■ Mayor riqueza no significa mayor estado de bienestar, revela un estudio universitario
Gastar en otros da más felicidad
Bill Gates y Warren Buffet saben un poco sobre cómo ganar dinero, y también sobre cómo darlo con fines filantrópicos. Ahora, científicos canadienses han demostrado que esos actos de filantropía pueden ser un atajo hacia la felicidad.
En un estudio que ayuda a explicar una paradoja de la vida moderna –por qué aumentar la riqueza no necesariamente da más felicidad–, unos sicólogos descubrieron que la forma en que las personas gastan el dinero es por lo menos tan importante como cuánto ganan. Pueden obtenerse las mayores alegrías al regalar el dinero, ya sea a alguien que conozcan o a algún organismo de caridad.
Muchos consideran que la búsqueda de la felicidad es un derecho y a menudo lo ligan con la riqueza; sin embargo, se ha comprobado en estudios que los países más ricos no siempre tienen las personas más felices.
Siempre y cuando haya dinero suficiente para las necesidades básicas, parece haber pocos indicios de que mayor riqueza signifique mayor felicidad, afirma la profesora Elizabeth Dunn, de la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver (Canadá). “De hecho, aunque en los países desarrollados los ingresos reales han aumentado dramáticamente en años recientes, los niveles de felicidad se mantienen sin variación en el tiempo –señala. Una de las explicaciones más interesantes de este hallazgo contrario a la intuición es que las personas a menudo vierten su aumento de riqueza en búsquedas que dan poca felicidad duradera, como la compra de costosos bienes de consumo.”
Dunn y sus colegas investigaron las raíces de la felicidad en experimentos que analizaron las emociones sicológicas vinculadas a ganar dinero y gastarlo en diversas actividades.
“Queríamos probar nuestra teoría de que la forma en que las personas gastan es por lo menos tan importante como cuánto dinero ganan. Al margen de cuánto ingreso recibía cada quien, los que gastaban su dinero en otros reportaban mayor felicidad, al contrario de los que gastaban en sí mismos”, afirma la profesora Dunn.
Una encuesta inicial entre 632 hombres y mujeres estadunidenses reveló que gastar en otras personas era un fuerte indicador de felicidad general. El estudio, publicado en la revista Science, se enfocó después en 16 empleados de una empresa de Boston que recibieron un bono de varios cientos de dólares. Los investigadores los entrevistaron otra vez entre ocho y seis semanas después de que recibieron el dinero, con el fin de medir su estado de felicidad. La profesora Dunn descubrió que los empleados que dedicaron más de su bono a gastos en beneficio de la sociedad ocupaban mejor posición en la tabla de la liga de la felicidad.
En un experimento final, los científicos dieron a 46 estudiantes voluntarios un sobre que contenía 5 o 20 dólares y les dijeron que los gastaran en ellos mismos o en otras personas antes de las 5 de la tarde. Los que recibieron la indicación de gastar en otros dijeron sentirse más felices que los que tuvieron que gastar en sí mismos.
“Estos hallazgos sugieren que pequeñas alteraciones en las asignaciones de gasto –incluso de 5 dólares– bastan para producir genuinas ganancias en felicidad en un día determinado”, expresó Dunn.
Si dar pequeñas sumas a otros puede producir felicidad, la pregunta es por qué muchos no lo hacemos. “Irónicamente, el potencial de felicidad que tiene el dinero puede ser subvertido por las elecciones que se producen al pensar en él. La sola idea de tener dinero hace que las personas piensen menos en ayudar o pasar tiempo con otros, que son conductas asociadas con la felicidad.”
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya