■ María Eugenia Sampallo es la primera “hija” que se querella contra sus falsos padres
Condena tribunal oral argentino a ex militar y un matrimonio por apropiación de una niña
Ampliar la imagen Mariana Eugenia Sampallo Barragán y su falso padre, Osvaldo Rivas Foto: Reuters
Buenos Aires, 4 de abril. Un tribunal oral federal condenó hoy a 10, ocho y siete años de prisión a un ex militar y un matrimonio por la apropiación de una niña nacida en cautiverio durante la pasada dictadura, en el primer juicio que fue promovido por la propia joven –hija de desaparecidos–, quien recuperó su identidad en 2001.
En fallo dividido, los jueces condenaron a 10 años al ex capitán Enrique Berthier, acusado de apropiarse de la niña y entregarla a Osvaldo Rivas, al que le correspondieron ocho años y siete a su ex esposa María Cristina Gómez, los que registraron como suya a María Eugenia Sampallo Barragán.
Los verdaderos padres de María Eugenia fueron Mirta Barragán y Leonardo Sampallo, plagiados en diciembre de 1977 y llevados a los centros clandestinos de detención Club Atlético y El Banco.
Mirta Barragán estaba embarazada y fue mantenida viva hasta el parto, como sucedió con cientos de desaparecidas, lo que era sistemático durante la dictadura.
La joven descubrió que era adoptada y tuvo una vida muy difícil con sus “padres”. Rivas le hizo una falsa acta de nacimiento firmada por el fallecido médico militar Julio César Cáceres.
Apoyada por Abuelas de Plaza de Mayo, la joven fue la primera nieta que decidió llevar ante los tribunales a sus apropiadores.
Ayer, el fiscal Félix Croux solicitó al tribunal oral, donde se llevó a cabo el juicio desde el 19 de febrero, condenas mayores para este delito de lesa humanidad, y advirtió de una tendencia en juicios anteriores de buscar “atenuantes”, y señaló críticamente que “la justicia ha sido muy piadosa”.
Abuelas de Plaza de Mayo la encontró después de 24 años de búsqueda, y en estos días la joven pidió a los medios que no llamen “padres adoptivos” a quienes robaron a niños recién nacido, en las condiciones en que esto sucedió, donde los apropiadores pueden haber sido los mismos que secuestraron, torturaron, mataron y desaparecieron a los padres.
“Nos separaron de los padres, de su amor, y yo digo que el vínculo con este tipo de personas (los apropiadores) está marcado por la crueldad y la perversión”, dijo.