Usted está aquí: jueves 3 de abril de 2008 Cultura Rescatan mediante un mural el mercado Múzquiz de San Ángel

■ La obra que pinta Ariosto Otero emerge entre los arcos del tradicional inmueble

Rescatan mediante un mural el mercado Múzquiz de San Ángel

■ Lo único que sostiene al país es su imagen histórica, artística y cultural, expresa a La Jornada

■ Se trata de salvar esos espacios condenados a muerte por el capital trasnacional, alerta

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen Ariosto Otero junto a la obra muralística que realiza en el mercado de San Ángel, la cual ocupará una superficie de 450 metros cuadrados. El recinto se encontraba asfixiado entre el ambulantaje y la basura Ariosto Otero junto a la obra muralística que realiza en el mercado de San Ángel, la cual ocupará una superficie de 450 metros cuadrados. El recinto se encontraba asfixiado entre el ambulantaje y la basura Foto: Cristina Rodríguez

La fachada del tradicional mercado Melchor Múzquiz, de San Ángel, cobra vida.

Un mural de 450 metros cuadrados, realizado por Ariosto Otero, emerge poco a poco entre sus arcos para recuperar del abandono el inmueble, que estaba asfixiado por el comercio ambulante y la basura.

La obra no sólo narra la historia del comercio de abasto en México; también plasma los rostros de quienes han contribuido a la construcción de la cultura nacional en época reciente, entre los que figuran Elena Poniatowska, escritora y colaboradora de La Jornada; el historiador Miguel León-Portilla, los escritores Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Carlos Montemayor, José Emilio Pacheco, Alí Chumacero, Carlos Fuentes, Rosario Castellanos, Octavio Paz y Juan Rulfo; la periodista Carmen Aristegui, el cinefotógrafo Gabriel Figueroa y la activista Rosario Ibarra, entre otros.

El proyecto forma parte de un plan integral de rescate de la zona histórica de San Ángel, impulsado por la delegación Alvaro Obregón, el cual incluye tanto la rehabilitación del Centro Cultural San Ángel, la Casa Jaime Sabines y el Museo del Carmen como de la Plaza de San Jacinto y el Jardín del Arte, además de la reconstrucción de empedrados en las calles aledañas.

Estucos esgrafiados

Desde octubre del año pasado, Ariosto Otero realiza estucos esgrafiados, técnica de origen prehispánico, que incluye la utilización “de los colores exactos que usaron los grandes tlacuilos mayas y aztecas: la tinta negra, el rojo, el amarillo, elaborados con óxidos naturales que no afectan el medio ambiente, los relieves hasta de seis centímetros juegan con las luces y las sombras”, explica el muralista en entrevista con La Jornada.

Se trata del mural número 37 que el artista realiza para la ciudad de México, inspirado, al igual que los otros, en “un altísimo sentido de responsabilidad, porque a este país lo único que lo sostiene es su imagen histórica, artística y cultural; lo demás es una grilla miserable y barata. Por eso insisto en los objetivos del muralismo, los cuales son claros: que no se pierda la historia.

“Las obras que realizo, por tanto, son narrativas, con un carácter épico, didáctico”.

El pintor lamenta el abandono por parte de las autoridades que, en general, padece el arte público.

Por ejemplo, explica, “en la delegación Magdalena Contreras hice 18 murales de este tipo y la mayoría no reciben mantenimiento. El año pasado pude restaurar seis, pues sufrían la gran enfermedad del grafiti; a uno le quité siete capas de pintura.

“Es absurdo e injusto porque siempre he insistido en que el arte debe estar cerca de las personas.

“Las instituciones deben responsabilizarse del mantenimiento de las obras, la ley dice que así debe ser, pero no se cumple y las obras quedan abandonadas; el artista es quien debe cuidar, mientras vive, su propia obra, porque cuando fallece su legado se muere también.”

Defensor del muralismo

El año pasado La Jornada informó acerca del estado de deterioro en el que se encuentran los tres murales que el maestro Otero donó al gobierno capitalino en 2000, para ser exhibidos en una plaza comercial en La Merced, cuando se pretendía impulsar un gran proyecto para el retiro del comercio ambulante en esa zona.

Luego de que la Secretaría de Cultura de la ciudad de México se deslindó del asunto, el Sistema de Transporte Colectivo Metro se interesó en la recuperación de la obra.

En fecha reciente, autoridades de ese organismo firmaron un convenio con el artista para que las piezas sean restauradas y reubicadas en tres estaciones del Metro.

“A pesar de todo, no existe desánimo en mí con respecto al muralismo, porque en la insistencia de dedicarme a esto tengo la esperanza de que tanto el gobierno capitalino como los de otras entidades se harán responsables del patrimonio cultural a su cargo.

“No se trata de un asunto personal. Si perdemos el muralismo estaremos perdidos todos porque se olvidará la historia y con ella la tierra, pues existe un proyecto, casi gubernamental, para que esto suceda.

“La prueba es que por casi 15 años desaparecieron de las escuelas las clases de civismo, y en ese tiempo la depredación cultural fue altísima. A los muchachos no se les formó un carácter histórico, de respeto a la nación.

“Quizá mediante el muralismo algunas cosas olvidadas puedan permanecer.”

Conversión en recinto cultural

Ariosto Otero inició su labor de muralista hace 30 años. La obra que realiza en la fachada del mercado Melchor Múzquiz, ubicado sobre avenida Revolución, tendrá, afirma, enorme perdurabilidad, “porque la mezcla de la arena con la cal y el cemento produce silicatos, cristales que a la intemperie se hacen mucho más duros.

“Sin embargo, también le estoy poniendo un sellador especial que penetra el material sin deteriorar la obra, para protegerlo del salitre, la lluvia ácida, los cambios extremos de temperatura e inclusive la trepidación del inmueble debida al tráfico vehicular.

“Siempre ha habido muchos ataques al muralismo, un menosprecio de las mismas autoridades, sobre todo en el sexenio pasado y ahora que hay un alejamiento del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de quienes hacemos arte. Son pocos los que tienen una visión cultural.

“Con este mural, que todavía no tiene nombre, lo importante es que está comenzando a cambiar el mundo de las personas que trabajan en el mercado; ya viene más turismo y los fines de semana es una romería.

“Propuse al delegado Leonel Luna convertir el lugar en un recinto cultural, pues los portales estarán convertidos en un escenario. En dos semanas se llevará a cabo aquí un café cultural.

“Existe el entusiasmo por parte de las autoridades y de los comerciantes; esto será una especie de proyecto piloto para volver a dar vida a los mercados tradicionales, condenados a muerte por los centros comerciales de las trasnacionales.

“El mural en el mercado de San Ángel es el pretexto para detonar estas iniciativas, no para el futuro, sino para el ahora”, concluye el artista.

 
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