Astillero
■ A patadas
■ Quitar piedritas y piedrotas
■ Bours defiende tesorito familiar
■ Musas: convertir lo público en privado
El sonorense Eduardo Bours Castelo ha demostrado largamente que es posible gobernar –o hacer como que se gobierna– con los pies. Indignado porque un movimiento social se opone a un polémico negocio inmobiliario que es beneficiado con fondos públicos y en el que participa uno de sus hermanos, el mandatario Bachoco ofreció el pasado 11 una rústica muestra de avicultura lapidaria: “Con todo y las piedritas, piedrotas, que se nos pongan en el camino, a patadas las vamos a quitar y vamos a poder lograr el desarrollo de Hermosillo y de Sonora”. Moderno, conciliador y dialogante, el mandatario en cuyo estado los narcos constituyen algo más que piedrotas estructuralmente intocables, aunque en las pugnas internas se produzcan incidentes de escándalo como el de ayer en Ímuris, también proclamó: “no se puede ir cediendo ante la presión de corto plazo de pequeños grupos; tiene que haber un eje rector”. A su lado, el presidente del municipio de la capital del estado, el también priísta Ernesto Gándara Camou, consideró necesario repetir la perla de su jefe y agregar: “todo el obstáculo que nos puedan poner, no nos va a detener y no nos temblará la mano para trabajar por el interés general de los hermosillenses”. Al día siguiente, el gobernador de la piedra filosofal –hacer oro con árboles y áreas públicas devastadas para erigir conjuntos arquitectónicos privados: ¡ése también es un tesorito de aguas políticas profundas!– hizo como que matizaba sus anuncios pedestres: “Voy a quitar a patadas las piedras y piedritas; nunca hablé de personas. Si hay personas que se creen piedras y piedritas, pues es bronca de ellos”. ¡Inteligencia chispeante y humor fino el del petrólogo Bours!
La política de considerar a los opositores como piedras susceptibles de pateo tuvo oportunidad inmediata de ser ejecutada. Tres días después, el 14 del presente, fueron agredidos y encarcelados seis ciudadanos y una menor de edad por oponerse, junto a otra decena de personas, a los trabajos de maquinaria que en el Parque Villa de Seris talaba árboles secos y preparaba la “replantación” de otros, en sitio distinto. La menor y cinco adultos fueron liberados (bajo fianza, estos últimos), pero Adriana González Celaya se negó a aceptar los cargos que se le hacían y la excarcelación condicionada.
Tal como lo habían anunciado el gobernador y el presidente municipal antes mencionados, las “piedras” fueron poderosamente pateadas: no sólo la desproporción de medio centenar de policías que arremetieron contra los manifestantes, sino la fabricación oficial de delitos: a la señora González Celaya, que sigue en prisión y lleva varios días en huelga de hambre, la acusaron de haber gritado “¡quiten a esos perros!”, lo cual ella niega, pero que fue argumento suficiente, junto con su resistencia civil, y el abrazarse a los árboles en vías de ser derribados, para que los seis adultos detenidos fueran consignados por cuatro delitos de los cuales dos subsistieron, el de “obstrucción a obra pública” y el de “violencia contra las autoridades”. A la ayunante también pretendieron endilgarle el presunto robo de un aparato radiotransmisor policiaco. El abogado de Adriana, Miguel Ángel Haro Moreno, describió: “definitivamente hubo abuso, de eso no hay duda; detuvieron a un maestro, tres chamacos, un vendedor de seguros y una mujer de 50 años (…) No son presos comunes, son presos políticos; es una detención especial, aunque digan lo que digan de que el derecho imperó, que la ley imperó, es mentira, fue una detención arbitraria, represiva, de parte del Estado”. Patear piedras.
El fondo del asunto es, según lo ha denunciado el Grupo por la Defensa del Parque Villa de Seris, que el gobierno de Eduardo Bours “pretende destruir una importante área verde de la ciudad” para “donar a inversionistas privados 6.9 hectáreas de terrenos de propiedad pública ubicados en el vado del río de esta capital, con un valor actual aproximado de siete millones de dólares”. En esa propiedad pública donada, “el Fideicomiso Impulsor, que encabeza Ricardo Bours Castelo, hermano del gobernador del estado, planea construir el proyecto Musas, con una inversión total de 300 millones de pesos, por parte de los gobiernos federal y estatal, así como 75 millones de dólares de empresarios privados”.
El tal proyecto Musas “es sólo la justificación para dar lugar a la construcción de proyectos privados, como galerías, hoteles, restaurantes, salas de cine y convenciones, así como museos y salas de exposiciones artísticas”. Los ciudadanos que se oponen a esta fraternal conversión de lo público en privado advierten que no están en contra de la creación de espacios para la cultura y las artes, pero sí rechazan que sean destruidos el parque de Villa de Seris y la Plaza Pública de la Constitución, sitio éste donde se construirá un gran estacionamiento. Dado que el gobernador Bours es un discípulo aventajado de la profesora Elba Esther Gordillo, se ha alentado la participación divisoria de personas que arguyen ser vecinos de la zona y estar a favor del proyecto oficial.
En el pateo inducido de piedras, las policías locales han obstruido el trabajo informativo de Radio Bemba FM, estación que opera en Hermosillo con permiso federal y cuyos reporteros han sido selectivamente maltratados. En distintos días de este mes, a Tadeo Leyva lo jalonearon y a Arturo Rosas le dificultaron al extremo su tarea (en ambos casos, ante la mirada de un jefe policiaco de apellido Amarillas) y a Marisol Valenzuela le arrebataron el teléfono celular con el que transmitía en vivo a su estación (por cierto, en http://portal.radiobemba.org hay textos y archivos de audio de todo el caso Musas, o Villa de Seris, y en http://youtube.com/watch?v=lhzVgrW6uok hay un video de las detenciones del 14).
Y, mientras en el PRD sigue el relajo ampliamente televisable, con policías y granaderos que torpemente fueron instalados para cuidar conteos y luego retirados, con visitantes enviados por Ulises Ruiz y con pleito por la convocatoria a un consejo nacional que no se sabe si se realizará, ¡hasta mañana, en esta columna pétrea!