Usted está aquí: viernes 28 de marzo de 2008 Cultura Entregarán a Cecilia Urbina el Premio Coatlicue en el Palacio de Bellas Artes

■ Reconocimiento de ComuArte a la trayectoria de la narradora y docente

Entregarán a Cecilia Urbina el Premio Coatlicue en el Palacio de Bellas Artes

■ Explora el coloniaje que no toma en cuenta la importancia de las culturas milenarias

Claudia Gómez Haro (Especial)

En el contexto de la versión 12 del Encuentro Internacional de Mujeres en el Arte, ComuArte, dedicado a Elena Poniatowska, se entregará el Premio Coatlicue a la escritora Cecilia Urbina por sus novelas De noche llegan y Un martes como hoy, así como por su cátedra sobre escritores coloniales y poscoloniales.

El homenaje y entrega de reconocimientos se efectuará este sábado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, a las 12 horas.

Cecilia Urbina, quien ha publicado seis novelas, un libro de ensayos literarios y dos de tema humorístico, también se dedica al periodismo cultural y es docente de literatura en Casa Lamm.

Con ese motivo entrevistamos a la escritora.

–¿Qué papel juega la lectura en la formación de un escritor?

–Todo escritor es, antes que nada, un gran lector. Digamos que leer es la antesala para escribir. Si los libros son a veces un espejo en el cual nos reflejamos, poco a poco surge la tentación de ir del otro lado, de crear la superficie que nos reflejará con mayor fidelidad y que será a su vez un espejo para los demás.

“La lectura es un mundo que se habita y, cuando nos introducimos en él desde la infancia, adquiere tanta realidad como el verdadero, convive en forma paralela y, en ocasiones, con mayor vitalidad que éste. Entonces surge el deseo de recrearlo.”

Rebeldía, tema recurrente

–¿Dentro de cuál género sitúa sus novelas?

–Dentro del realista. Me entusiasman los relatos fantásticos, los mundos imaginarios como el de Tolkien, pero quizá me siento incapaz de construirlos; espero que alguien me los regale. Me interesan los conflictos, los retos y las aventuras de la vida real.

“Mis personajes, en cambio, aunque reales (en mis novelas no hay sucesos imposibles o roces con el más allá) podrían tener un cierto corte romántico. Esto no es algo que yo haya descubierto, sino que me lo hizo notar Douglas Weatherford, uno de los coordinadores de un libro de ensayos sobre mi obra: todos o casi todos los protagonistas de mis libros participan de una tendencia, la rebeldía, lo que Arnold Hauser describe como la incompatibilidad de las exigencias del individuo con los convencionalismos de la sociedad.”

–¿Qué temas son recurrentes en su obra?

–Desde luego, la rebeldía en contra de lo establecido, de forma explícita o implícita. La política, aunque nunca he incursionado en la novela histórica: más bien la posición del individuo frente al sistema, su renuencia a seguir lineamientos y a aceptar la versión de la historia que éste ofrece.

“La necesidad intrínseca de conservar un criterio personal y de cuestionar todo cuanto el sistema plantea como justificación de sus actos. Y por sistema, esa entidad ignota compuesta por muchos elementos, quiero decir gobiernos, religiones, medios, sociedad, etcétera.

“Mediante mis personajes quiero establecer la postura del individuo que dice no, en contraste con el que dice sí a lo que dictan los demás. Y aunque no lo podría llamar tema, en ese mismo volumen de ensayos que escribieron académicos de universidades estadunidenses sobre mi obra descubrí que en mis novelas siempre aparece una selva.

–Menciona crítica a su obra por académicos estadunidenses. ¿A qué se debe?

–Mis novelas han sido leídas en varias universidades de Estados Unidos, y la que en México editó el Fondo de Cultura Económica, Un martes como hoy, ya fue traducida y la publica este año Wings Press. Hay un volumen de ensayos sobre mi obra publicado por la Universidad de Brigham Young; salvo Federico Patán, todos los autores son profesores de universidades de ese país.

–Casi todos los escritores confiesan tener “padres literarios”, ¿hay algunos que ejerzan influencia sobre usted?

–Puedo hablar de padres ideológicos; los escritores franceses de la posguerra, Sartre, Camus, Malraux.

“Una vez, tirando papeles viejos, encontré un cuaderno donde acostumbraba anotar citas, pensamientos, cuando era estudiante. Le leí partes a mi marido y su comentario fue, ‘¡pero si no has cambiado nada!’ En cuanto a padres literarios me resulta difícil inspirarme conscientemente en el estilo o la estructura de un escritor.

“Estoy segura que lo hago a veces sin darme cuenta, es más, cuando, al corregir, releo una frase que me parece sensacional, siempre me queda la horrible duda si es mía o se la copié a alguien más. Todavía no lo he podido comprobar porque no me he tropezado con la original, pero no dudo que suceda.”

–De sus novelas, ¿cuál es la que prefiere?

De noche llegan, que es una novela que nació completa y creo que habla de todo lo que me interesa decir, de la posición existencialista acerca de la necesidad de elegir, de asumir esa elección y también de las consecuencias.

Episodio y catástrofe

–¿De dónde nació su pasión por el tema del poscolonialismo?

–Quizá el autor que me introdujo al tema fue Forster y su libro Viaje a la India. En él encontré el fenómeno de alguien perteneciente a un país colonialista y que ya intuye el encuentro entre una cosmovisión y una cultura, y la injusticia inherente a un sistema opresor. Y lo intuye con gran inteligencia.

“Después he leído a Barbara Kingsolver, J.M. Coetzee, Nadine Gordimer y desde luego a aquellos provenientes de países colonizados, Rushdie, Roy, Okri, Condé, tantos brillantes autores que sintetizan el encuentro entre una cosmovisión y una cultura.

“Me interesa esa noción occidental de considerar el periodo de la colonia como algo determinante en la historia de los países conquistados, y que no toma en cuenta las culturas milenarias para quienes ese momento fue un episodio que los marcó, desde luego, pero sólo eso: un episodio en el gran cauce de su historia y su desarrollo. En otros casos, como el de algunos países africanos, el coloniaje fue una catástrofe cuyas consecuencias ahora vemos.”

 
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