Usted está aquí: jueves 3 de abril de 2008 Cultura Nemian festeja tres lustros con un juego visual entre el cuerpo y lo etéreo

■ La agrupación presenta La piel del desierto en el Teatro de la Danza

Nemian festeja tres lustros con un juego visual entre el cuerpo y lo etéreo

Fabiola Palapa Quijas

Para Isabel Beteta, directora y coreógrafa de la compañía Nemian Danza Contemporánea, mantenerse 15 años significa una conquista que se logró al explorar con estilo propio las diferentes facetas humanas, aunado a la formación técnica de los bailarines que han transitado por vericuetos y paisajes del mundo de la danza.

Desde su fundación en 1993, Nemian ha sobresalido por su originalidad y sus propuestas escénicas, así como por el rigor en la ejecución. También ha realizado exitosas giras por Sudamérica, Europa, Estados Unidos y Canadá.

“Durante estos años ha fortalecido un estilo propio, debido a que los integrantes han sido los mismos y nos hemos concentrado en trabajar con obra mía y de algunos bailarines interesados en montar coreografías. Anteriormente colaboraban diferentes creadores y esto ha cambiado”, aclara la directora de la compañía.

La compañía fundada y dirigida por Beteta iniciará los festejos de 15 años de vida profesional en los escenarios con la reposición de su más reciente obra La piel del desierto, que se presentará del 4 al 6 de abril en el Teatro de la Danza.

Al respecto, Beteta explica: “Me interesó el tema del desierto porque es muy sensual, la arena tocando la piel, el viento que la acaricia y mueve el cabello. Está la parte sensual y espiritual, así como la mental, cuando en condiciones extremas por el calor, se ven espejismos, visiones”.

La estructura de la obra consiste en el origen del hombre como parte de la tierra; la relación que vive aquél en el desierto; la meditación en movimiento, la danza en concentración absoluta. La pieza ejemplifica el ciclo completo de un hombre que nace de la tierra y regresa a ella.

Asimismo, aborda temas como la sensualidad y el amor, donde los cuerpos femeninos desnudos representan el vaivén de las dunas que mueve el viento. El desierto es el símbolo de meditación en movimiento y el lugar al que regresan los cuerpos de hombres, convirtiéndose en lo que siempre fueron: tierra.

La piel del desierto es un montaje construido en perspectiva, que permite el juego visual de la realidad e irrealidad; el cuerpo y lo etéreo. ¿Qué es real y qué es espejismo?

Para el montaje se utiliza un video con imágenes de la fotógrafa Blanca Charolet, como parte de la escenografía.

Con los bailarines Javier Amado, Mónica Alducín, María de Jesús Bautista, Arturo Bello, Eustorgio Guzmán y Rosario Verea, La piel del desierto se presenta este viernes a las 20 horas, sábado a las 19 y domingo a las 18 horas, en el Teatro de la Danza (Campo Marte s/n, atrás del Auditorio Nacional).

 
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