■ Gabriela y Rodrigo tocarán en el Lunario
“La gente estaba harta de la misma fórmula”
■ Considerada banda de culto fuera de México
Ampliar la imagen Rodrigo y Gabriela se presentarán el 9 de abril en el recinto del Auditorio Nacional
Para el gran público mexicano que gusta de la música comercial, los nombres de Rodrigo y Gabriela no dicen nada, pero entre algunos escuchas exigentes son muy sonados. Inclusive en los puestos donde se venden discos piratas selectos (es decir, no gruperos, no lacrimógenos) se puede hallar el cedé homónimo. En Europa y Japón llenan foros y se miden con los más afamados del rock y fusiones mil. Rodrigo y Gabriela se presentarán el 9 de abril en el Lunario del Auditorio Nacional
En días pasados, la pareja musical, que La Jornada dio a conocer en México, ofreció una charla con los medios, en la que Rodrigo Sánchez expresó: “Tenemos 33 años, y hace 10, cuando comenzamos, todo era diferente”. Conoció a Gabriela Quintero en su adolescencia en el Distrito Federal. Rodrigo tocaba la batería y formaron Tierra Ácida. Ambos reprobaron el examen para entrar al conservatorio y decidieron tocar rock, pero lo tuvieron que hacer en los antros más escabrosos, que los hay, y muchos, en la capital del país. Se fueron a Ixtapa, Zihuatanejo, donde tocaban en los bares y en vestíbulos de hoteles. Juntaron dinero y ya no se hallaban ni aquí ni allá. “Decidimos viajar a Europa”, dijo Gabriela. Y se fueron a Dublín, donde radican. “Era el lugar más desconocido para nosotros”, añadió la guitarrista. Los mil dólares que llevaban se acabaron. Y a tocar de nuevo. Ganaron buena reputación. Pretendían tocar metal, pero lo que les salía se oía latino. Hoy la vida les sonríe, usan ropa de marcas reconocidas y su objetivo “no es conquistar al público mexicano”.
En adelante, aseguraron, “lo que venga es chido y no hay metas”. Han tenido éxito en el extranjero, analizó Gabriela, “porque nos tocó un momento específico del rock. Estamos considerados banda rock y la gente estaba ávida de sonidos frescos y, de alguna manera, nosotros se los dimos. Lo que tocamos fue nuevo para mucha gente.
“Lo que tocamos en vivo es distinto en muchas cosas. Creo que por ahí es, pues se ha dado mucha aceptación”, agregó. Rodrigo: “La diferencia la marca la gente, que ya estaba harta de oír lo mismo, independientemente de que seamos buenos o malos. Somos diferentes. Intentarlo en México no hubiera sido lo mismo; es muy difícil imaginarlo, pero el hecho de que conozcamos tantas culturas, de que vivimos en la calle… todo ese rocanrol y el encuentro con ese tipo de música en Europa hizo la mezcla de lo que somos.
“Pienso que no sólo la gente, sino que los mismos músicos de allá ya están hartos de las mismas fórmulas. Aunque hagan sus rolas, las componen por moda. No es como antes: comenzamos la banda de metal en los años 90, con mi hermano y otras personas, y luego con Gabriela. Esto es, vivimos esa época de creer que íbamos a ser una banda de metal en México, para tocar en todos los hoyazos funky que había, y tratar de girar en las más precarias circunstancias. Todo eso no era una moda: era una actitud”, dijo Rodrigo.
No buscar la fama fue uno de sus principios
Lo primero que definieron fue no buscar la fama ni nada de eso de promoverse. “Nos dijimos: vamos a viajar, ser felices y conocer músicos de otra índole. Todo lo que vivimos nos nutrió como personas. De repente se acercó el mánager de una compañía de discos, y todo eso que buscamos en la banda de rock y que no llegaba, de esa forma, llegó sola”.
Rodrigo: “No se tenía el propósito de hacer sentir nuestra música aquí. Ojalá le guste a la gente. Ya hicimos una carrera rápida en otros lados”. Gabriela: “En otros países sí somos una banda de culto. Conforme fuimos tocando íbamos formando nuestro público. No tocamos con un auditorio ya hecho, que consume cierto tipo de música. Ayudó Internet. No hay necesidad de vender el alma Diablo”.
No obstante, en ciertos sectores fueron considerados plumilleros, denominación para guitarristas no académicos. Rodrigo: “Muchas cosas cambiaron; cuando estuvimos en Estados Unidos, donde salió el disco, en ese país nos pusieron en otro nivel. A pesar de que hicimos mucho trabajo subterráneo en Europa y Asia, Estados Unidos fue el primer país donde tocamos en el mainstream, en lo más comercial. Eso rebotó en todo el mundo y cambió la percepción de nuestro trabajo, inclusive en países europeos, donde no habían tomado en cuenta nuestra música. Esto es un negocio”, añadió.