Usted está aquí: sábado 22 de marzo de 2008 Espectáculos ¡Ojalá que todos los mexicanos fueran como él!, gritó doña Luz

■ En la 165 representación de la Pasión en Iztapalapa asistieron 2 millones 100 mil personas

¡Ojalá que todos los mexicanos fueran como él!, gritó doña Luz

■ Ya existe el proyecto de petición para que la tradición sea reconocida por la UNESCO como Patrimonio Intangible de la Humanidad

■ Autoridades de la delegación reportaron saldo blanco

Juan José Olivares

Ampliar la imagen Los flecos de su larga y roja cabellera le cubrían parte del rostro. No era emo, pero lo crucificaron Los flecos de su larga y roja cabellera le cubrían parte del rostro. No era emo, pero lo crucificaron Foto: Víctor Camacho

Una vez más murió delante de miles y nada ni nadie pudieron detener su fenecimiento en la cruz. Ni siquiera la Comisión Nacional de Derechos Humanos pudo detener la decisión del procurador Poncio Pilatos, ni tampoco un amparo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como lo solicitó a gritos doña Luz, octogenaria que en plena representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa dijo ante policías de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), romanos, pretorianos, galileos y judíos: “Ojalá los 100 millones de mexicanos fueran como él, denle un amparo”.

“Padre, perdónalos, no saben lo que hacen”, fue la frase retórica que Jesucristo repitió una y otra vez ayer, como desde hace 165 años se escucha en esa demarcación de la ciudad de México.

Lo mataron y no era emo. Bueno, los flecos de su larga y roja cabellera, que le cubrían parte del rostro, le hacían parecer como un “andrógino, depresivo, melancólico y bipolar”. Pero no, era el hijo de Dios, “carne de nuestra carne”, quien sufrió las malas decisiones judiciales, como en muchos casos en nuestro país.

Exhausto, vilipendiado y torturado quedó Jesús en su cruz. Antes, en su camino al cerro del Gólgota, más bien al de la Estrella, por una vereda llena de gente, vendedores ambulantes, tinacos y tambos para almacenar agua (la falta del líquido es el pan de cada día de los iztapalapenses), sufrió sin que los de Protección Civil, Cruz Roja (“llamen a la cruz”, pedían algunos en tono de broma) u otros servicios médicos pudieran asistirle. El parafílico gozo de verle en esas condiciones fluctuó por las calles de los ocho barrios de la prehispánica Iztapalapa.

“Y se quejaban del circo romano”, fue lo que una familia que nunca había asistido al espectáculo, aseguró. Pero eso no pareció importarle a Caifás, principal promotor-agitador de la muerte de Chucho (y no era del grupo de Alejandro Encinas) ni a los cientos de vendedores ambulantes y fijos que hicieron su agosto, pese al fétido olor que inunda algunas partes del centro de la demarcación.

Repitió Emmanuel Guillén

Prácticamente, se vende de todo en la zona… sí, de todo se puede conseguir en el lugar –pese a la ley seca– para aguantar las inclemencias del sol y de los torturadores punk romanos de Iztapalapa que parecían ver en Cristo –interpretado por Emmanuel Guillén, por segundo año consecutivo– a un Emotion (palabra anglosajona que da origen a emo). Lo maltrataban como si no fuera del barrio.

Algunas ancianas lloraban al ver a Jesús ensangrentado, como en años anteriores, aunque supieran que se trataba de un estudiante de contabilidad, nativo del barrio de San Ignacio y quien ya fue hebreo, romano, ángel y hasta torturador del mismo que ahora representa.

Los retratos de esta celebración se repitieron una vez más: empujones para ganar el mejor lugar, enfrentamientos con policías para seguir la procesión. Choques entre algunos nazarenos locales y fuereños… lo de siempre, pues: calor, comercio y el estruendo de los helicópteros encima del acto.

Pero, lo que muchos se preguntaban era qué hubiese pasado si Claudia, la esposa de Poncio Pilatos, hubiera convencido a su marido, procurador romano de Palestina, de perdonar a Jesús en el juicio de Sanedrín. La respuesta es que no habría representación en Iztapalapa ni comité para organizarla, ni siquiera existiría el proyecto de que este espectáculo religioso buscara ser considerado Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Pero Caifás, con la venia de todos los sacerdotes y paleros a los que les había entregado dinero (que no despensas, ni chayo paquetes), insistió en juzgar y torturar a Jesús y, ante el pueblo, gritarle: “¿Ya te cansastes… párate, sordo infeliz?”

Previamente, Pilatos se lavó las manos enviando al nazareno con el gobernador de Galilea, el rey Herodes, una suerte de Pancho Cachondo, con todo y sus bailarinas belly –que no teiboleras–, quien interrogó, despreció y regresó a Jesús con Poncio Pilatos, quien terminó por condenarlo a la cruz, sin derecho a abogado y considerando que todo lo que dijera se utilizaría en su contra.

Antes, el procurador dijo a los judíos que el nazareno era su rey (legítimo, y ni siquiera había realizado convenciones democráticas), pero hicieron caso omiso y el resultado fue su acusación de blasfemia. Terminó en el suplicio de la crucifixión, forma de ejecución empleada en Cartago y Persia, que fue adoptada por los romanos poco antes de la era cristiana. Se crucificaba a ladrones, esclavos y perseguidos políticos, como fue el caso de Jesús.

Reporte policial

La delegación Iztapalapa informó que se registró saldo blanco en la 165 representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa, y que se rebasaron las expectativas de dos millones de visitantes, ya que la cifra alcanzó 100 mil más. Además, se informó que entre jueves y viernes fueron atendidas 395 personas por insolación, presión arterial y laceraciones en los pies, principalmente entre los nazarenos. Asimismo, informó que participaron mil 800 elementos de la policía capitalina, las procuradurías General de Justicia del Distrito Federal y General de la República, así como la Policía Federal Preventiva y las delegaciones.

Este año participaron en la representación dos mil nazarenos; el jueves hubo una afluencia de casi 600 mil visitantes, mientras este viernes asistieron un millón 500 mil personas.

La demarcación sólo reportó un enfrentamiento entre nazarenos y policías. El incidente ocurrió en el cruce de Ermita Iztapalapa y la calle de Estrella, donde granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal instalaron un filtro policial para controlar el paso de los nazarenos al Cerro de la Estrella.

La orden de ingresar en grupos de dos personas, molestó a varios jóvenes que participaban en la peregrinación, quienes arrojaron todo tipo de objetos a los uniformados, como botellas, piedras y naranjas, entre otros. Los elementos de policiacos, que contuvieron con sus escudos la agresión, decidieron levantar el cerco de seguridad después de algunos minutos, lo que posibililtó que la situación no se tornara más grave.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.