■ La historia de los belgas es la novela emblemática del también pintor y cineasta
Murió el escritor Hugo Claus, eterno aspirante al Nobel; optó por la eutanasia
■ “Quería partir de una forma digna y orgullosa”, expresó el ministro flamenco de Cultura
Bruselas, 19 de marzo. El escritor belga Hugo Claus, candidato en varias ocasiones al Premio Nobel de Literatura, falleció en un hospital de Amberes, a los 78 años, tras haber solicitado que se le aplicara la eutanasia, legal en Bélgica, al padecer la enfermedad de Alzheimer.
“Claus sufría el mal de Alzheimer. Había determinado el momento de su muerte y había pedido la eutanasia”, explicó con claridad en un comunicado su editorial, De Bezige Bij, indicando que el escritor falleció en el hospital Middelheim, de Amberes.
Pintor, autor de 25 libros de poesía, 40 obras de teatro, una treintena de novelas y destacando también como traductor, Claus era un artista completo y perturbador, conocido por su inconformismo y su sentido de la desmesura y la provocación.
En 1998 fue galardonado con el Gran Premio de Literatura de la Comisión Europea.
Nacionalista francófono
Hugo Claus nació en Brujas, el 5 de abril de 1929, siendo el hijo mayor de una familia de impresores y criado en Courtrai, cerca de la frontera con Francia.
El escritor debutó con un volumen de poesía experimental a los 18 años, en 1947, y dos años más tarde escribió su primera obra de teatro. Como un augurio de su prolífica vida, su primera novela De Metsiers (1951) fue un éxito.
Su novela más famosa La pena de los belgas (1983), con tintes autobiográficos, es una historia sin concesiones acerca del sombrío periodo colaboracionista de Flandes, de donde era oriundo, un tema tabú.
Sus obras trataban del amor, la fe, su patria y sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial.
Otras de sus publicaciones en prosa son De verwonderig (1962) y De geruchen (1996), en los que la problemática de la guerra y sus efectos son temas recurrentes, en un retrato costumbrista de la zona norte de Bélgica. La caza de los patos (1953), Andrea o la novia de la mañana (1956), El hombre de las manos vacías (1957) y El pez espada (1989) figuran entre sus obras de ficción más conocidas.
El escritor más famoso de Flandes también destacó como dramaturgo y su obra teatral más popular fue Suiker (Azúcar, traducida al español) de 1958. También se dedicó al cine como guionista e inclusive como director.
De forma paralela a las letras, Hugo Claus también se dedicó a la pintura y en 1950 se fue por tres años a París. Allí entró en contacto con el surrealismo, el existencialismo y los artistas del grupo Cobra. Luego siguieron largas estancias en Italia, Estados Unidos y Holanda.
Considerado el autor contemporáneo más importante de Bélgica, también era reconocido por su compromiso político, por ejemplo, cuando se trataba de oponerse a los radicales derechistas de Vlaams Belang, en su país, donde las disputas entre flamencos y belgas de lengua francesa son cada vez más intensas, Claus solía presentarse como un “flamingant (nacionalista flamenco) francófono”, toda una muestra de su sentido de la provocación.
Su muerte es “una gran pérdida para toda la sociedad”, dijo el ministro flamenco de Cultura, Bert Anciaux, para quien Claus es “el mejor poeta de todos los tiempos.
“Lo conocía lo suficiente para saber que quería partir de una forma orgullosa y digna”, agregó Anciaux, al confirmar el pedido de eutanasia del escritor ante la enfermedad degenerativa e incurable que sufría.