Seguro Popular: surtiendo metas para Calderón
Desde el gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador se han cuestionado las cifras triunfalistas que publicita el calderonismo sobre el “Seguro Popular” y su modalidad cambray: el “seguro” petit, sólo para los recién nacidos.
Se dice, por ejemplo, que mientras Felipe Calderón presume haber afiliado (durante 2007) 2.2 millones de “nuevas” familias (500 mil más de las programadas), el Informe sobre el Avance de Metas por Programa de la SHCP reportó que (a octubre de 2007) se habían inscrito al programa foxista apenas 812 mil familias. Ello querría decir que en ¡dos meses! la continuidad calderonista afilió al programa foxista (sin siquiera evaluarlo y extendiéndolo en la pura inercia) ¡1.4 millones de familias!
¿Quién miente? ¿Calderón, Hacienda, o ambos?
En cualquier caso, desde Fox, está claro que el cumplimiento de metas triunfalistas es sólo eso: metas huecas de afiliación. Porque el muy poco “popular” engendro que ahora Calderón perpetúa en la más oscura de las inercias afilia, pero no cura. Tampoco previene ni rehabilita. Era un surtidor de metas inventado para el país “maravilloso” que sólo veía Fox y que, hoy día, Calderón y Daniel Karam –el economista habilitado como comisionado de Protección Social en Salud– siguen empleando como surtidor de la fantástica “igualdad de oportunidades” que propalan sus inconsultos planes y programas continuistas.
Y es que ese singular “seguro” no está diseñado para curar. Lo está para “alinear precios en el sector”; para “brindar protección financiera” o financiar “con justicia”, como tanto gustaba pregonar el foxismo.
Pero, ¿a qué paciente le importa cómo se financió el programa que debería atenderlo, cuando padece la enfermedad que lo sitúa en el sufrimiento y el dolor?
Sin embargo, el doctor Córdova, secretario de Salud, estima que sobre la “reforma” calderonista del ISSSTE “no se han dado a conocer sus múltiples beneficios”. ¿Como cuáles? Por ejemplo, ¿los casi 102 mil trabajadores eventuales del sector salud, donde más de 91 mil se encuentran “adscritos” al Seguro Popular y que serán “regularizados” por esa “reforma” aunque el proceso “podría concluir hasta la próxima administración”?
En su gran mayoría, ellos fueron contratados por los servicios estatales con salarios miserables (4 o 5 mil pesos mensuales para los médicos y 2 mil para las enfermeras) y careciendo de cualquier prestación. Hasta Raúl Contreras, director de Recursos Humanos de la Secretaría de Salud, advierte que la retabulación “no será discrecional” y que falta aún “negociar” con las entidades los recursos necesarios para la “regularización” laboral. Porque “vamos a revisar uno por uno los casos”. Para ello se crearon 32 comisiones estatales, integradas por tres funcionarios y tres representantes sindicales, quienes elaboraron las listas de los que alcanzarán la “regularización”.
Como señaló Ricardo Pontigo desde el SNTISSSTE: a partir de enero de 2008 “se profundizarán los problemas de atención en el ISSSTE porque se incorporarán más de un millón de nuevos derechohabientes resultantes de la basificación de 300 mil trabajadores eventuales”. Pero a pesar de las costosas campañas mediáticas de Calderón y Yunes, en el instituto faltan cirujanos, anestesiólogos y ginecólogos, entre otros. Se seguirán acumulando las cirugías pendientes y la atención será aún más deficiente. Se requiere contratar entre 5 y 7 mil profesionales más, particularmente en la rama médica. Y aunque el presupuesto 2008 aprobado por los legisladores no disponga un solo centavo más para enfrentar la demanda que acompañará al nuevo millón de afiliados.
¿Ese es sólo uno de los “múltiples beneficios” que vislumbra el doctor Córdova?
Porque las cifras del Seguro Popular y su modalidad cambray crecen por minuto. En enero, Calderón comunicó que el primero “atiende” a 7 millones 300 mil familias, mientras que el segundo “rebasó la meta: asegura a 800 mil niños”. Poco después, el doctor Córdova presentó a la Comisión Federal de la Mejora Regulatoria un proyecto de acuerdo para que las familias de los niños nacidos en este sexenio sean incorporadas “en su totalidad” al “popular” engendro y se les exente del pago de la cuota económica. ¿Y las de los del anterior sexenio? Córdova cierra ahora la pinza pero al revés. Como si no fuera suficiente, durante los primeros días de febrero, aseguró que durante 2008 se afiliarían “dos millones de familias más”.
Por su parte, Daniel Karam presumió que el impopular seguro “atiende” en los 32 estados a “25 millones de afiliados” y que otro de sus “objetivos” es reducir la mortalidad materno-infantil a través de las fantásticas Caravanas de la Salud.
La “meta” es cubrir 40 millones y durante los cuatro años de su operación ha otorgado 71 millones de consultas, registrado 870 mil egresos hospitalarios y 370 mil partos, además de haber atendido a 7 mil mujeres con tumor maligno en el cuello de la matriz y 4 mil 632 recién nacidos requirieron la atención de cuidados intensivos neonatales. ¡Todo se vale en calderolandia!
Un gobierno eficiente no surte meras “metas” de afiliación a paquetes básicos rudimentariamente “preventivos”, obviando la más robusta demanda ciudadana: servicios médicos oportunos y resolutivos. Esos mismos que Calderón quiere, ahora, financiar con las bolsas públicas en los establecimientos privados.
En salud y seguridad social, el calderonismo es pura continuidad foxista a peor: un surtidor automático de metas huecas de afiliación.
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco