Usted está aquí: lunes 17 de marzo de 2008 Política Reclusos en huelga de hambre: culpa del gobernador de Chiapas si muere alguno

■ En San Cristóbal de las Casas y en Barcelona, movilizaciones en apoyo a los indígenas

Reclusos en huelga de hambre: culpa del gobernador de Chiapas si muere alguno

■ Esta semana, “presos políticos” de otra penitenciaría podrían sumarse a la protesta

Hermann Bellinghausen (Enviado)

San Cristóbal de las Casas, Chis. 16 de marzo. Los nueve presos de la Voz de los Llanos, miembros de la otra campaña que están en el penal de San Cristóbal de las Casas en huelga de hambre, respondieron hoy al gobierno estatal: “la huelga no es juego. Ya que el gobernador Juan Sabines no se preocupa por resolver los problemas de los presos políticos, si algún compañero muere será culpa suya”. Insisten en demandar “libertad inmediata”.

La Voz de los Llanos cumplió hoy 13 días en huelga de hambre, mientras la Voz del Amate llegó a tres semanas y Zacario Hernández, de Pueblo Creyente, a 34 días en ayuno total. El gobierno estatal ofrece respuesta en 30 días (no dijo si hábiles).

En tanto, crece el apoyo a la protesta, que se ha extendido a tres penales y pronto podrían sumarse “presos políticos” de uno más. Este día, la Otra Jovel efectuó un plantón en el atrio de la catedral en esta ciudad; una mezcla de plataforma informativa, mitin, colecta, recital poético, con un dramático espectáculo sobre el tema, a cargo de los Zapapayasos. También este domingo, en la plaza de San Jaime, en la ciudad de Barcelona, unas 30 personas ayunaron en apoyo a la protesta en Chiapas.

Ante la imposibilidad para la prensa de ingresar a los penales de Chiapas (donde ya son cerca de 40 las personas en huelga de hambre), debido a que las autoridades no lo permiten, las condiciones de la protesta sólo pueden ser descritas interpósita persona. Las cartas de la Voz del Amate han sido la principal fuente directa. Ahora, un colectivo local visitó al catequista Zacario Hernández. Le llevaron frascos de miel. Ya que es lo único que reciben los huelguistas, todo indica que dentro de El Amate ya debe haber una colmena.

El conjunto de ese penal le da aspecto de remoto multifamiliar, con muchos muros y edificios. Los visitantes atraviesan cuatro puestos de revisión antes del patio de la cárcel. Zacario, quien empezó su huelga el 12 de febrero, sólo toma agua y miel. “Se ve flaco, débil, con la mirada lejana e intensa. Alguien que lleva 34 días sin comer por propia voluntad, como postura de lucha, provoca humildad, coraje, miedo, rabia, respeto y esperanza”, describe el colectivo Barko Pirata.

“Están en plantón en el patio, divididos en dos espacios físicos, acompañados por unos ocho guardias que se les quedan mirando. El primer intento de la autoridad para romperlos fue mediante los grupos Lobos, de guardias, entrenados para aplicar presión sicológica a los presos: ‘Ya levántense, ya. ¿No se les antoja una carne asada, pollo con mole? Les damos lo que quieran’, y así todo el día”.

El 11 de marzo el director de El Amate mandó soldar varias rejas, donde están los reos en resistencia, para encerrarlos y aislarlos. “Esa noche hubo un ‘extraño’ apagón de luz en toda la cárcel”. Los indígenas “pensaron” que entrarían los guardias “para golpearlos y llevarlos a donde sea”. Entonces, sucedió algo inesperado: “en poco tiempo muchos presos que estaban en sus celdas empezaron a tirar cosas por las ventanas sobre los guardias”.

Ante la protesta, los guardias se retiraron. Al día siguiente llegó el director para negociar. Lograron que retirara las rejas que él mandó poner. Posteriormente, los demás presos les comunicaron su solidaridad: “lo que sea, cuando sea, ahí avisan”. Para ellos “fue una victoria”. Ahora saben que dentro hay muchos presos y presas dispuestos a defenderlos.

Según el colectivo que conversó con Zacario, él “tenía que parar entre cada frase, respirar, tragar y agarrar fuerza para seguir hablando”. Informaciones de los otros presos señalan que el catequista de Tres Cruces padece “sangrados de mucosas y debilidad extrema”. Por lo demás, la naturaleza de su protesta hace que los huelguistas de El Amate no puedan confeccionar ahora hamacas, morrales, bordados y todo lo que normalmente hacen para tener ingresos económicos.

 
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