■ En México la tasa de niños con sobrepeso aumentó 40 por ciento en siete años
Hay en el mundo 22 millones de menores obesos, afirma la OMS
■ Comida con altos contenidos en azúcares y grasas, además de falta de actividad física, factores que contribuyen a este problema
■ Piden ONG que se regule la publicidad de productos chatarra
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo más de 22 millones de menores de cinco años son obesos o padecen sobrepeso; de ellos más de 17 millones viven en países en desarrollo. También refiere que más de 10 por ciento de niños en edad escolar (entre cinco y 17 años) tienen este problema y la situación va empeorando.
Tan sólo en Estados Unidos, en la década de los 70, la tasa de obesidad en niños de seis a 18 años era de 15 por ciento, pero en los años 90 creció en 25 por ciento.
En el caso de México se sabe que de 1999 a 2006 el sobrepeso y la obesidad en niños de cinco a 11 años aumentó casi 40 por ciento.
Ante este fenómeno, que se reproduce en todo el orbe, la OMS trabaja, desde hace años, en la Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, la cual fue adoptada en mayo de 2004 por la Asamblea de la Salud. En ella se recomienda un conjunto de cambios en todos los planos para transformar los modos de vida a los que se atribuye el constante aumento del sobrepeso y la obesidad en niños.
Vulnerables a la diabetes
La OMS considera que este problema, incluso en prescolares, está fomentado por la “mayor promoción y presencia en el mercado de alimentos ricos en grasas y azúcares”, además de ser más sedentarios debido al mayor nivel de urbanización y mecanización, a la evolución de los sistemas de transporte y al excesivo tiempo que pasan ante la pantalla del televisor o la computadora”.
Ante esta circunstancia “todos ellos corren un mayor riesgo de sufrir diabetes de tipo 2, antes denominada diabetes del adulto.
De acuerdo con especialistas y a organizaciones no gubernamentales como El Poder del Consumidor, encabezada por Alejandro Calvillo, en esta epidemia de obesidad infantil tiene gran influencia la proliferación de anuncios que omiten indicar el grado de azúcares y grasas saturadas que contienen los productos que publicitan y que son identificados como comida rápida o chatarra.
En Estados Unidos los anuncios televisivos que promocionan golosinas, cereales, panes dulces y hamburguesas representan cerca de 34 por ciento de todo lo que ven los menores y adolescentes.
A fin de frenar esta situación, naciones como Brasil han abierto una discusión sobre la prohibición de publicidad en radio y televisión de refrescos y alimentos ricos en azúcar, sal y grasas saturadas.
El Poder del Consumidor ha insistido en que una de las principales amenazas a la salud tiene que ver con la proliferación del hábito de consumir comida procesada con altos contenidos de azúcar, fructuosa, grasas saturadas y sal, además de una cantidad importantes de diversos aditivos.
Asegura que el consumidor “no recibe información adecuada sobre los peligros de consumir los productos llamados chatarra, no hay legislación que regule su venta, no hay presión sobre los fabricantes para que mejoren la calidad alimenticia y no existe regulación sobre la publicidad, en especial, la dirigida a niños”.
Alude que en México la Ley Federal de Protección al Consumidor “enuncia el derecho básico a la protección de la vida, la salud y la seguridad, sin establecer a qué se refiere. De esta manera, esto queda en letra muerta”.
En torno a esta situación esa ONG ha insistido en que por lo menos el etiquetado de los productos destinados a niños debe expresar de forma clara la cantidad de sustancias que provocan sobrepeso y obesidad; en concordancia con esto presentó hace algunos días una guía que clasifica los alimentos sanos para niños.
La propuesta de etiquetado elaborada por la Agencia de Estándares en Alimentos del Reino Unido consiste en un sistema de semáforo, en donde el rojo representa que debe limitarse el consumo del producto, amarillo indica que es buena alternativa, aunque no la mejor, y verde, la mejor opción.
Con base en este sistema realizó una evaluación de 16 cereales, tres barras de cereal, cuatro leches saborizadas y cuatro jugos, y el resultado arrojó que “ninguno es recomendable nutricionalmente”.
Hace algunos días El Poder del Consumidor dio a conocer que diversas organizaciones se oponen a la promoción de la comida chatarra y solicitarán a la OMS que adopte a escala global un código que regule esa publicidad.