Rompimiento en la izquierda uruguaya
Montevideo, 30 de marzo. El Movimiento 26 de Marzo (26M) oficializó su desvinculación de la estructura orgánica y política del Frente Amplio (FA) por considerar que la coalición abandonó el proyecto histórico de la izquierda uruguaya.
El hecho es evaluado hoy por los diarios nacionales como el primer quiebre del Frente desde su llegada al gobierno en 2005 y como una resta significativa, en términos de voto y proyección política, hacia las elecciones generales de octubre de 2009.
Cofundador del FA en febrero de 1971, el 26M celebró la víspera un Encuentro Nacional en el que decidió fortalecer su ya existente Asamblea Popular como una nueva opción electoral de la izquierda uruguaya.
“El acuerdo con el FMI, la privatización de las empresas públicas, el ensanchamiento de la brecha entre ricos y pobres, la instalación de plantas de celulosa en Uruguay, por todo esto nos vamos”, dijo en el acto Eduardo Rubio, líder del 26M.
En una declaración en la que expuso las razones de la ruptura, el movimiento acusó al FA de seguir un rumbo que significa “el abandono del proyecto histórico de la izquierda” y de “dejar en el camino la definición antiimperialista que identificó desde su origen al FA”.
Tras saludar “a los miles de frenteamplistas verdaderos que ven con dolor cómo se dilapida desde el gobierno el triunfo popular, el 26M llamó a la izquierda uruguaya “a reconstruir desde abajo (...) el proyecto artiguista, antiimperialista y popular que históricamente nos identificó”.
Al encuentro también asistieron dirigentes de la Corriente de Izquierda, otro sector del FA que en mayo decidirá si se separa del Frente.