■ Hay un “quebrantamiento absoluto de todo principio ético” en el partido, advierte
Pide Cárdenas anular comicios del PRD por “lodazal” interno
■ Propone la disolución de las estructuras de gobierno y nombrar un presidente provisional
Ampliar la imagen En imagen de archivo, Cuauhtémoc Cárdenas y doña Amalia Solórzano Foto: Francisco Olvera
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano afirmó ayer que las elecciones internas del PRD, efectuadas el pasado día 16, llegaron “a grados tales de desaseo y confrontación, que exhiben lo extremo de su degradación y reclaman acciones drásticas y decisivas”, por lo que consideró que a la dirigencia formal y al Comité Técnico Electoral no les queda otro camino que declarar la anulación de esos comicios.
Ante “el lodazal y la rispidez con la que se conducen los grupos que se proclaman ganadores”, dijo, se ha perdido la capacidad para preservar la legalidad estatutaria; se han roto sistemáticamente las normas y hay un quebrantamiento absoluto de todo principio ético.
Por ello, exigió que el Consejo Nacional designe a un presidente provisional con plenas facultades, luego de lo cual, planteó, ese órgano debe disolverse, al igual que todas las demás estructuras de gobierno del partido, para comenzar de nuevo.
En un pronunciamiento dirigido a los militantes del PRD, consideró que el “partido sucio y lastrado como se encuentra hoy por las violaciones a sus reglas internas y los vicios en las conductas de muchos de sus dirigentes y militantes, pierde su condición de instrumento por la soberanía de la nación y por la democracia”.
Violaciones a reglas internas
Además deja ver –sostuvo– que el organismo conductor de los comicios y la dirección formal del partido “han perdido la capacidad para preservar la legalidad estatutaria y para mantener una relación ética y civilizada en lo que siga del propio proceso, así como en las relaciones entre los grupos enfrentados y entre los miembros del partido en lo general”.
Consideró que, con su conducta, quienes se disputan el triunfo de las elecciones del 16 de marzo (Jesús Ortega y Alejandro Encinas, junto con las corrientes que los postularon) contradicen su palabra y “traicionan” a quienes creyeron en ella.
“Aceptar que de un proceso en estas condiciones pueden surgir resultados válidos legal y moralmente, cualesquiera que éstos sean, y tomar una actitud complaciente frente a conductas sucias de secta e individuales, sería caer en su misma suciedad y en esas prácticas que sólo favorecen a quienes tenazmente se han opuesto y han buscado la destrucción de ese proyecto reivindicatorio, sería hacerse cómplice de ellas y fallar en el compromiso ante esos millones de mexicanos”, manifestó.
En cuanto a los grupos e individuos con mayor peso relativo en la vida interna del PRD, afirmó que a lo largo de todo el proceso asumieron como práctica cotidiana el “quebrantamiento sistemático de las normas estatutarias y de rompimiento absoluto de todo principio ético”.
Dichos comportamientos, continuó, “han provocado un daño irreversible a la organización y ocasionado un fuerte retraso y un daño que tendrá un altísimo costo de recuperación al proyecto de reivindicaciones nacionales y populares en que hace ya más de dos décadas millones de mexicanos han puesto sus esperanzas”.
Cárdenas Solórzano cuestionó también la posibilidad de que sean instancias externas –específicamente el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación– las que resuelvan el conflicto, porque “mostraría la incapacidad del propio comité y de los órganos de gobierno del partido para conducir su vida interna, y dejaría decisiones vitales a entidades cuya imparcialidad han venido cuestionando las propias instancias de dirección partidarias, lo que resultaría, por tanto, inadmisible para la necesaria reconstrucción de la organización”.
Lamentó que en el partido no se corresponda al llamamiento del 21 de octubre de 1988 para convocar a la formación del PRD. “No es el ejemplo que dan sus liderazgos; a esos principios no responden quienes hoy se muestran complacientes con la conducta corrupta de sus partidarios y acremente se descalifican y disputan por encabezar un partido en cuya destrucción no paran. No es ésa, sobre todo, la organización que con autoridad moral pueda convocar a los mexicanos a luchar por el rescate de su soberanía, por la igualdad y por ampliar y profundizar su democracia”.
En esas condiciones, indicó, el Comité Técnico Electoral y la dirección formal del partido no tienen otro camino que declarar la anulación de las elecciones del domingo pasado.
Planteó que “es momento de asumir responsabilidades y no dudar en tomar decisiones”. Resaltó que al Consejo Nacional del partido corresponde designar un presidente provisional y darle plenas facultades para el gobierno y la conducción del PRD en el periodo de transición que debe abrirse hasta la elección de una nueva dirección. Aunque, asumió, hecha esa designación, ese consejo “debe disolverse, al igual que todos los demás órganos de gobierno del partido. Es momento de comenzar de nuevo, de no temer a la renovación y al renacimiento”, subrayó.
El líder moral del instituto político señaló que a quien se designe con carácter provisional tendrá la responsabilidad de poner en práctica una política que “represente una verdadera regeneración”, con la que se identifiquen los militantes leales a los principios fundacionales del PRD; que considere la elaboración de un nuevo padrón confiable y que sancione “sin contemplaciones toda violación a la legalidad interna”.
De igual manera, que ponga fin al “sistema corporativo y clientelar de cuotas en la integración de los cuerpos de dirección y en la selección de candidatos a cargos de elección popular”, y que desde dentro y desde afuera se reconozca por la ética en las conductas y por la autoridad moral recuperada.
El partido, en sus condiciones actuales, afirmó, “está incapacitado para cumplir con el compromiso que tiene con el pueblo y la nación” y “está traicionando a sus muertos”, concluyó.