■ Creados por autores anónimos constituyen un valioso legado del espíritu revolucionario
Mostrarán en Londres los iconos de la revuelta estudiantil de mayo del 68 en Francia
Londres. La identidad de los artistas que los crearon es uno de los grandes misterios sin resolver en la historia moderna del arte de la protesta, pero el cuerpo de obras producidas por estos diseñadores anónimos sigue siendo uno de los legados más poderosos del espíritu revolucionario de la era en que trabajaron.
Unos 48 carteles fueron producidos en las fábricas y talleres de la turbulenta Francia en el clímax de les evénements que llamaban a estudiantes y trabajadores a levantar barricadas para paralizar al gobierno ultraconservador de Charles de Gaulle con una serie de huelgas y manifestaciones.
A finales de este mes se exhibirán en la galería Hayward, de Londres, como parte de una serie de actividades para marcar el 40 aniversario del levantamiento que abarcó buena parte del mundo en 1968.
La singular colección fue reunida por el escritor y curador Johan Kugelberg, radicado en Nueva York. Entre los trabajos en serigrafía, producidos y colocados de prisa en muros y edificios, se encuentran carteles que llaman a estudiantes a apoyar a los obreros y advierten a los franceses que no sigan como ovejas los dictados reaccionarios del avejentado presidente.
En la cúspide de la revuelta, cuando los estudiantes tomaron la Escuela de Bellas Artes para formar el Taller Popular, los carteles eran descritos por ellos como “armas al servicio de la lucha... parte inseparable de ella”.
Kugelberg se pasó la década pasada conjuntando con grandes trabajos la colección. Cree que en total se produjeron apenas entre 150 y 200 carteles durante unas cuantas semanas de ese año.
“Son en verdad raros –afirmó–. El problema es que no es posible ir por ellos a Sotheby’s o a Christie’s, o buscarlos en eBay. Sólo existen en colecciones privadas, o en mercados de pulgas suburbanos, y sólo se les puede descubrir mediante un minucioso trabajo de detective.”
El levantamiento de 1968 tomó por sorpresa a la clase gobernante francesa. En su mensaje de Año Nuevo de 1967, De Gaulle expresó que los problemas había quedado atrás. “Es imposible creer que hoy Francia pudiera quedar paralizada por una crisis como estuvo en el pasado”, afirmó. Pero la inquietud se gestaba en todo el mundo. En enero de 1968, el líder comunista reformador Alexander Dubcek asumió el poder en Praga, y unas semanas más tarde comenzó la ofensiva de Tet contra las fuerzas estadunidenses en Vietnam. La profunda indignación contra la guerra se esparció más allá de las universidades y ciudades de Estados Unidos, muchas de las cuales ya sentían el impacto del creciente movimiento por los derechos civiles.
En marzo se desató la violencia cuando manifestantes contra la guerra rodearon la embajada estadunidense en Londres. La oposición a la guerra se intensificó en todo el planeta conforme proliferaban los informes sobre atrocidades. Para mayo, París estaba en llamas.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya