■ Esa guerra, “tragedia para la dignidad humana”, señala ex jefe de inspectores de la ONU
Construir la paz en Irak, “más difícil de lo esperado”, admite Gran Bretaña
Londres, 20 de marzo. Gran Bretaña reconoció hoy que la construcción de un escenario de paz en Irak es “más difícil de lo esperado”, al iniciarse el sexto año de la ocupación en la que han muerto 4 mil 298 soldados de la coalición invasora encabezada por Estados Unidos, que carga con la mayor cuota de decesos, al sumar 3 mil 991.
“Es una situación muy peligrosa para nuestras tropas y para los iraquíes, pero el número de ataques está a la baja, el valor del comercio está en ascenso y la situación económica mejora, y eso, de alguna forma, ocurre en función de los avances en seguridad”, afirmó el ministro británico de Relaciones Exteriores, David Miliband.
Esas declaraciones provocaron el disgusto de políticos de oposición, como el ex ministro de Defensa Peter Kilfoyle, quien afirmó que la aseveración de Miliband es característica de “aquellos que votaron por la guerra y tratan de eludir su responsabilidad por haber embarcado (al país) en una invasión inmoral e ilegal”.
También en tono crítico se expresó el ex jefe de inspectores de la Organización de Naciones Unidas (ONU) Hans Blix, quien desde 2003 advirtió que Irak no representaba una “amenaza inminente” para ninguna nación.
“La guerra ha sido una tragedia para Irak, para Estados Unidos, para la ONU, para la verdad y para la dignidad humana”, señaló el diplomático sueco en un artículo publicado este jueves en el diario británico The Guardian.
Para el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, señalado hace cinco años como aliado del entonces presidente, Saddam Hussein, Irak es ahora “el campo de batalla más próximo de la jihad (guerra santa) para respaldar al pueblo de Palestina”.
Esa declaración grabada –la undécima desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 a Nueva York y Washington– fue hecha con motivo del quinto aniversario de la ocupación.
Con relación al gobierno depuesto, la empresa sueca AB Volvo admitió haber pagado sobornos por 7 millones de dólares a funcionarios de Hussein con el fin de obtener contratos para la venta de vehículos pesados y maquinaria de construcción, en el contexto del programa Petróleo por alimentos de la ONU, impuesto entre 1996 y 2003, como parte de las sanciones que desde 1992 fueron establecidas contra el régimen iraquí, tras la primera invasión.