■ Campos de pastoreo, potreros y cultivos, invadidos por el agua; piden suspender descargas
Inundan los desfogues de la presa Peñitas zona chontal de Nacajuca
■ Pobladores dicen que Conagua y CFE perjudican sus comunidades por proteger a Villahermosa
■ El gobierno del estado envía 60 toneladas de ayuda a pequeños productores pecuarios afectados
Ampliar la imagen Venancio Silva, habitante de la comunidad Arena, en Nacajuca, muestra los daños causados por el desfogue de la presa Peñitas Foto: René Alberto López
Nacajuca, Tab., 6 de abril. Por toda la zona chontal de este municipio, el más afectado por los mil 400 metros cúbicos de agua por segundo que la presa Peñitas desfoga en el alto Grijalva, llueven quejas por daños causados por desbordamientos, principalmente inundaciones de potreros y cultivos.
Según el alcalde, Abenamar Leiva, más de 11 mil hectáreas de pastizales y cultivos se han siniestrado en 33 comunidades, por lo que exigió a las autoridades federales “parar temporalmente el desfogue de la presa”.
Lugareños como Miguel García consideraron que al descargar las aguas de la presa Peñitas la Comisión Federal de Electricidad (CFE) está “echando más agua para acá, para el río Samaria”, y menos para el Carrizal, cuyo cauce rodea a Villahermosa, la capital tabasqueña, para tratar de salvar a la ciudad de “otra inundación como la del año pasado”.
Pero el Samaria ocasiona estragos en zonas rurales de los municipios de Jalpa de Méndez y Cunduacán.
El presidente municipal de Cunduacán, Francisco Sánchez Soberano, aseguró que en esa demarcación han resultado dañadas unas mil 200 hectáreas, la mayoría pastizales, así como cultivos de maíz, plátano y cítricos.
El edil pidió a las comisiones Nacional del Agua (Conagua) y Federal de Electricidad asumir su responsabilidad por las avenidas de agua, las cuales causan serios problemas en comunidades, “que se están inundando y son las mismas que resultaron afectadas en octubre y noviembre del año pasado”.
En el ejido Cantemó, enclavado en la zona chontal de Nacajuca, el productor ganadero Pablo de la Cruz prevé que deberá sacar sus reses de la parcela de su padre para llevarlas a una zona alta, porque el río Samaria crece, “aunque poquito”, todos los días. Los animales quedaron prácticamente atrapados y pastan en un camellón de tierra rodeado de agua.
Por diferentes caminos de la región se observan camionetas y remolques cargados de animales que son sacados de potreros alcanzados por las aguas.
Mientras, en la congregación Arena, en otro extremo de la zona chontal, Venancio Silván, pequeño productor, lamenta haber perdido su cosecha de alrededor de 600 sandías, así como más de una hectárea de maíz. “El problema mayor es con el ganado, pues no hay pastura, porque la subida del río alcanzó la mayoría de los potreros”, dijo.
“No lo esperábamos. Nunca nos habíamos inundado para estas fechas, porque estamos en plena temporada de secas y grandes calores, pero todo el problema viene de las presas”, aseguró.
La delegada municipal en Arena, Sara Silván de la Cruz, afirmó que las inundaciones han dañado más de 10 hectáreas de maíz, frijol, sandía, tomate, plátano y pastizales en este poblado, ubicado en las márgenes del Samaria.
En la comunidad Pastal y el ejido Chicozapote los pobladores aprovecharon el fin de semana para subir sus pertenencias sobre tapescos (plataformas de tablas y palos colgadas del techo con cuerdas).
Leonardo Hernández Pérez recuerda que en octubre y noviembre del año pasado hizo lo mismo para salvar sus bienes y consideró que él y sus vecinos deberán estar listos por si continúa la “creciente del río”.
Sobre la queja de algunos lugareños, quienes consideran que la situación que enfrenta Nacajuca es resultado de que se pretende salvar a Villahermosa de otra inundación, Gilberto Segovia, vocero de la Conagua en la entidad, señaló que 60 por ciento de los mil 400 metros cúbicos de agua que cada segundo desfoga la presa Peñitas llegan al río Samaria y 40 por ciento al Carrizal.
Dijo que en la compuerta Macayo, obra que está paralizada desde el año 2000, se bifurcan los ríos Samaria y Carrizal, y la diferencia entre el caudal que reciben ambos se debe a que el primero tiene en algunas partes hasta dos kilómetros de ancho, está azolvado y requiere más agua, pues de lo contrario podría desaparecer.
La noche del sábado se emitió un comunicado para informar que la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesca estatal envió 60 toneladas de productos a pequeños productores pecuarios de Nacajuca afectados por las inundaciones, para que alimenten a su ganado mientras llegan recursos frescos “durante la próxima semana”.