■ Pese a ser popular, la Venustiano Carranza no apoya el festejo
Tenaz, la familia Linares mantiene la quema de judas
Ampliar la imagen Con el tiempo encima, la familia Linares da los últimos toques a sus judas para celebrar el Sábado de Gloria Foto: José Antonio López
En febril carrera contra el tiempo, pues igualmente se acerca el Sábado de Gloria que la tradición parece extinguirse, Miguel Linares se lamenta en su casa-taller al tiempo que se afana en su labor de ponerle los toques finales a un judas.
“Ya nos agarraron las prisas, pero es que primero hay que sacar para la papa y luego le damos a esto”, refiere el artesano continuador de una tradición que se remonta a varias décadas atrás en la que las gigantescas figuras de carrizo, papel y cartón son quemadas en la colonia Merced Balbuena.
La familia Linares, heredera de un linaje que comenzó el abuelo Pedro –de quien cuenta la leyenda fue, además, el generador de los mundialmente famosos alebrijes–, trabaja arduamente en crear las grotescas y espléndidas figuras que al anochecer de hoy arderán ruidosamente, y en segundos los días de trabajo quedarán reducidos a cenizas ante el azoro de vecinos y visitantes.
Políticos son frecuentemente el blanco del escarnio popular que se ve reflejado en los judas. “Son buena materia prima”, comenta David, otro miembro de la familia, quien lleva ya casi una semana en elaborar su judas de casi cuatro metros de alto, al que, faltando 30 horas para tronarlo, todavía no le da carácter, “a lo mejor lo hacemos de El Pipen (presunto autor del bombazo del mes pasado en las cercanías del Metro Insurgentes), nada más le ponemos un hígado de fuera y queda”.
La tradición de la quema de los monigotes parece desvanecerse: “la gente no los aprecia, si acaso los extranjeros; además, ya no dejan venderlos con cohetes, que era su atractivo“, añade.
Mundialmente famosos
Aun cuando el manejo de la pólvora implica riesgos, nunca se ha requerido la asistencia de los cercanos bomberos –la central de los tragahumo está a dos cuadras–; los vecinos previsores salen con cubetas con agua por si algo llega a pasar.
Antes, explica, los juderos venían a comprarlos, se fabricaban en serie, aunque cada uno tenía su personalidad, pero la gente prefiere gastar en otras diversiones.
Los judas de Pedro Linares, en honor de quien se realiza la quema, son de fama universal. Algunos de los que están en la casa-estudio de Diego Rivera, asegura David, son de su inspiración.
A pesar de ser un festejo eminentemente popular, la delegación Venustiano Carranza no brinda apoyo, “sólo están ese par de azules”, refiere David, en tanto señala a la pareja de policías que se protege del candente sol bajo una marquesina.
El festejo de la quema y la batalla de uno que otro torito empezará cerca de las siete de la noche en Oriente 30, esquina San Nicolás, detrás del mercado de Sonora y a dos cuadras al sur del Metro Fray Servando.