■ Natalia Lafourcade habla en entrevista sobre Las cuatro estaciones del amor, su reciente disco
“Lo que hago no es rock... ni pop, como en México lo entienden”
■ En Ottawa concibió su material instrumental, en cuya producción participó la Orquesta Sinfónica Juvenil de Jalapa
■ Con esta grabación comprendí que no se trata de convencer a nadie, expresó
Ampliar la imagen El más reciente disco de Natalia Lafourcade ya casi se agota, pese a haber contado con poca difusión Foto: Carlos Cisneros
Pequeña de estatura, pero elevada en ambiciones, la cantante y compositora mexicana Natalia Lafourcade navega sobre el mundo del pop de calidad con un álbum que, a pesar de haber contado con poca promoción, ya casi se agota: Las cuatro estaciones del amor, soñador y bello EP con cuatro tracks de música para orquesta, concebido y coordinado por ella misma, al que define como “contemporáneo pop”, y que remite a la música para filmes actuales, a lo Danny Elfman.
Con 23 años, un disco solista y otro a modo de banda de rock (La Fourquetina), Natalia ha vivido la sobrexposición de tener un sencillo exitoso como En el 2000; haber cantado el tema del filme Amar te duele, de Fernando Sariñana; haber sido imagen de marcas como Pepsi y Doritos, o haber ganado varios premios MTV. Pero lo suyo es hacer música, no ser una “estrella”. Así que tras un año en Canadá, Natalia volvió renovada en inquietudes artísticas: “Tengo la sensación de estar empezando de cero”, afirma contundente.
Y es que haber iniciado su fama como cantante pop, ha hecho que su cálido y extraordinario talento vocal sea pasado de largo por el público masivo, al creerla equivocadamente un “producto prefabricado”. Ni su segundo disco Casa (2005), más roquero, en el que estuvo de lleno involucrada en composición y ejecuciones instrumentales, hizo cambiar de parecer a muchas orejas radicales que, en vez de prestar atención a su música, han preferido darle la espalda en festivales como el Vive Latino o uno reciente en el Bosque de Tlalpan.
Es sobre su disco instrumental, la confrontación con su actual situación creativa, y el concierto que hoy ofrecerá en El Vicio, que Lafourcade habló en entrevista.
Cuatro estaciones
Con un título que remite a Vivaldi, Natalia dice haber concebido en Ottawa, mientras observaba el paisaje y leía sobre los cambios de la naturaleza, que el amor tiene procesos similares: “Nace, florece, se seca, se muere. En las personas el amor opera de manera parecida al de la naturaleza. El amor es algo muy fuerte, bipolar, extremo. La gente puede enfermarse de amor, morirse, volar o caerse; el amor nos lleva por estados anímicos muy intensos, que nos hacen estar vivos... Y yo acababa de pasar por todo eso”, expone.
Y prosigue: “Fui a Canadá a estudiar inglés y música, pero también a alejarme de lo vivido. A través de mi mamá, que es pedagoga musical, contacté a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Jalapa, que ofreció tocar lo que yo les llevara. Yo quería hacer un proyecto instrumental, con tecladitos y beats electrónicos; pero con esa oferta, no podía desaprovechar el tener una orquesta a mi disposición; así que con piano, guitarra y voz, trabajé en mi computadora algunas ideas, de modo básico, pues no tengo profundos conocimientos musicales. El director de orquesta Yves Lacousiere me ayudó a escribirlo en partituras.
“Cuando volví a México y le di la obra a la orquesta, todo sonaba plano, porque no le había puesto dinámicas ni intenciones... ¡Yo no sabía que lo requería! (risas). Pero ellos fueron pacientes; a mi modo les fui explicando cómo quería cada parte. Mi mamá me ayudó a aterrizar cada intención... La coordinación final de la orquesta fue de Gilberto Martínez”.
Así, la obra resulta un compilado lúdico, pleno de metales, pianos, celestas, acordeones con estilo a bandoneón de Astor Piazzola, muchas percusiones y coros élficos. Nada de palabras cantadas: “Mi idea era generar un soundtrack que a cada persona le remitiera a su propia historia de amor. Generar lo que viví de niña, cuando mi mamá me llevaba a conciertos de música clásica y yo hacía dibujos de las historias que imaginaba al oírla”, recuerda.
Y agrega: “En medio de la grabación me dije: esto es la felicidad, hacer lo que realmente quiero hacer; ponerme retos grandes que quizá suenen a imposibles. Me encantó transgredirme: me ayudó a tenerme confianza. Vi que no se trata de convencer a nadie, sino de crear lo que quiera sólo porque me gusta, sin pensar si va a pegar o no. Sólo hay que ser honesto, pero también muy crudo: quitar lo que sobre, aunque me guste... Es un proyecto muy mío. Aunque también me hizo ver que me falta mucho; me decía: ‘chale, debí haber acabado la escuela (de música)’. Sentí frustración al no poder escribirlo todo yo sola. Aun así, me siento contenta y al público le ha gustado mucho”.
Volver a nacer
–Respecto de la transición vivida como creadora, ya no se trata de la chavita pop a la que le producen otros su música, sino alguien que tiene el control de su obra y está transmitiendo de manera más transparente lo que siente y piensa. ¿Cómo se toma el que muchos sigan creyendo que es un “producto prefabricado”?
–Es difícil, porque lo que hago no es rock… ni pop como en México lo entienden. Yo hago pop, pero a la manera como se entiende en otros países. Cuando en el Bosque de Tlalpan me abuchearon, me saqué de onda. Pero sólo pensé: debo seguir haciendo lo que me gusta. A pesar de la proyección mediática que he vivido, ya no me veo en nada de eso. Vivo una nueva página en mi vida... muy pesada, pero satisfactoria...
“Fue muy importante para mí haber viajado a Canadá, como volver a nacer: desde sentirme un bebé por no hablar inglés, hasta tocar en pequeños foros donde nadie me conocía. Otra cosa que cambió mi visión fue haber vivido con músicos que en cada fiesta se ponían a tocar. Se me hacía muy nerd; ya luego vi que era padre ver la música como algo natural, integrado a tu vida, y no como un trabajo en el que hay horarios de ensayo y giras. Algo muy hippie, pero interesante.”
Respecto de lo que el público podrá escuchar hoy en El Vicio, Natalia refirió que se trata de un concierto acústico, con siete músicos, en el que interpretará sus viejas canciones en versiones distintas, así como temas nuevos, aún no grabados, que vendrán en su próximo disco, aún sin titular: “No tienen que ver con mis álbumes anteriores. Está más empatado con el instrumental; se nota que fueron temas concebidos a la par. Son canciones agridulces, alegres, infantiles, inocentes, pero ácidas; llenas de imágenes, situaciones, sensaciones y vivencias, como la amistad y el desamor...”
Natalia Lafourcade se presenta hoy en El Vicio (Madrid 13, Coyoacán), a las 21 horas.