■ El ex campeón, quien desea una tercera pelea con Pacquiao, lamenta la decisión de los jueces
A Juan Manuel Márquez le robArum el título superpluma del CMB en Las Vegas
■ El filipino se sorprendió cuando le dieron el triunfo, dice el mánager Ignacio Beristáin
Ampliar la imagen Márquez reclama que no le descontaron puntos a Pacquiao por el cabezazo que le dio Foto: José Antonio López
La conclusión sigue siendo la misma. A Juan Manuel Márquez lo robArum el sábado anterior, cuando el fallo de los jueces favoreció por decisión dividida (341-340) al filipino Manny Pacquiao, a quien, “todo madreado” como terminó, le ciñeron la corona mundial de peso superpluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), aseguran el ex monarca del orbe y su mánager, Ignacio Beristáin.
Sentado cómodamente en un restaurante de Polanco, el púgil de 34 años muestra los rastros que le dejó el encarnizado combate: 10 puntos de sutura en el párpado derecho, el ojo amoratado y algunos otros rasguños en el rostro, pese a lo cual apunta: “La mera verdad, estoy satisfecho por el trabajo que hice, porque sé que gané, porque me lo dijo no sólo don Nacho, sino la gente en Las Vegas y a mi regreso a México”.
De impecable saco blanco, pantalón de mezclilla y una cadena de oro de donde pende una herradura con incrustaciones de diamantes de tamaño de una cajetilla de cerillos, Márquez recuerda la contienda como una de las mejores de su carrera, pero platica con sincera sonrisa que de ese sábado aprendió que “Pacquiao no es el asesino de mexicanos, porque conmigo no ha podido, ni tampoco es la superestrella que algunos con su pluma han querido crear de un púgil muy fuerte; sí, es aguantador, pero para nada un fuera de serie”.
Aunque Beristáin y Márquez terminan por exculpar al isleño, porque están ciertos de que el malvado de la velada fue el promotor estadunidense Bob Arum, asegura el primero que al término de la contienda en la Ciudad del Juego “los reporteros gringos le estaban diciendo a Arum que él era el que hacía del boxeo una porquería” con las decisiones que obligaba tomar a los jueces.
Juan Manuel, más sereno, recuerda el séptimo episodio, cuando el réferi Kenny Bayless no sancionó el cabezazo que recibió de Pacquiao. De acuerdo con el reglamento debió descontarle, por lo menos, un punto, pero prefirió hacer caso omiso y dejar que continuara la contienda y los jueces le dieron el episodio 10-9, con lo que se evidenciaron.
Interviene el mánager para comentar que al término del combate “se me acercó Pacquiao para decirme ‘Juan, muy bueno, ganó’, y cuando le dan el triunfo hasta se fue de espalda. Algo raro hubo allí que hasta él se sorprendió”.
Listo para la tercera contienda
Márquez está dispuesto a acordar la tercera pelea ante Pacquiao, “porque sería muy benéfica para el boxeo, y no importa que la hagan en Filipinas, donde ellos quieran, pero que sea directa, para que no se enfríe el asunto”.
Al isleño la Comisión Atlética de Nevada le recomendó varios meses (seis o siete) de reposo, por los golpes que recibió, inclusive terminó con un ojo muy lastimado por el castigo que le propinó el mexicano.
“No importa, tengo el tiempo que necesite para esperarlo”, apunta el ahora ex campeón, “aunque creo que lo va a pensar muy bien, porque volvió a sentir que no soy un ‘flancito’ y si su gente ya rechazó los 6 millones de dólares que le ofreció ese mismo día Golden Boy Promotions y HBO, por algo no la quisieron agarrar”, argumenta.
Sin embargo, a Márquez le duele “ya no ser campeón por una mala decisión que tomaron los jueces, por un sólo punto de diferencia (341 a 340)”. Son hechos que muchas veces malogran la carrera de un boxeador cuando no tiene la madurez necesaria, pero, en su caso, lo fortalecieron y estará a la espera de recuperar el cetro, aunque al parecer Pacquiao primero podría atender la cita ya pactada con David Díaz (34-1-1; un kot), de Chicago.
Sin resentimientos
No hay resentimientos ni odio de Márquez, porque sabe que así es el boxeo, aunque no debería. Recuerda que en el pasado, Arum, “con sólo mover un dedo, me desconoció (hace 10 años) como monarca de la Federación Internacional de Boxeo y de la Asociación Mundial de Boxeo, que me costaron muchos años ganarlos, y ahora los jueces, que ponen numeritos en una tarjeta como mejor les place, tiran 14 años de trabajo. Pero, créeme, estoy contento y más fuerte que nunca”, apunta resuelto.
Las palabras de Márquez lo conducen al lado de la honestidad. Refiere que nunca le ha gustado que le regalen nada. “Si hubiera hecho una mala pelea, si supiera que hubiera perdido, si la gente se hubiera puesto en mi contra, pero me hubieran dado el triunfo, no lo acepto. Con qué cara vería a la gente. No, eso no lo hubiera aceptado, porque siempre he procurado ser derecho, recto, y no me gusta hacerle a los demás lo que no quiero que me hagan a mí”, dice.
Casado con Erika Lomelí y padre de tres hijos, Juan Manuel se siente triunfador, pero continúa con la molestia de que “no me levantaron la mano y que haya gente que quiere hacernos daño, pese al excelente trabajo que hice arriba”.