■ No entregar armas, pide el clérigo Moqtada Sadr a sus 60 mil combatientes
Resiste el Ejército del Mehdi en Basora por quinto día consecutivo, pese a bombardeos
■ Tropas británicas se involucran directamente en hostilidades; preparan mayor ofensiva terrestre
Ampliar la imagen Chiítas cavan tumbas en el cementerio de Najaf dedicado a los caídos en la lucha contra las tropas del gobierno de Nuri Maliki respaldadas por Estados Unidos y Gran Bretaña. Fuerzas gubernamentales iraquíes apoyadas por la aviación estadunidense continuaron combatiendo ayer en Basora y Bagdad a la milicia de Moqtada Sadr Foto: Ap
Bagdad, 29 de marzo. La resistencia chiíta extendió hoy su teatro de operaciones al suroeste de Irak con combates en la ciudad de Kerbala, obligó al gobierno a decretar el toque de queda indefinido en Bagdad –tras persistir en sus ataques sobre la fortificada Zona Verde gubernamental– y mantuvo por quinto día consecutivo sus posiciones en la ciudad petrolera de Basora, pese a que la fuerza aérea estadunidense intensificó sus bombardeos en la región.
Militares británicos, que se habían mantenido distancia de las acciones armadas –aunque habían apoyado logísticamente a los mandos iraquíes–, se involucraron hoy directamente en combates contra el Ejército del Mehdi, que encabeza el clérigo chiíta Moqtada Sadr y que ha mantenido el control de la región de Basora –en la zona fronteriza con Kuwait–, no obstante la presencia de tropas de Gran Bretaña desde la invasión a Irak, en marzo de 2003.
Los británicos apoyaron a las tropas iraquíes con disparos de artillería desde el campo militar establecido en el aeropuerto de Basora, mientras que una aeronave de guerra estadunidense bombardeó zonas resguardadas por los chiítas.
Durante el asedio al Ejército del Mehdi, el avión estadunidense disparó un proyectil contra una vivienda en Basora y causó la muerte de ocho civiles, incluidas dos mujeres y un niño.
El gobierno del primer ministro Nuri Maliki ordenó la ofensiva contra los combatientes chiítas para tratar de recuperar la estratégica ciudad de Basora, en lo que constituye el mayor choque de fuerzas gubernamentales –con apoyo de los ejércitos extranjeros de ocupación de Irak– desde que en 2005 se libraron las batallas de Najaf, también en ese tiempo bajo control del Ejército del Mehdi, y de Fallujah, que estaba bajo dominio de insurgentes sunitas.
Fuentes de los servicios de inteligencia militar estadunidense dijeron hoy que el ejército iraquí sólo controla una cuarta parte de Basora, que tiene una población de 2 millones de habitantes.
La movilización de tropas y el apoyo británico y estadunidense hacen prever la proximidad de una mayor ofensiva terrestre encabezada por soldados iraquíes, que posiblemente ocurra después del 8 de abril, cuando concluye el plazo fijado por el gobierno de Maliki para que los milicianos chiítas depongan las armas.
Maliki, que ha supervisado las acciones en Basora, advirtió que las tropas no saldrán de la ciudad hasta que acaben con lo que llamó “elementos criminales” que aterrorizan a la población civil.
En el último año, Basora ha sido paulatinamente entregada al ejército gubernamental, luego de que las tropas británicas comenzaron su retirada de la zona, en parte por las presiones políticas y sociales contra el gobierno laborista y en parte por los continuos ataques que padecían en la zona.
En respuesta a la convocatoria del primer ministro, en declaraciones difundidas por la televisora Al Jazeera, Sadr hizo hoy un llamado a sus 60 mil combatientes para que resistan en sus puestos y eviten entregar sus armas al ejército gubernamental.
En los últimos cinco días, los enfrentamientos en Basora, Bagdad –incluida la periférica Ciudad Sadr–, Nasariya y Kerbala han arrojado un saldo de por lo menos 260 muertos.