■ Miles sellaron el compromiso con López Obrador de unirse decididamente a esa lucha
Superar la protesta testimonial y organizar la defensa activa de Pemex, acuerdo en el Zócalo
■ Los problemas internos del PRD pasaron a segundo término, pero ningún chucho asistió
Ampliar la imagen El ex candidato presidencial, ayer en la Plaza de la Constitución Foto: Carlos Ramos Mamahua
¡Ay nanita! ¿Qué pasaría si de pronto el llamado de Andrés Manuel López Obrador de proceder en la defensa del petróleo “sin desparpajo ni protagonismo” se cumpliera ahí, justo en el templete desde donde él hablaba a la multitud?
La pregunta surgió socarrona entre algunos observadores que desde abajo ven en cada concentración convocada por el ex candidato presidencial en el Zócalo a aquellos personajes de la política que conforman el liderazgo del Frente Amplio Progresista (FAP), y que ocupan ese elevado sitial de honor sin apenas tener contacto con la multitud.
Probablemente al menos la mitad del entarimado se vaciaría. Sin duda. Sin duda.
Pero abajo, ayer la volvieron a hacer. Y los miles que una vez más llenaron la Plaza de la Constitución asumieron la instrucción de superar “la protesta testimonial” y organizarse. “Darle forma cotidiana a la disciplina… y tener presencia activa”, como les pidió López Obrador.
Entonces, al finalizar el mitin, muchos se arremolinaron en torno a las mesas de registro para signar su compromiso y así formar parte de una “auténtica movilización popular y ciudadana” contra la privatización del petróleo.
Registro masivo
Por ello, esta vez la plaza no se vació de inmediato, como el pasado martes 18. La gente se dio su tiempo para buscar las mesas de las 56 coordinaciones generales que antes había anunciado el ex candidato presidencial, y sumarse a las acciones de resistencia civil que, se dispuso, comenzarán a partir del momento en que se presente la iniciativa de reforma en torno a los energéticos nacionales.
Otra diferencia con la concentración de hace una semana fue que esta vez los políticos abordaron –y sólo como si se tratara de un viento que no los despeina– el broncón que se traen desde hace diez días en el PRD en su nada elegante disputa por las dirigencias nacional, estatales y municipales.
E intentaron tranquilizar. Lo mismo Alberto Anaya, líder del Partido del Trabajo desde que este partido se fundó, en 1990, que Dante Delgado, de Convergencia, quien con su –por decir lo menos– complejo pasado, tampoco ha tenido mucho conflicto para mantener, formalmente o por la vía de los hechos, el liderazgo de su partido desde 1999. El veracruzano buscó encarar eventuales desencantos ante el espectáculo del perredismo y apuntó: “¡Nuestro movimiento va más allá de las fuerzas políticas!”
Vino enseguida Leonel Cota, todavía presidente del PRD, y con su discurso pareció querer justificar su tan criticada ausencia, sobre todo después de los primeros días de los comicios internos. Quizá pensando que quienes lo escuchaban eran, la mayoría, convencidos del triunfo de Alejandro Encinas o de plano gente que estaba ahí únicamente por razones digamos petroleras, soltó: “Los problemas internos del PRD son secundarios frente a la causa que nos une, que es la del país”. De más está decir que ni asomo de Nueva Izquierda en el Zócalo –sí, los chuchos–, aunque esta vez se repitieron los vítores a Encinas. El ex jefe de Gobierno capitalino estuvo de nuevo ahí, recibió a López Obrador y atestiguó cómo varios de los simpatizantes de su corriente, Izquierda Unida, fueron designados coordinadores generales de las acciones en defensa del petróleo. Y ningún chucho.
Con todo, la convocatoria de este martes en la Plaza de la Constitución fue un mentís para quienes se han prodigado en ubicar el conflicto interno del sol azteca como el primero y más grave de la historia de ese y cualesquier otro partido.
La paráfrasis puede leerse así: ¡Es el petróleo, estúpido!
Porque para dejar patente su determinación, estaban ahí las miles vestidas de blanco que representan, aseguró López Obrador, “a los 20 grupos con 10 mil brigadistas mujeres”, conformados a partir de la iniciativa que lanzó la semana pasada Claudia Sheinbaum.
O el comité de intelectuales en defensa del petróleo al que se han integrado los escritores Sergio Pitol, José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Fernando del Paso, Margo Glantz, Enrique González Pedrero, José María Pérez Gay, Lorenzo Meyer, Arnaldo Córdova y Rolando Cordera.
Y todo esto, sin haber aún propuesta energética del gobierno federal.