Vox Libris

Mundo, tiempo y espacios de ceniza

He aquí una obra maestra. Desde la primera frase palpita la prosa fulgurante: “Ya no era una calle sino un mundo, un tiempo y un espacio de ceniza cayendo y casi noche”.

Es el inicio de uno de los mejores libros que se han publicado en días recientes: El hombre del salto, del autor estadunidense de culto Don DeLillo.

Es tan potente la prosa que sobrevive a la traducción. No es que esté mal traducido, sucede que la mengua entre el original y la versión del traductor suele medirse en función de la calidad de quien traslada las palabras de un idioma a otro.

Puede decirse que se trata de una versión estupenda en español, sin que abandone los vicios y el perjuicio que padece el lector latinoamericano en cuanto la casi totalidad de las traducciones que vienen de España.

No llega a las aberraciones tipo “jolines, hostias, polla, polvo” y demás términos de la jerga peninsular que en México no utilizamos, aunque sí da al traste con episodios climáticos con expresiones coloquiales que nos son ajenas.

Por ejemplo, cuando la segunda de las Torres Gemelas de Nueva York está por caer, el traductor hace exclamar a un policía que “estaba a punto de venirse abajo, joder”. Y la misma palabra la utiliza en una escena de amor que el lector tiene que adivinar párrafos después, ya que quien traduce pone “estaban jodiendo” cuando en realidad un hombre y una mujer estaban copulando y no molestando a otros. Jejé.

Y es que el título mismo está pésimamente traducido. El hombre del salto poco dice del título original: Falling Man, inspirado nada menos que en una de las fotografías de una de las muchas personas que saltaron al vacío antes del desplome de las Torres Gemelas aquel 11 de septiembre.

DeLillo se sitúa más allá de la anécdota. Su libro es un suceso artístico descomunal.

Título: El hombre del salto

Autor: Don DeLillo

Traducción: Ramón Buenaventura

Editorial: Seix Barral

Número de páginas: 289

Precio de lista: 269 pesos

Textos: Pablo Espinosa