Vestuario y escenografía
Dos salas del Palacio de Bellas Artes acogieron la exposición de vestuario y escenografía –coordinada por el escenógrafo Jorge Ballina– en reproducción de lo que fue la presencia mexicana en la Cuadrienal de Praga 2007, en la que los y las vestuaristas Tolita y María Figueroa, Eloise Kazán, Jerildy Bosch, Cordelia Dvórak y Humberto Spíndola obtuvieron en conjunto la medalla de oro por vestuario en teatro y danza (y en ópera, en el caso del vestuario hecho con papel de china para la presentación de Moctezuma de Vivaldi en Alemania por el artista plástico Humberto Spíndola) y el reconocimiento a Alejandro Luna entre otros destacados escenógrafos de todo el mundo. Por teatro, danza y ópera, se hicieron presentes las escenografías y diseños de iluminación de Alejandro Luna, Jorge Ballina, Phillippe Amand, ClaudioValdés Kuri y Sergio Villegas, mientras que los diseños de Mónica Raya se mostraron fuera de concurso por haber sido jurado.
Algunos de los participantes ya han obtenido preseas en otras cuadrienales y eventos varios, pero es la primera vez que podemos acercarnos a la presentación que tuvieron, que resulta muy atractiva por ofrecer muestras del vestuario, maquetas y pequeños videos en donde se aprecia de mejor manera la realización de sus propuestas, casi todas ya conocidas por muchos de nosotros, pero que en conjunto nos demuestran, una vez más, el talento de nuestros diseñadores. Es cierto que no están todos los que son, pero también es verdad que son todos los que están. La mayoría de ellos guardan sus diseños y algún día alguien hará la historia de la escenografía y el vestuario mexicanos en el siglo XX, en que su tarea cobró el rango de creación artística a diferencia de lo meramente artesanal que se hacía antes, sobre todo en lo que se refiere a escenografía, gracias a las aportaciones que en este renglón hizo Julio Prieto, el introductor entre nosotros de muchas técnicas que rebasaban el realismo, aunque también utilizó con gran eficacia, aportando –como dice Alejandro Luna– la idea de lo tridimensional al realismo escénico, como puede ser su inolvidable escenografía para Los signos del Zodiaco de Sergio Magaña en su estreno en el Palacio de Bellas Artes y su dominio de los estilos fue constatado en la gran temporada de los teatros del IMSS:
Los espectadores de mi generación vimos este vuelco, aunque muchos no lo registramos sistemáticamente, desde las escenografías de papel que utilizaban las hermanas Blanch en el teatro Ideal, que se agitaban al menor movimiento de los actores en su teatro a la española, con estrenos semanales que también obligaban a utilizar la concha del apuntador. En la memoria quedan hallazgos escenográficos como los close up de Guillermo Barclay, apenas apuntados para Los últimos de Máximo Gorki, en que una parte de la sala se atisba desde el comedor y luego abarca toda la escena, y sobre todo para El malentendido de Camus, en el que hace sobresalir la escena del cuarto del hijo, acercándola al espectador, sobre el pasillo original del principio. Otros diseños, muchos de ellos debidos a los presentes en la Cuadrienal y otros a escenógrafos como Gabriel Pascal, serían objeto de la hipotética historia de la escenografía. También hay directores que se han acercado a la escenografía con buen éxito, como Juan José Gurrola, José Solé, Germán Castillo o Martín Acosta, aunque los diseñadores que incursionan en la dirección, como Cordelia Dvórak no muestran gran solvencia en su segundo oficio.
En lo que se refiere al vestuario, antes de los artistas diseñadores ya se hacían vestuarios suntuosos y apropiados, como serían los de María Conesa. Cuando se estrenó la primera versión de la ópera Ambrosio de José A. Guzmán, Jesusa Rodríguez rescató verdaderas maravillas de una colección olvidada y semidestruida y entonces se habló de un museo del vestuario escénico. No se logró, lo que es una verdadera lástima, porque en muchos casos los diseños no muestran la variedad de texturas, reales o simuladas, de las telas y aditamentos.