Playas purificadas, dos asesinatos y otros milagros
Este sexenio transita en medio de los más asombrosos milagros. Uno, grandísimo, tuvo lugar en Los Pinos y exoneró al titular de Gobernación de cualquier acusación que lo relacione con negocios de su familia y el gobierno. Además le regresó su calidad moral y ética. Otro, conocido el viernes, limpió en dos días las playas del país a fin de garantizar playas purísimas a los vacacionistas que celebran con tanto fervor la Semana Santa. Se trata de toda una revolución científica sobre la mejor forma de eliminar la contaminación hídrica. José Luis Luege, titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), dijo, urbi et orbi, que las condiciones climatológicas que privan en el país acabaron con el peligro que representan las aguas marinas de los principales sitios recreativos del país. Este milagro de purificación es muy significativo, pues hace apenas 10 días el licenciado Luege señalaba que, sin lugar a dudas, tenía informes (públicos además) de la mala la calidad del agua en las playas de Acapulco, las más visitadas por los paseantes. Contra esa afirmación se manifestó el secretario de Salud, José Angel Córdova, quien dijo no tener reporte de playas en dicha ciudad que “pusieran en riesgo la salud de las personas”.
Pero el milagro climático purificador no fue parejo en toda la franja turística nacional. Según el secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, por lo menos cuatro playas: la municipal y El Almacén, en Zihuatanejo; la de Mismaloya, en Vallarta, y la de Payucan II, en Campeche, registran “riesgo sanitario”, ya que tienen un nivel de enterococos muy por arriba del fijado por las autoridades sanitarias. En defensa de las playas discriminadas por el milagro alzó su voz el secretario de Salud de Guerrero, Luis Barrera, al decir que todas las ubicadas en dicha entidad están limpias y aptas para recibir a los turistas. También el comandante de la zona naval de Puerto Vallarta garantizó agua costera limpia, sin peligro para los miles de visitantes.
Mientras los funcionarios se ponen de acuerdo, la Cámara de Diputados asignó mil 200 millones de pesos a un nuevo programa para mejorar la calidad de las aguas en las principales ciudades turísticas del país. Oficialmente se reconoce que no se ha podido terminar con el rezago que existe en dicho renglón en todas las ciudades de la franja costera. El titular de la Conagua calificó el problema de serio porque tanto las aguas de las poblaciones como las de la industria terminaban en el mar sin recibir el saneamiento necesario que, agregamos, ordena la ley. No deben extrañar entonces los reportes sobre la grave contaminación del corredor urbano-industrial de Coatzacoalcos-Minatitlán-Cosoleacaque-Cangrejera, al sur de Veracruz, donde no existen las plantas de tratamiento necesarias. Las que hay funcionan mal o tienen capacidad limitada. Otro tanto sucede en Acapulco, donde desde hace 20 años se emprenden programas para garantizar la calidad óptima de las aguas marinas.
Finalmente, los que creen en milagros aseguran que será necesario uno de gran relevancia para llevar a la cárcel a los autores materiales e intelectuales de la muerte de dos dirigentes sociales:
1. Don Armando Villarreal Martha, líder agrario de Chihuahua que en los últimos 20 años encabezó diversas luchas en pro del uso racional y justo de los recursos naturales, en especial del agua, y en años recientes por la revisión del Tratado de Libre Comercio. Don Armando estuvo preso casi dos años en el sexenio pasado por encabezar a quienes exigen revisar las tarifas eléctricas en el sector agrícola.
2. Don Fernando Mayén Sánchez, abogado que defendía los intereses de la comunidad de San Luis Ayucan, estado de México. Entre otras cosas, contra el proyecto que busca establecer en terrenos de esa comunidad un tiradero a cargo de la empresa Confinam que viola la normatividad sobre la materia.
Ambos luchadores fueron asesinados la semana anterior por pistoleros. No se necesita la intervención celestial para saber qué intereses patrocinaron esos dos crímenes y otros más cobijados por el manto azul de la impunidad.