; una fue un remate de volea de Diego Cervantes que pasó a la derecha de la meta defendida por Miguel Calero. El fiasco llamado Richard Núñez echó a perder una más en mano a mano con el portero tuzo frente al poste izquierdo.

Parecía que se irían al descanso sin goles, pero salió a relucir el talento de los juveniles; por la visita, Edy Brambila sacó del letargo a todos al avanzar al área enemiga, donde extrañamente Cervantes, Zavala e Íñigo no hicieron más que abrirle camino, Brambila fusiló a Ochoa con un obús que se incrustó en el ángulo superior izquierdo.

Las Águilas, que llevan nueve partidos sin triunfo en la liga y sumaron su quinta derrota en casa, responden con más impulsos del corazón que buen juego. Así lo hizo Enrique Esqueda, quien sigue en plan de exorcizar los traumas del preolímpico donde tanto falló, pues remitió un trallazo que pegó en el larguero y picó dentro. A la postre resultó el tanto del honor.

Un verdadero baile

Para el complemento, el público alimentó una falsa ilusión con el ingreso entre aplausos del ariete paraguayo Salvador Cabañas, porque como un baño helado los silenció el gol de Paul Aguilar a pase de Carlos Rodríguez; un cabezazo a bocajarro que dejó sin reacción al portero Guillermo Ochoa.

Al minuto 53, Leobardo López acabó con la raquítica moral de los amarillos, al aprovechar un tiro de esquina cobrado por José Torres; el zaguero mostró su buena técnica para cabecear y así definió el marcador.

Desde un palco, el suspendido técnico Rubén Omar Romano decidió el ingreso de Federico Higuaín, pero ya nada pudo evitar el baile que en los minutos finales les aplicó el Pachuca. Los olés y el grito de “¡Tuzos, Tuzos!” de unos 2 mil hidalguenses inundaron el ambiente en el estadio Azteca.

Romano (19 partidos sin victoria) dijo que en el segundo gol hubo una falta y eso derrumbó a su equipo. Se mostró optimista de cara al clásico, porque “vamos a tener una semana larga para trabajar”, pero observó que simplemente no se puede cuando las piernas ya no dan para más, “cuando no hay físico, aunque la mente quiera”.

Enrique Meza, timonel de Tuzos, señaló que ganaron tres puntos muy importantes en su afán de no despegarse de los punteros del grupo uno, Toluca y Jaguares. Este lunes viajarán a Wa-shington para enfrentar al DC United, en la Copa de Campeones de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Futbol.